Capítulo 22

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Levi procedió a preparar su desayuno después de haber cumplido con sacar a pasear a sus mascotas. Algo se sumó a su rutina: recibir los buenos días por parte de su novio.

Sus nervios se dispararon cuando recibió el horario para aplicar su examen.

Esperó tanto y ahora todo se materializa lentamente; si se contaban las veces que quiso presentar el examen, pero al final desertaba, no pasaría de una mano. Sin embargo, de la espera no había nada negativo, por el contrario, pudo hacer muchas cosas antes de aplicar a la universidad y cada una le dio algo diferente. En su mayoría, gozo. El ejemplo más claro es aquel bar que abrió junto a sus hermanos.

No obstante, a pesar de ser su sueño y anhelo, la inquietud se lo comía. En absoluto dudaba de sus capacidades, pero ya saben cómo es esto. Cualquier aspirante a algo casi muere antes de poder siquiera aplicar para ello.

Desayunó con toda la calma posible; disfrutó de su té y demás.

Qué rápido pasa el tiempo. El examen sería en dos días.

.

Pensar en su novio mientras mira al techo quizá sea un nuevo hábito.

Erwin se encuentra recargado en su silla, con el entrecejo fruncido y las manos entrelazadas a la altura del estómago.

"Levi no está bien", "Levi no está bien", "Levi no está bien", "Levi no está bien"... ese pensamiento se repite uno detrás de otro.

Sin previo aviso, la directora creativa entró. ¿Qué fue lo que encontró? A su presidente ausente mentalmente. Perdido, muy lejos, sobre escuchando ideas que después terminaban botadas.

- ¡Tierra llamando a Erwin! - exclamó azotando una carpeta en el escritorio.

Del susto, Erwin por poco cae de su silla. Y como pudo, se aferró con las uñas a su escritorio.

- ¡Por todos los cielos, Hanji! ¡Casi me matas! - recobrando la compostura, Smith se arregló los puños de su camisa, mientras miraba con una mueca a su compañera.

- Lo siento, lo siento... prometo que será la última vez. - levanta la palma de su mano izquierda, mientras que la derecha va directo a su corazón.

La mueca de Erwin se hace más grande: - Eso dijiste hace una semana. No quieras mentirme de nuevo.

- Nunca especifiqué tiempo, ¿o sí? - se burló antes de poner sus labios rectos nuevamente. - Como sea, obviando que "casi te mato", no te ves bien, ¿sucede algo? ¿Necesitas una reunión de emergencia? - la directora toma asiento frente a su presidente.

- Posiblemente. Pero, ¿sabes cómo ayudar a tu novio cuando está nervioso?

- No sé, no tengo...

- Bueno, en el hipotético caso de que tuvieras pareja, ¿cómo lo ayudas cuando está inquieto por algo?

- Hmmm. - piensa profundamente antes de responderle. - No tengo idea... - Recibió otra mirada de su amigo - ¡No veas así, que no es mi culpa, no tener novio para reflexionar en eso!

- No tienes novio porque no quieres. ¡No he olvidado que te gusta Moblit!

- ¡Erwin Smith! - le grita alterada - ¡Cállate!

El rubio se cruzó de brazos y volteó su cabeza, ofendido. - Mínimo, niégalo, un rato.

- ¿Y qué caso tiene negarlo si ya lo gritaste? ¡Ahora media oficina debe saberlo! - derrotada, acuesta su cabeza en el escritorio.

- Tal vez de esa forma tengas novio más rápido y puedas ayudarme.

- ¡No me vengas con eso, Erwin!... ¿por qué eso me ayudaría, ah? ¡No me siento bien cuando gritas algo tan privado como eso!

Exotic | EruriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora