Capítulo 5

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Perras en la oficina
Abby

Con Oliver en mis brazos, entré a la cafetería donde me encontraría con Taylor. Me había hablado de una oferta de trabajo en una de las mejores constructoras de todo Nueva York.

—Hola —saludé al llegar a su lado.

—Hola, Abby. Hola, gordo -

—Hola, tita Taylor. —Oliver le respondió con su manita.

Me senté y después de pedir un café para mi y un pastel para Oli pude tranquilizar mi respiración.

—Bueno, Taylor ¿de qué trata el trabajo?-

—El trabajo es para secretaria del presidente.-

—Pues no es mal trabajo, mucho mejor que nada —dije soltando un suspiro. Voltee a ver a Oli, mientras el comía su pastel de chocolate y se manchaba toda la carita. Agarré una toalla húmeda y se la limpié.

—¿Y cuándo es la entrevista? —

—Hoy, a las once de la mañana.

—¡¿Qué?! —exclamé—. Taylor, son las diez y media, ¡no voy a llegar!

—Entonces, vete, porque es una buena oferta —aseguró con una mueca.

—¿Te puedo encargar a Oli?

—Perdón, Abby, pero tengo que irme a la boutique y ya sabes como se pone mi jefa...

—Me lo tendré que llevar —suspiré—. Bueno, adiós Taylor y gracias.

—Adiós, Abby... adiós gordito —le dijo a Oli.

—Adiós, tita —dijo él dándole un beso en la mejilla.

Salí de la cafetería y tuve que poner el buscador en mi teléfono para poder ver la mejor ruta y llegar a tiempo a la entrevista.

Cuando llegué pude ver que el edificio era enorme. Tuve que estacionarme unas cuadras después y camine con Oli en mis brazos.

Después de unos minutos pude llegar. Baje a Oli y tome su manita.

Crucé la puerta y saludé al portero, al igual que Oliver. Él nos sonrió y nos devolvió el saludo. En recepción me atendió una señora de unos cuarenta y tantos años. Me dijo que debía dirigirme al piso veintiséis. Le di las gracias y fui hacia el elevador. Entramos y pique el botón veintiuno.

_ Oli, ahorita voy a ir con una persona importante, por favor no sueltes mi mano en ningún momento. - el sólo asintió y esperamos a que las puertas se abrieran.

La campana indicando que habíamos llegado al piso me hicieron dar un pequeño brinco.

<< Tranquila Abby, tranquila, solo es un trabajo. Si no te aceptan en este puedes encontrar otro. No va a ser la primera vez que te rechacen. >> Pensé intentando tranquilizarme.

Me acerqué a una recepcionista que tendría mi edad, demasiado maquillada y con el uniforme demasiado corto.

—Hola, buenas tardes, vengo por el trabajo de secretaria — sonreí, intentando ocultar mi nerviosismo.

Ella se giró y me miró de arriba abajo con asco, poniéndome incómoda.

— Eso lo tienes que ver con recursos humanos, estás en el piso equivocado linda. Además, las entrevistas ya terminaron. —anunció con una voz chillona.

— Pero la cita era a las once. Son las once con diez minutos. —Contesté angustiada.

_Qué quieres que te diga niña. Las entrevistas ya terminaron.-

Oliver © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora