¿Una mala broma?

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Remus camina por los pasillos de Hogwarts en busca de su hermana. Tiene ambas manos en los bolsillos, y en uno de ellos se esconde uno de sus mejores amigos en forma de animago. 

James finalmente los había convencido, sus hermanitas necesitan una lección. El prefecto acaricia la cabeza de Peter con un dedo mientras piensa en la última vez que le jugó una broma a Idonny. Y mientras más piensa, más se da cuenta que pasa muy poco tiempo con ella, es decir, si, se ven ocasionalmente en la escuela y pasan las vacaciones juntos... pero realmente no son solo ellos, siempre están las amigas de la Ravenclaw o los Merodeadores cerca. Nunca han tenido algo parecido a lo que tienen Calipso y Sirius.

El castaño entra al Gran Comedor y la ve justo ahí, en la mesa de Ravenclaw junto a Lena. Parecen estar revisando una tarea de astronomía cuando el licántropo se sienta junto a su hermana.

—¿Rems? —pregunta esta a modo de saludo.

—Queremos la revancha del partido de quidditch —reclama Lena. Aparentemente es un tema que le ha molestado desde entonces. 

Eso hace reír al chico.

—Eso habrá que verlo con Flitwick y McGonagall. 

—¿Sucede algo, Remus? —pregunta Idonny analizando a su hermano, seguramente preguntándose el motivo de su presencia.

—Si, bueno, tenemos esta broma para Severus. Consiste en convencer a Pevees para que lo persiga lanzándole jabón. Los chicos me mandaron a pedirles ayuda ya que necesitamos más material del que nosotros podemos reunir... 

Mientras el Griffyndor improvisa, desliza discretamente a Peter en la mochila de la castaña. 

La menor de los Lupin detesta con toda su alma a las ratas. Una vez una se metió en la habitación que comparte con Remus, y se puso bastante mal. Cada vez que ve un roedor intenta mantener su distancia, o si la situación se pone muy mal, comienza a llorar. En el fondo, Remus espera que no llegue hasta ese punto.

Les termina de explicar a las chicas una razón un tanto ridícula del porque necesitan una cantidad exagerada de jabones antes de despedirse. 

Al salir del Gran Comedor va a buscar a James a la torre de Gryffindor. Hasta aquí había llegado su parte del plan, ahora solo quedaba esperar a que llegara el turno de Sirius y Peter.

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Calipso caminaba por los pasillos junto con su prima Narcisa. Esta le habla de algo que le dijo su novio Lucius sobre los giratiempos. La menor escuchaba atenta hasta que algo al final del pasillo la paralizó. 

Se detuvo en seco. Ahí, entre las sombras del tercer piso se encontraba un enorme perro negro. 

Ella sabe lo que significa, y después de todo lo que le ha pasado recientemente, en el fondo no le sorprende. El Grim viene tras ella.

Recuerdos de la semana anterior cruzan su mente. Estuvo al borde de la muerte varias veces y nada le indica que no caiga por completo en ella en cualquier momento.

La chica empalidece y mira a la sombra con temor. Su prima parece notar esto, así que también se detiene.

—¿Qué pasa?

Cal abre la boca para contestar, pero ningún sonido sale de ella. Su voz se a quedado atorada. Esto la hace entrar aún más en pánico. Cierra la boca y niega con la cabeza. Se limita a retomar el camino junto a su prima.

Después de un rato, mientras caminaban cerca de la torre de astronomía, escuchan un grito, uno de una voz que Calipso conoce bien. 

—Cissy —logra murmurar—. Tengo que irme. Nos vemos luego. 

Entre todos los coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora