Entre todos los colores

Otro día de la semana

Issy se mueve velozmente directo a sus siguiente clase, Aritmancia. De sus cinco amigas, ella es a la que más materias optativas se ha inscrito, incluso más que Helena y Idony ¡Y ellas son de Ravenclaw! Y es que, aunque ella no lo aceptaría ni muerta, es secretamente muy buena estudiante. 

Entra al aula justo a tiempo. Busca rápidamente con la mirada a su amiga Liv, y cuando la localiza, le sonríe ampliamente y se sienta a su lado. 

—¿Corriendo de nuevo? —pregunta la Hufflepuff.

—Nah, siempre llego a tiempo —le resta importancia la menor de los Potter. 

Dejan que la clase comience, y cuando la ligeramente hiperactiva Gryffindor se aburre, le llama la atención a su amiga.

—Oye, Liv —le susurra emocionada— A que no adivinas a que apostamos con mi hermano y los chicos. 

La aludida le dirige una mirada, analizando la expresión de la pelinegra, la cual refleja toda la travesura que está planeando desde la discusión en el Gran Comedor de esa mañana. 

—¿Ahora en que nos metiste? —se muerde el labio en un gesto nervioso, pero la curiosidad le pudo. 

—¡Una batalla de bromas! —exclama Issy en un susurro, evitando interrumpir la clase.

Le explica los términos acordados, acompañados de graciosos, aunque incomprensibles, gestos de manos. Liv no puede evitar disfrutar la emoción de su amiga, así que decide ignorar que esto es potencialmente una mala idea. 

Después de aquella clase Issy se dirige a Adivinación, no sin antes indicarle a Liv que en Cuidado de Criaturas Mágicas le informe a Idony de la apuesta. 

Cuando sube por la trampilla para acceder al aula, se da cuenta de que ha llegado ligeramente temprano pues no hay casi nadie. Se sienta en el lugar de siempre a esperar a que sus amigas lleguen. 

Le fascina esta clase, a su parecer es muy sencilla, lo único que suele hacer es presagiar su muerte o la de alguna de sus compañeros. en tan poco tiempo, esta conducta le ha ganado la admiración de su profesora, a pesar de que todo el mundo sabe que es una enorme farsa. Como quiera, ella se divierte. 

Cuando Helena, Maya y Calipso llegan poco a poco y se sientan con ella, se turna con la mexicana para contarles lo que tan emocionada la traía. 

—¡Ja! —Cal deja escapar una risotada— Sin duda van a caer. 

Helena por otra parte, no se mostraba tan segura como la de ojos grises, alzo una ceja, algo escéptica. 

—¿Y qué se supone que haremos como primera broma?

Una sonrisa malvada se asoma por el rostro de Issy. Aún no tiene todos los detalles, pero sabe que va a ser épico. Los chicos lamentarán haberse metido con ellas.