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         "Pierde el control, Harsh"

"Let me photograph you in this light, in case it is the last time that we might be exactly like we were before we realized we were sad of getting old..." La frase ideal para estos capítulos.


16 días antes de que sucediera

Tumbada sobre el pecho de Harsh me encontraba, algo inquieta al mismo tiempo que él dormía plácidamente como un bebé.

Increíble que dadas las circunstancias en las que nos encontrábamos consiguiera tener la misma calidad de sueño que de normal.

Al contrario, yo no, había estado todo el mes a punto de arrancarme los pelos uno a uno al igual que todos, sin embargo, él mantenía la calma como si no nos estuviéramos acercando a la fecha en la que se resumía todo.

Todos habíamos estado dando lo mejor de nosotros durante estos meses para encargarnos de la estrategia, mejorar el plan, asegurar todos los alcances tecnológicos que necesitábamos, tener las mejores armas a nuestra disposición, espiar el enemigo y entrenar como nunca.

A estas alturas mi cuerpo había sangrado tanto de tantas heridas todos estos dos meses que creo que la tolerancia que tenía al dolor era aún mayor que la de antes. Pero como eso me pasaba a mí, esto le pasaba a todos.

Había venido gente de otros lugares del mundo al que este clan alcanzaba a estrechar lazos. La mayoría me daban escalofríos al verlos, eran menos habladores y tenían la mirada siempre fija en Harsh, aunque no les estuviera dando órdenes.

Mientras todos nos encargábamos de lo máximo que podíamos incluso también lideres y socios de cualquier otra parte del mundo, Harsh y su padre parecían no molestarse en dar más que ordenes de entrenamiento y de cualquier cosa, pero no de estrategia ni del plan. Todo el rato evitaban sacar el tema y dejaban que otros lo hicieran por ellos.

Aunque no había vuelto a ver al padre de Dove y Harsh había oído más de él que de habitual, por lo visto eran sus últimas órdenes y se rumoreaba que antes del 4 de julio Harsh estaría al mando.

Harsh y yo habíamos estado juntos, aparentando una enemistad soberbia delante de todos, pero a la hora de puertas cerradas...aquello era otra cosa. Sin embargo, no habíamos tenido tanto tiempo para estar juntos como me hubiera gustado, con ese hecho era con el que me quería convencer de que no estaba ignorando el tema de que se volvería el capo conmigo. Porque por más que lo intentara sacar parecía que leía en mi expresión siempre lo que estaba a punto de decir y me distraía con ...con otras cosas.

Pero la idea de que todo cambiara no paraba de pasar en mi cabeza. ¿Qué pasaría cuando el tomara el mando en todo esto? ¿Cambiaría? ¿Cambiaría yo? ¿Cambiaríamos?

La razón por la que no estábamos juntos en público solo era una razón y era su padre, pero ahora que él iba a ser el que tomara su puesto... ¿cómo es que no parecía que íbamos a cambiarlo?

¿Había otra razón por la que no contarlo a los demás?

Inconscientemente me moví sobre su cuerpo, ambos estábamos semidesnudos él llevaba ropa interior, pero yo tan solo llevaba la parte de abajo, lo único que tapaba un poco nuestra desnudez eran las sábanas.

Oí un gruñido que retumbó por mis oídos. Levanté la vista para ver su mi mirada fija en mí. Noté como sus manos pasaban de estar relajadas a ambos lados de mi cuerpo a subir por mi espalda descubierta.

Acaricié su pecho, también desnudo, en círculos con mis uñas de gel viendo su sonrisa cálida dirigida en mi dirección.

—Odio las mañanas —gruñó en su voz de mañana, más ronca que lo usual.

Caos en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora