VII

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—¿Me extrañaste? —dijo Zemo, sentándose a un lado de la cama.

Bucky le sonrió, pero a pesar de eso, no pronunció palabra, y solo le dedicó una enigmática mirada.

Zemo suspiró y dejó la botella de vino a un lado.

—No voy a mentirte: intenté devolverte luego de lo que ocurrió. Pero resulta que no puedo.

—¿Por qué quisiste hacer eso? —dijo Buck, sorprendido—. Yo estoy dispuesto a hacer lo que digas, solo que sentí que estabas siendo muy cruel conmigo.

Al escucharlo Zemo tuvo que admitirse a sí mismo que quien hizo las cosas mal fue él. Desde un principio, la comunicación con su esclavo falló, fue cruel y lo humilló. Ningún buen amo debería causar miedo, sino respeto, y tal vez Tony tenía razón al decirle que debía tomar otros métodos con James.

—Supongo que solo pensar que los Odinson intentarán matarte y yo tendré que estar en medio, hizo enojarme contigo —murmuró—. No entiendo por qué golpeaste a Thor, en primer lugar y tampoco pregunté, cómo es debido. Lamento eso.

Bucky suspiró, mirando el piso. No entendía porque su amo estaba hablando con él tan natural y pacíficamente luego de ignorarlo tanto tiempo, pero se estaba disculpando, eso le gustaba y decidió confiar en él.

—Siempre obliga a Steve a hacer cosas que no quiere, lo tiene aterrorizado y...

—¿Y lo defendiste? —dijo Zemo, confundido y enojado en partes iguales. Bucky asintió, con cierto miedo.

—Steve, como yo y otros le encanta jugar, pero... Thor es un sádico, para él los esclavos no son más que un objeto. Y he sentido eso antes, es horrible. ¿Qué más podría hacer?

El silencio los invadió por largo rato, una eternidad si le preguntaban a Bucky, pero entonces Zemo se levantó y de puso frente a él.

—Quédate quieto —susurró, agarrando su nuca.

—¿Qué...?

—¡Shhh! —dijo Zemo, quitándole el disco de sumisión* de un solo tirón. Bucky por supuesto gritó de dolor y sorpresa, pero luego entendió—. No he sido mejor que Thor en nuestro primer encuentro, y ya que no puedo devolverte... será mejor encontrar el modo de que nos entendamos. Ya no más descargas.

Bucky miró como guardaba el pequeño artefacto en su bolsillo y se alejaba de su lado para mirarlo bien, mientras bebía su copa.

—¿Estás negociando? —titubeó.

—Oh dios, no —se apresuró Zemo, relamiéndose los labios en busca de las palabras correctas para hacerle entender sus ideas—. Digamos que estoy dándote una segunda oportunidad para que seas un buen chico en la cama.

Zemo le regaló una copa de vino y dejo que Bucky lo pensara un momento. Subió a la cama y de colocó detrás de él, metiendo sus manos debajo de la camiseta del otro hasta tocar sus pezones.

Bucky atoró un gemido de sorpresa, cuando la respiración de Zemo estuvo cerca de su cuello.

—Muero por llevarte a la sala de juegos y atarte.

James bebió todo el contenido de su copa de un solo trago y soltó una exhalación ruidosa. Sus ojos lo decían todo, tenía un poco de miedo pero vaya que estaba exitado por la propuesta.

—¿Habrá látigos? —preguntó Bucky, girando su cabeza levemente hacia el otro.

—Solo muchas nalgadas —susurró Zemo, y comenzó besando la línea de su mandíbula y mordiéndole el cuello, mientras apretaba los pezones de James.

𝘿𝙪𝙡𝙘𝙚 𝘼𝙫𝙚𝙧𝙣𝙤 » 𝘽𝙖𝙧𝙤𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora