Capítulo 23

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Otro mensaje que llegó al azabache fue de un número que olvidó por completo bloquear; vaya, parece que su faceta de luna de miel se lo estaba comiendo vivo: "Aprovechando que no me has bloqueado te paso la fantástica lista otoñal con opciones de regalos para Erwin." Uh, maldito fanfarrón. Dentro de esa maravillosa y benevolente lista, hay una línea curiosa, "A Erwin no le gustan las galletas de vainilla. ¡Quedan prohibidas en su totalidad."!

El azabache se pegó a su teléfono bruscamente para ver mejor. — ¡¿Qué mierda?! — exclamó. Con un poco de violencia responde: "¿Cómo que no le gustan las galletas de vainilla? ¡No estoy para bromas de mierda, Mike!" e inmediatamente siguieron la conversación, "Primero que nada, buenas tardes, ¿no? ¡¿Tengo aún razones para bromear?! Oye Levi, tampoco soy tan rencoroso e infantil. ¡Si no me crees, pregúntale tú mismo!... Espera, espera, si estás dudando es porque ¡¿te dijo que le gustaban?!"

Y ya no respondió. Pero, se quedó con una incertidumbre. ¡Ese hombre va a matarlo algún día!

— Esa cuatro ojos debe saber... — la velocidad con la que escribió ese mensaje horrendo es comparable con la de su examen.

Piedad para ese teléfono.

Desafortunadamente, para él, la castaña respondió: "¡No, no, no, no! ¡ABSOLUTAMENTE, NO TE ATREVAS A DARLE GALLETAS DE VAINILLA! ¡LAS ODIA CON SU ALMA!"

¿Cómo se llamaba esa canción que habla sobre ser un payaso?

¡Bueno, bueno, basta de cháchara! ¡Este bartender tiene la misión importantísima de buscar el regalo perfecto, y es hora de trabajar!

Tiene dos semanas para ello, por lo tanto, ¡la cuenta regresiva comienza: AHORA!

.

Tal vez, este secretario tendría menos problemas si dijera lo que siente. Pero no, el "pobrecito" está ahí, sentado como pasmarote, esperando a quién sabe qué.

— A veces me desesperas mucho, Moblit. — comenta Nifa, con el entrecejo relajado, pero un manto sombrío en sus ojos.

— Ya hice el ridículo ayer... ¿Qué puedo hacer? Solo sentarme a ver como mi dignidad abandona todo mi cuerpo.

— Objetivamente hablando, ¿qué podías hacer?, y, de hecho, solamente le diste tu suéter a la jefa, no hay mayor ciencia. Lo que estás haciendo ahora, sí es ridículo.

— Resbalar estúpidamente, como esos dramas de TV y derramar mi té es hacer el ridículo.

— Ah, ¿para qué gastar mi saliva contigo, si no entiendes?... Hablando de la jefa, ¿no crees que ya se demoró demasiado? Digo, a veces llega tarde, pero no tan tarde.

— Tienes razón, ya son nueve y media...

Como si de una invocación se tratara, su jefa apareció caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos del pantalón y con sus pulgares de fuera. Sus labios hacen una larga curva y sus ojos brillan. Casi parece que se va a poner a bailar ahí mismo.

— ¡Buenos días estrellitas, la tierra les dice hola! — exclama felizmente.

Moblit no puede apartar su mirada de ella.

— Se ve espectacular, jefa. Hace lucir a ese suéter muy bien. — dice Nifa, bebiendo de su café, mientras que en la mirada dedicada a Moblit le alza una ceja y sonríe pícaramente.

— ¡Gracias Nifa! ¡También te ves espectacular hoy! — añadió y se fue.

— Creo que te quedaste sin un suéter, Moblit. No creo que te moleste...

Exotic | EruriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora