II

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Steve caminó de un lado a otro, mirando desde el balcón del club. No dejaba de vigilar la puerta del sótano, hasta que lo que más temía, sucedió.

—Ah, relájate —escuchó a un muchacho decir—, estará bien.

"Sí", "Bucky es fuerte", "lo estará"... Incontables voces hablaban al mismo tiempo. Todos eran sus amigos, que intentaban tranquilizarlo mientras "atendían" a los clientes.

—¿Estás solo, guapo?

Steve asintió, su cara era todo un poema luego de ver a Zemo seguir a Stark a sus oficinas cerca del balcón. Para su suerte, dejaron sólo a Bucky en la entrada.

—¿Podríamos dar una vuelta, por el bar? Te pediré un trago —dijo Steve, mirándolo como un cachorro desesperado. Necesitaba bajar con Bucky y advertirle.

—No quiero un trago ahora... —murmuró el gran hombre rubio.

Steve solo vestía una camisa casi completamente desabotonada y unos jeans súper ajustados en su entrepierna. Sin miedo a nada, él tipo desabrochó los pantalones de Steve y empezó a estimularlo.

—Yo te quiero a ti —terminó la frase.

A Rogers no le quedó de otra que seguirle el juego, lo besó, mientras notó por el rabillo del ojo como Stark pasaba a un lado de él y el señor Odinson mirándolo con furia, con celos. Fingió un gemido cerca de la boca del otro hombre y acarició su pecho.

—¿Y si vamos a buscar una llave para la zona VIP?

Los pequeños ojos azules del fornido hombre se encendieron. Steve odiaba la zona VIP porque se trataba de correas, palabras clave y satisfacción a costa de mucho de su dolor.

Para él, el trabajo no debería ser doloroso (más de lo que ya era, claro), le gustaba el sexo con ese apuesto rubio, porque solía ser gentil con él y era un tipo limpio, pero en la zona VIP, era otro hombre, no era la primera vez que lo acompañaba.

Las normas del lugar, indicaban que el cliente debía pagar por adelantado, y firmar una fórmula de registro con Happy, dónde se advertía que ciertas conductas estaban prohibidas.

Lo que Odinson no sabía, es que Steve no llegaría a la zona VIP porque desde hace unos meses Tony le tenía prohibido atender clientes allí.

Tal vez, Zemo era bueno y sabía que la atención especial de Stark (por más que sonara encantador) poco a poco le estarían formando una soga en el cuello. Y él prefería como todo el mundo pagar su deuda trabajando por horas que siendo el objeto de la obsesión de alguien tan peligroso como Anthony Stark.

Mientras Odinson discutía la situación con Happy, Steve corrió hacia Bucky.

—¿El barón va a llevarte?

Bucky lo vio con esa mirada helada suya y asintió.

—¡No puede hacerlo! —dijo preocupado.

Aún no entendía por qué, pero Bucky lo defendió de recibir una paliza un par de veces y desde entonces comenzó a apreciarlo. Cada vez que él se negaba a las excentricidades de algún cliente, Bucky estaba ahí y lo protegía, incluso Tony le temía, así que tener a alguien así era un beneficio que no podía perder.

—Estaré bien —dijo Barnes, abotonando la camisa de Steve cuidadosamente. Para él alguien como Steve no merecía estar en ese lugar, tenía un gran corazón. Él lo tomó rápidamente de las manos.

—¡Pero yo no! —dijo desesperado—. Bucky, quédate. ¡O sácame de aquí! Yo estaría contento con cualquier opción, ¡pero no te vayas! Eres el primer amigo real que tengo en este infierno...

𝘿𝙪𝙡𝙘𝙚 𝘼𝙫𝙚𝙧𝙣𝙤 » 𝘽𝙖𝙧𝙤𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora