Capítulo 8

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Primer día de trabajo 1/3

Abby

Hoy sería mi primer día en la constructora y estaba muy nerviosa, no quería echarlo a perder. Así que me desperté a las seis de la mañana a pesar de entrar a las nueve. Quería estar lista.

Me duche y me cambie, me agarre el pelo en una coleta alta dejando mi pelo caer por mi espalda y mis rizos de las puntas llegarme hasta la mitad de la espalda. Me maquillé muy ligero y estuve lista.

Hice el desayuno para Oli y para mí, lo desperté para que se arreglara, lo había inscrito en una guardería para estar tranquila mientras estaba en la oficina. Sería muy poco profesional de mi parte llevarlo todos los días.

-Oliver por favor come tu desayuno, ya vamos tarde – Dije mientras tenía la cuchara en la mano, tratando de darle de comer.

-No quiedo – Respondió haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

-Por favor Oliver, ya vamos tarde – Conteste al ver el reloj que indicaba que eran las 8:00am y todavía tenía que llevarlo a la guardería.

-No quiedo ir – Respondió mientras le temblaba el labio indicando que iba a llorar.

-Por favor cariño, ya hablamos de esto. Tienes que ir porque no te puedo llevar a mi trabajo, pero cuando te recoja te voy a llevar por un chocolate de los que tanto te gustan –

-¡Si! Chocolate – Respondió con una sonrisa.

-Bien, ahora a comer, para que nos podamos ir –

Oliver asintió y empezó a comer.

Luego de que acabara su desayuno y yo mi café, junto con mi tostada nos fuimos.

_Tengo que ir al supermercado – Pensé.

Oliver se subió al coche en la parte de atrás, sentándose en la silla para niños y nos dirigimos a la guardería.

Luego de manejar por treinta minutos gracias al tráfico, llegue a la guardería.

Me baje del coche con Oliver en un brazo y su lonchera de Popeye el marino y lo dejé junto a la maestra de la entrada.

- Cariño voy a venir por ti en unas horas ¿ de acuerdo? – Le pregunte hincándome para estar a su altura.

-Está bien – Respondió viendo a todos los niños llegar.

<<Se la va a pasar bien>> – pensé

-Bueno, adiós Oliver - Conteste y le di un beso en la mejilla.

-Adiós mami – Respondió y me abrazo para luego darme un beso en la mejilla e irse corriendo con su lonchera en la mano.

- ¿No es muy joven para ser mamá de un niño de tres años? – Me pregunto la maestra, con voz chillona.

-No es mi hijo, es mi sobrino – Respondí poniéndome de pie.

-Oh lo lamento, como te dijo mamá yo creí – Contesto, pero la interrumpí.

-No se preocupe y si soy joven para ser mamá, pero a Oliver lo quiero como a un hijo y está a mi cargo, así que le agradecería que no se metiera en asuntos que no le conciernen – Respondí molesta y me fui dejándola sin permitir que dijera otra cosa más.

Ya era tarde, me había tardado más tiempo de lo que esperaba en la guardería. Vi el reloj que indicaban que eran las ocho con cuarenta y cinco minutos.

Faltaban quince minutos para mi hora de entrada y me faltaban todavía nueve cuadras para llegar a la constructora. Con rapidez me metí en el coche y empecé a conducir.

Luego de veinte minutos llegue a la constructora, estaba cinco minutos retrasada en mi primer día y eso no me traería nada bueno. Taylor me había dicho que el señor Williams es muy exigente, al igual que serio. Solo podía esperar que no se diera cuenta, sabía que no le agradaría nada que llegara tarde al primer día de trabajo.

Cuando entre, salude al portero y a la recepcionista, subí al elevador, pulse el número veintiuno y el elevador empezó a subir, sonó la campana indicando que ya había llegado a mi piso.

Cuando las puertas se abrieron, salí corriendo sin importarme la mirada envenenada de la recepcionista.

Me acerqué a mi lugar de trabajo cuando choque contra algo o más bien, contra alguien.

Sentí algo caliente escurrirse por mi blusa, mire hacia abajo y me di cuenta de la enorme mancha café que pintaba la blusa.

-Lo lamento tanto, no me di cuenta – Dije agarrando una servilleta de mi bolso y empezando a tratar de limpiar a la persona con la cual acababa de chocar.

No podría estar más nerviosas que en estos momentos, mis manos temblaban mientras que de mis labios salían pequeños susurros intentando disculparme.

Pase repetidas veces la servilleta en el cuerpo del hombre con el que había chocado y digo hombre, porque mientras limpiaba, podía sentir bajo mis dedos el torso duro y marcado del desconocido.

-Señorita Blair, yo puedo limpiarme solo –

Escuche de repente. Mi cuerpo se congelo y levante la mirada viendo al hombre frente a mi.

-Lo lamento tanto señor Williams, no me di cuenta que estaba frente a mi. Le choque sin querer, en verdad. No fue mi intención. Tenía prisa porque llegue cinco minutos tarde. Lo lamento, tuve que llevar a Oliver a la guardería, empezó a llorar porque no quería ir a la guardería y yo le dije: mi amor, tienes que ir porque no te puedo llevar a mi trabajo, él se cruzó de brazos – Dije cruzándome de brazos y haciendo un puchero para imitar como lo había hecho Oliver en la mañana – y me dijo: no quiero ir y se puso a llorar, así que me tarde mucho en calmarlo, hasta que le dije que le iba a comprar un chocolate extra ultra mega grande - dije exagerando – logré dejarlo en la guardería y cuando estaba en camino había mucho tráfico, entonces llegue y corrí hacia el elevador aunque casi me caigo... Pero llegue, me subí al elevador y pulse el botón veintiuno, el elevador empezó a subir, cuando llego salí corriendo y choque con usted... - dije demasiado rápido mientras movía mis manos. Estaba muy nerviosa y cuando estaba nerviosa no podía dejar de hablar.

-Señorita Blair, deje de hablar – Dijo Cameron haciéndome callar de golpe y sonrojarme.

-Perdón, es que hablo mucho cuando me pongo nerviosa –

-Ya me di cuenta – Respondió él con su labio curvado hacia la derecha – Voy a cambiarme a mi oficina, por favor pase a relaciones públicas, para acabar de firmar su contrato.

Yo asentí y él se alejó de ahí entrando a su oficina. Me di la vuelta y sentí la mirada de todos sobre mi.

Cerré los ojos e intenté tranquilizarme. Me dirigí al baño y una vez ahí mis lagrimas se escaparon de mis ojos. Había pasado la peor vergüenza de mi vida en mi primer día de trabajo, con mi jefe. Intenté sacar la mancha de cafe de mi blusa, pero al darme cuenta que era una misión imposible, me di por vencida.

Una vez lista, me dirigí de nuevo al elevador, sin hacerle caso a la sonrisa de superioridad de la tonta de la recepcionista.

Cuando entre al elevador me estrelle la mano en la frente y suspire.

<<Este en definitiva es el peor comienzo para empezar un trabajo>> – Pensé.

Oliver © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora