Capítulo 7

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Cena familiar

Cameron

Luego de unas largas horas de trabajo, al fin acabo de firmar unos papeles y estoy listo para irme a mi casa.

Hoy fue un buen día, estoy por firmar el contrato para construir un hotel de 5 estrellas en el Caribe, había conseguido una secretaria y en serio esperaba que no fuera una niña mimada como todas las anteriores.  Aunque se veía muy trabajadora y responsable.

Suspiré y sonreí al recordar nuestro encuentro tan inusual. Debo confesar qué de no haber sido por el momento, ni el lugar, me hubiera reído mucho de su comportamiento tan descarado e inusual. Atreverse a hacer ese espectáculo en un corporativo como el mío es de gente o muy valiente o muy ingenua.

Solté una leve risa hasta que la voz de mi hermano me distrajo, cuando entro a mi oficina sin avisar.

-Hola hermano. -

-James ¿Qué necesitas? –

- Vaya hermanito, ¿lo gruñón nunca se te quita?-  Se sentó en una silla frente a mi y al ver que no iba a contestar siguió hablando. - Vine para decirte que mi mamá me llamo para invitarte a cenar a la casa.

-No creo poder –

-Vamos hermano, es una cena – intento animarme.

-Está bien, pero si mi mamá empieza con sus reclamos y sermones me voy –

-No te preocupes, mi mamá se va a comportar –

-Espérame, tengo que mandar un correo y nos vamos – dije mientras tecleaba en la computadora.

-Claro, te espero en el lobby – Respondió y salió.

Acabe de redactar un par de correos y tomando mi saco, salí de la oficina.

Una vez llegue al lobby, me encontré con James coqueteando con la recepcionista. Solo puse los ojos en blanco y seguí caminando sin decir nada, estaba demasiado cansado para discutir con él por ser tan mujeriego.

-Hermano, ¿por qué no me dijiste que ya habías terminado? – Pregunto caminado a mi lado.

-No quería cortarte el rollo con la señorita Brooks –

-Oh ¿hablas de Carla?, Es sexy pero ya me tiene cansado siempre esta como una goma pegada a mí – Contesto con fastidio.

-No parecía molestarte –

-Bueno, tiene sus encantos y me estaba haciendo una invitación muy tentadora –

-Sabes que no me importa con quienes tengas sexo, pero lo que si te advierto, es que no quiero que me renuncie porque no te encontró a su lado la mañana después de haber tenido sexo salvaje –

-De acuerdo hermano, no va a pasar nada – Levantó las manos en forma de rendición al ver mi seriedad.

-Bien, ahora ya vámonos que mis papás nos esperan en la casa –

Luego de que James se subiera en el asiento del copiloto comencé a conducir rumbo a casa de mis padres.

Luego de veinte minutos conduciendo, llegamos a la mansión en la que vivían mis papás, una vez que entramos por las rejas y pasar a los de seguridad aparque el coche y me baje.

Me acomodé el saco y me dirigí junto a James a la puerta principal.

Tocamos y en menos de medio minuto la ama de llaves, Emma una señora de 64 años nos abrió la puerta con una sonrisa radiante.

-Buenas noches jóvenes Williams, sus padres los esperan en el comedor – Nos dijo amablemente mientras se recorría para que pudiéramos pasar.

-Gracias Emma, pero cuantas veces te he dicho que me llames Cameron –

-Y a mi James, Emma. Nos conoces desde que somos bebes –

-Disculpen es solo que no me acostumbro, se me hace difícil –

-No te preocupes Emma, pero por favor dinos por nuestros nombres –

-De acuerdo –

-Bueno vamos con nuestros papás porque me muero de hambre – Dijo James tocándose el estómago mientras hacía cara de dolor exagerando las cosas.

Empezamos a caminar hacia el comedor.

-¡Mamá! –

El grito de mi hermano se escuchó por toda la casa.

-¡Hijos! Que gusto verlos –

Mi mamá era una persona muy cariñosa y modesta, se llama Emilia y es de las personas más caritativa y cariñosas que he conocido al igual que mi papá Manuel.

Ellos se conocieron en la universidad, mientras mi papá trabajaba de mecánico y mi mamá en una cafetería como mesera, mis abuelos nunca fueron ricos de ninguna parte de mi familia. A pesar de vivir en esta mansión, son muy modestos y así nos enseñaron a James y a mí.

Al principio no teníamos tantos lujos, a pesar de tener dinero, sin embargo nos dimos cuenta que en el mundo de los negocios, las personas son muy discriminatorias y si no eres y demuestras ser de su clase social, no se relacionan contigo y eso no era bueno para el negocio de mis padres.

Mis papás obtuvieron su fortuna desde cero creando su propia compañía de joyería y ellos fueron los que me inspiraron a crear mi constructora, además de todo el apoyo que me dieron, a ellos les debo todo y siempre les estaría agradecido.

-Hola mamá – Dije abrazándola cuando estuve a su lado.

-Hola cariño, me alegra mucho que si hayas venido a cenar con nosotros. Hace mucho no te veía y ya te extrañaba –

-Yo también te he echado de menos mamá, pero estoy con un gran proyecto que me consume casi todo mi tiempo –

-No te preocupes mi vida, te entiendo.-

-Hijo, me alegra que hayas venido –

Escuche a mi papá detrás de mi.

-Hola papá.-

Nos abrazamos y en ese momento sonó la campana indicando que ya era la hora de la cena, todos nos dirigimos hacia el comedor y nos sirvieron la cena.

La plática era agradable, en algunos momentos eran sobre política, negocios o de cualquier tema sin importancia. Todo iba bien, hasta que mi mamá saco al tema por el que hace mucho no los visitaba.

-Cameron hijo, ¿has encontrado a alguna mujer que te agrade? –

-Mamá, por favor no empieces – Respondí apretando la mandíbula.

-Solo quiero saber si tienes novia – Dijo encogiéndose de hombros.

-Emilia –Escuche la voz de mi papá en tono de advertencia.

-No me veas con esa mirada Manuel, es normal que le pregunte sobre su vida amorosa –

-No mamá, no he encontrado a nadie y la verdad no me interesa – Respondí frustrado.

-Es que... – Contesto mi mamá , pero la interrumpí.

- ¿Sabes qué? ¡Me voy! Creí que podríamos pasar una cena en armonía, pero ya me di cuenta que no, dale gracias a Emma por la cena y luego hablamos, estoy demasiado cansado para aguantar tus sermones.–

Y sin más salí de la casa y me fui.

Desde que rompí con mi ex novia, Mónica, mi mamá no dejaba de preguntarme si salía con alguien. A pesar de haber pasado algunos años desde mi rompimiento, todavía no estaba listo para estar en una relación. 

Y temía que nunca lo volviera a estar...

Oliver © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora