Capítulo 10

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Erwin sentía que apenas había tocado la almohada su alarma ya estaba empezando a sonar dictando que lo último de la campaña estaba por hacerse.

Quería maldecir, pero realmente no podía ya que el hecho de que se hubiera desvelado cuando había llegado a casa relativamente temprano no tenía otro culpable que no fuera él por no poder controlar lo incontrolable. Había estado tan entrado en sus recuerdos de lo que habló con Levi que olvidó que debía descansar, aunque solamente durmiera unas cinco o seis horas eran mejor que dormir cuatro o tres como el empresario había hecho.

Realmente patético. Pero era entendible en cierto punto, dicen que cuando alguien te gusta, lo único que haces de forma inesperada es pensar día sí y día también en esa persona. ¿Qué tan cierto era esto?, bueno, Smith estaba enamorado de pies a cabeza, ya no había duda de eso y por eso confirmaba que esto era cierto, aunque no pudiera admitir en voz alta que le daba un poco de miedo querer. ¿Era esto normal? Querer a alguien es tan magnifico que da miedo de solo pensarlo, sin embargo las personas se inclinan hacia adelante porque se sienten atraídos. El amar es tan extraño que asusta, por eso muchas personas después de avanzar dos pasos retroceden milla y media. Al menos este ya no era el caso del caballero, ya no más.

Sentado en su cama, observando sus pantuflas como si fueran enemigos mortales, decidió no acobardarse más e ir directo al punto. Después del comercial claro está.

Oh, querido bartender, por su parte se espera que pueda decir claramente lo que busca como este empresario.

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En la empresa, donde todo estaba patas arriba pues el cliente mismo había venido en persona y ahora no con un representante para revisar esta última cosa, después de desaparecer durante unos meses y dejar todo a gestión de la empresa, bebía un café algo cargado traído por el secretario Moblit, quien solamente veía a este hombre como alguien completamente extraño y que por alguna razón tenía parecido con el bartender que le gusta a su jefe. No quería indagar más en eso así que dejó que su directora creativa se ocupara de todo junto con Erwin.

Dentro de esa sala de juntas en donde se pegaron varios carteles de campañas exitosas y en la que estaban tres personas en silencio, el ambiente era tenso. Este cliente ostentoso realmente estaba haciendo de todo un poco.

- Así que, esto es lo último que se debe hacer – comentó el cliente con su mirada fija en los documentos para el rodaje del anuncio que se iba a hacer en un lindo restaurante elegido de forma exclusiva por Hanji junto a su equipo.

- Correcto señor – la voz de Erwin era apacible, esperando el visto bueno del cliente.

Obtuvo todo lo contrario.

-No me gusta – dijo con una mirada seria y una voz dominante que tomó por sorpresa al jefe y a la directora creativa ¿no le gustaba? ¡¿Cómo no podía gustarle cuando había pedido lo mejor de lo mejor y no se había quejado sobre la sesión de fotos?!

¡Esto debía ser una broma espantosa!

- ¿Disculpe? – soltó Hanji confundida, el representante de este tipo había dicho todo lo contrario cuando miró la campaña. Dijo que era perfecta y que no era necesario cambiar nada, todos lo creían así -¿Qué es lo que no le gusta? – preguntó de forma nerviosa

- El lugar... realmente no me gusta ¿quién dio el visto bueno a esto? – estaba hablando en serio, ni una pizca de broma en su voz. Sus ojos apagados y con una cara de decepción que mortificaba a más no poder – esto no es la esencia de mi vino – continuó con esa misma cara de decepción aún más pronunciada que antes – si esto es todo lo que tenía que ver, prefiero retirarme – dicho esto. El cliente se levantó de su silla tomando su sombrero listo para salir

Exotic | EruriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora