XVII

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—¡James, ayúdame!

El grito era desgarrador. Era terrible. Helmut estaba entre la nieve, sobre el hielo, llorando con impotencia mientras hacía sus esfuerzos por sacar a Paulie de agua. Pero no podía, por más que intentara, por más que el cachorro tirará de él, su pequeño hermano estaba rígido como un cubo de hielo ya, y las grietas estaban expandiéndose.

—Señor, su vida correría peligro si acude a su ayuda.

—¡James, son Helmut y Paul! —gritó indignado Jared. Salió corriendo cuando sacó una soga de su mochila y rodeó los árboles para encontrar el lago. Todavía escuchaba a Helmut gritando, mientras tanto, James sólo estaba preocupado por él, su nuevo controlador.

—Señor, protegerlo es mi deber —dijo él, cazando su abrigo y deteniendo al barón en seco. Jared casi cayó en el suelo, por la fuerza en que fue parado tan rápido.

—¡Suéltame ahora mismo, soldado! —James se retiró de inmediato y adoptó la posición de firmes.

—¡Jared, por favor! —oyó el grito de Helmut, sollozante, no estaban lejos, empezó a correr un par de metros más y los vio.

Recordó que James le dijo que lo desactivara cuando algo malo pasara, y decidió que ahora era cuando. Aún lo seguía como si quisiera cuidarlo y no parecía recordar a Helmut. Empezó a recitar el código rojo mientras ataba la gruesa cuerda al árbol más cercano al lago y avanzaba hacia sus hermanos, no era demasiado, quizá diez metros.

Anhelo, Oxidado, Diecisiete... —Jared inhaló profundamente y intentó recordar, mientras avanzaba paso por paso, vacilante—. Amanecer, Horno, Nueve, Regreso a Casa —murmuró, tragando duro cuando su hermano lo miró con ojos encendidos al darse cuenta lo que ocurrió—. Benigno... Uno, vagón de carga... ¿James?

—¿Qué le hiciste? —preguntó Zemo. James estaba a medio camino, con un fuerte dolor de cabeza que lo cegó.

Paulie tenía el agua al cuello y el perro tironeaba de él, pero estaba seguro de que no podrían sacarlo, en parte, estaba entregándose a la idea de morir. Todo su cuerpo estaba frío, excepto sus manos, porque Helmut lo sostenía.

—Le... levántate y to-to-toma la cuerda... antes de que c-caigamos los dos —murmuró, tembloroso. La corriente lo arrastraba en pequeñas olas, no era tonto, Helmut estaba entrando al agua lentamente y ya tenía sus brazos mojados.

—No te voy a soltar —murmuró Helmut. Las lágrimas estaban manchando sus mejillas heladas. Y Jared ya estaba llorando desde antes, pero ahora estaba totalmente serio y asustado. No había tiempo como para pensar en lo trágico, sino en una solución.

—¡Átalo! —dijo, arrojando la punta de la cuerda sobre los otros, desde una distancia segura. Helmut la tomó mientras intentaba hacer un nudo que rodeara el pecho de Paul. Soltó su mano un momento, solo un momento, él era bueno con los nudos y lo hizo rápido.

James seguía parado, no tan lejos de ellos, en trance, mientras intentaba volver a tener el control de sí mismo. Parpadeaba una y otra vez, no tenía control sobre su brazo izquierdo y sus pies no avanzaban por más que quisiera.

Paul todavía estaba con la cabeza fuera del agua únicamente por ese pequeño pastor de Karst que sostenía su capucha, pero el animal ya estaba cansado y se oía agitado mientras tomó una pausa de los tirones. Él lo miró como agradecido a pesar de eso, y miró a su hermano, concentrado en atar bien su pecho con la soga y sonrió, mientras su labio temblaba.

—G-gracias —dijo, con la voz llorosa, mientras un bufido de angustia salió pesadamente de su pecho.

—¡No! —gritó Jared. El hielo crujió de nuevo. El perro cayó y con él, Paulie terminó hundiéndose profundamente en el agua. Helmut tomó su mano de nuevo, de un salto que lo hizo resbalar rápidamente al agua. La corriente los arrastró a ambos hacia bajo—. ¡James! Maldita sea, ¡ayúdame! —masculló Jared.

Las cuerdas quemaron sus manos mientras sintió una fuerte oleada arrastrar a sus hermanos. El perro salió como pudo, rasguñando la superficie, y comenzó a ladrar alrededor del hoyo, eso pareció despertar por completo a James, que sin entender mucho, corrió hacia Jared y comenzó a tirar de la cuerda. Su cabeza todavía zumbaba pero el terror de perder a Helmut podía más, y fue su motor.

Cuando vio que el par de hermanos salió otra vez, Paulie estaba desmayado. Sus labios azules, y su rostro demasiado blanco como para albergar vida aún.

—¡Paul! —gritó Jared, estaba apunto de acercarse hasta que Helmut terminó de arrojar a su hermano sobre el hielo, completamente fuera del agua. Hizo un esfuerzo sobrehumano, pero lo sacó. Ahora sus piernas no podían batirse para mantenerlo flotando, su ropa pesaba demasiado como para quedar suspendido sobre el agua por si mismo.

—Lleva... llévatelo... A-a-arras... arrastralo, va a romperse —logró decir. Jared lo hizo, James se acercó a el hoyo y extendió su mano pero no lograba verlo con claridad, su vista estaba borrosa, estaba cegado por el dolor en su cabeza y la voz de Helmut empezaba a distorsionarse como si estuviera lejana.

Extendió su brazo una vez más, cerrando los dedos para ver si podía sacarlo, y ni siquiera tocó a Helmut.

—Amo... —murmuró él, sintiéndose débil. Nunca antes lo habían desactivado sin un ingeniero o un guardián a su lado para calmarlo. Ahora recordaba algunas cosas.

—James... ayúdame —intentó el otro, clavando sus uñas en el hielo en un intento desesperado por no ceder a la corriente—. ¡James! —gritó su nombre al caer en ese pozo frío y sus ojos estaban aterrados, eso fue lo último que Bucky recuerda antes de desmayarse y meterse de cabeza con él al agua helada.

Activar al soldado del Invierno, fue una mala idea. Fue muy mala idea.

James vio a Helmut suspendido en el fondo del agua, y rogó por no haberse desmayado tanto tiempo, el agua helada con trozos de hielo diminutos pareció entrar en su nariz por un instante y tal vez lo despertó. Helmut estaba soltando pequeñas burbujas de oxígeno mientras descendía en la oscuridad, no parecía luchar contra el agua, no se movía. Y él apenas podía verlo, era más bien una sombra de abrigos blancos y no dudó en acercarse a él y quitarle la chaqueta para poder subirlo.

Tomó a Helmut y empezó a hacer potentes patadas hacia la superficie. No encontró el mismo lugar por el que cayeron, pero logró romper la superficie y salieron, bastante más lejos de Jared que antes. Este aún batallaba con el cuerpo de Paulie para sacarlo en tierra.

El palmeó el rostro de Helmut, pero no reaccionaba, lo cargo en sus brazos y comenzó a caminar lo más rápido posible para salir de ahí, su vista se veía nebulosa como si fuera a sufrir otro desmayo en cualquier momento. Lo único que su mente podía pensar, era que tardó demasiado y ahora Helmut sufrió las consecuencias.

𝘿𝙪𝙡𝙘𝙚 𝘼𝙫𝙚𝙧𝙣𝙤 » 𝘽𝙖𝙧𝙤𝙣𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora