Capítulo 37

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Dónde hubo fuego, cenizas quedan...
Cameron

_Mónica...

_Hola Cameron, cuánto tiempo- Se acercó a mi con su sonrisa reluciente, tal como la que recordaba

Si. Ya ha pasado mucho tiempo - dije con una sonrisa fingida.

_Vaya, los años te han favorecido. Estas mas sexy de lo que te recordaba – Al parecer su descaro no había cambiado durante los años.

No le contesté. Pero en realidad, ella seguía igual o mas bella de lo que recordaba. Su rubio pelo caía por su espalda, su ojos azules, sus labios en forma de corazón maquillados por un labial rojo y con ese vestido negro, extremadamente corto, mostrando sus largas y bronceadas piernas. Los recuerdos de aquellas noches en las que mis labios viajaban por sus piernas, cuando sus labios recorrían mi cuerpo hasta llegar a mi miembro y las caricias que nos regalamos por tantos años, hicieron que mis piernas se debilitara y mis pantalones comenzaran a molestarme.  

_ Cuéntame ¿Qué haces en el Caribe? Me entere que eres un gran empresario en Nueva York – Se sentó al lado de mi. 

_Si, ahora soy dueño de una constructora y estamos construyendo un hotel aquí

_Escuche hablar de ella. La gran constructora Williams, una de las mejores constructoras de todo Nueva York

_ Y tu, ¿Qué haces aquí? – Intenté cambiar de tema.

_Bueno, ahora soy modelo. Además Simón es uno de los inversionistas del nuevo hotel. Así que lo estoy acompañando- dijo cruzando sus piernas.

_ No tenia idea que tu hermano fuera socio - dije recargándome en el respaldo de la silla.

_Pues si, lo es. Pero no ha estado en ninguna junta ya que trabaja demasiado y no ha podido participar en ninguna, pero esta al corriente de todo, ya sabes como es Simón muy controlador y demasiado adicto a su trabajo. Pero no hablemos de el. Cuéntame, ¿Tienes alguna novia?- preguntó poniendo su mano mi rodilla. La comenzó a subir hasta mi entrepierna. Me levante sobresaltado y me aleje de ella.

_ Eso no es de tu incumbencia y te pido que te comportes, estamos en un lugar publico - dije retomando mi modo serio y frió.

_No recuerdo que los lugares públicos nos impidieran hacer cosas indecentes. ¿No recuerdas cuando lo hacíamos en el baño? Dios, esos fueron los mejores orgasmos que he tenido – Se volvió a acercar a mi, poniendo su mano en mi nuca, acariciándola sensualmente. - ¿No quieres ponerte al corriente por todos los años que hemos perdido? - susurro en mi oído

Con un brusco movimiento, tomé su mano y la aleje de mi. Tome su muñeca con fuerza y le hable enojado.

_Escucha bien Mónica. Ya no soy un joven ingenuo ¿De acuerdo? Lo nuestro acabo hace mucho -

_Tranquilo mi amor, ¿Nunca has escuchado lo que dicen por ahí? - se zafo de mi agarre – Dónde hubo fuego, cenizas quedan – Sin mas, se alejo de ahí.

Me quedé viendo por donde se acababa de ir. ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué tenia que regresar en este momento a mi vida?

Aclare mis ideas y decidí descansar un rato. Este día había sido demasiado para mi. Además quería ver a Abby, estar con ella. Pero para colmo, tenia que prepararme para la cena de esta noche, la noche de presentación del hotel.

Levante mis cosas y me apresure a ir a la habitación.

Cuando llegue a ella, la abrí con la llave que me dieron en la recepción. Entre y me quede embelesado por la imagen que tenia frente a mis ojos.

Abby se encontraba abrazada a Oliver, mientras ambos estaban acostados y completamente dormidos. Sonreí inconsciente.

Me quite el saco y la corbata. Abrí los primeros tres botones de la camisa, me quite los zapatos y remangando las mangas, vi la hora. Apenas eran las cinco de la tarde, todavía teníamos muchas horas antes que empezara la cena. Seguramente Abby ya había comido y yo no tenia hambre. Puse la alarma en mi celular, para que me diera tiempo de arreglarme. Cerré las cortinas para evitar que el sol nos pegara en la cara y me acosté en el costado contrario de la cama. Me quede viendo el techo con mi brazos flexionados detrás de mi cabeza.

Voltee a ver a mi lado derecho y me encontré con el rostro de Oliver y con el de Abby tranquilos. Contemple el rostro de ambos y me di cuenta cómo había cambiado mi vida desde la llegada de ellos a mi vida. Ellos habían ido derribando la coraza que llevaba desde hace mucho tiempo.

Desde que ellos llegaron, volví a sonreír, a sentir celos, a reír, a disfrutar cada momento del día. De alguna manera u otra, volví a vivir y eso se lo debía a ellos.

Sonreí al ver la fina linea de baba que salía de la boca de Oliver. En ese momento me di cuenta que me había enamorado de Oliver, tanto como lo hacia con Abby. El era mi chaparro, mi campeón, ese niño se había ganado mi corazón y por nada del mundo dejaría que esto se acabara.

Sin pensarlo dos veces, me voltee y abrazando la cintura de Abby y Oliver entre nosotros, me quede profundamente dormido.

Oliver © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora