"Peligrosos acercamientos"

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Lu Genkai en su habitación hablaba en voz alta consigo misma. Se sentía mal e incómoda estando cerca de esos dos, ambos la estremecían de formas diferentes, ella sabía que cada cual tenía lo suyo.

Lu: ¡Qué tensa estoy! Pero creo que no más que Kurama y si no me equivoco es por Aioria. (Suspiró) Dios mío ¡Qué hombre! El chico sí que intimida. Y aquí estoy yo, con los personajes que más me encantan.
Pero ¡Cómo me mira ese chico!... ¡Ay no Lu Genkai! Llevas a su hermano dentro de ti, es lógico que le causes curiosidad.

Los minutos pasaban y a la hora y media subió a la azotea esperando no encontrarse con ninguno de los dos. Se llevó su laptop, se sentó y la colocó en un banco que estaba allí.

Lu: ¡Qué silencio y qué brisa más agradable! Ojalá nadie venga a  perturbarme.

De repente el clima comenzó a helarse sobremanera, se abrazó fuertemente pero fue en vano porque el ambiente se ponía cada vez más y más frío. De repente apareció Alzukamir, con su mismo traje de soldado real y el viento ondeándole su extensa cabellera negra. Lu Genkai sentía el corazón y la sangre congelados a causa del terror que la invadía.

Alzukamir: tus deseos no serán escuchados mi amiga.

Lu: ¡Oh no! Retiro lo dicho, deseo un ejército incalculable de guerreros.
Has venido solo esta vez y te advierto que esta casa está repleta de personas, así que somos más.

Alzukamir: puedo doblar el número de guerreros si quiero.

Lu: no tienes ni idea de con quién te estás metiendo. ¿Qué quieres?

Alzukamir: ¡Qué pregunta tan tonta! Vi como tu cuerpo expulsó el cosmos de Aioros, fue estupendo. Su poder es grande y más que nunca lo quiero poseer.

Lu: ¿No quieres mejor un Pokémon o el cristal de plata de las Scouts, o quizá las esferas del dragón?

Alzukamir con un movimiento rápido estiró su mano; Lu no lo vio venir, así que fue tomada por él, el cual la jaló hacia su cuerpo.

Lu: ¡Déjame!

La tomó fuerte por el cabello y la  llevó hacia el borde del techo. Le dijo con odio en su voz.

Alzukamir: ¿Qué habrá percibido de ti Aioros como para elegirte y  poseerte?

Lu con los dientes apretados le respondió...

Lu: quizá algo que tú no tienes.

Su respuesta lo alteró.

Alzukamir: veamos si la armadura de Sagitario te otorga sus alas y te salva.

La sujetó por los brazos y la colgó hacia afuera como para dejarla caer. Ella gritó desesperada el nombre de la persona en la cual había pensado primero...

Lu: ¡Kurama!

Él chico enseguida apareció con su látigo de rosas en mano. Venía velozmente corriendo hacia Alzukamir, el cual al ver que él se acercaba, la lanzó al vacío para luego con una sonrisa triunfante esfumarse. Kurama con su látigo pudo rescatar a Lu a tiempo y la subió, luego inconscientemente la abrazó fuerte. La chica estaba despavorida con el corazón a punto de salirse del pecho.

Lu: ¡Esta vez sí quería hacerme daño y por poco lo logra! ¡Gracias  a Dios apareciste!

Lloraba hecha un mar de nervios, nunca había experimentado tanto temor.

Kurama: no te pasó nada preciosa, estás bien.

Su instinto le decía que no se separara de ella, que la siguiera abrazando. Quería protegerla ya habiendo pasado el peligro.

Amor, Armadura Y Espíritu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora