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⇝Min Yoongi no apartaba los ojos del restaurante. Según sus cálculos, el universitario debía estar por llegar y él tenía muchísimas flores de cala que acomodar en el exterior. Si las sacaba de una en una, le tomaría por lo menos veinte minutos.
Park Jimin arribó como siempre, luciendo su cabello azabache, brillante y su bello rostro. Bajó de la bicicleta, asegurándola a la entrada del local. Pasó una mano por su pelo, para apartarlo de su cara y soltó un suspiro. Todo esto, ante la atenta mirada del dueño de la florería, que permanecía con una flor en la mano, estático admirando la etérea persona frente a sus ojos. Jimin sintió el peso de una mirada sobre él, por lo que volteó discreto, haciendo que el otro se ocultara ridículamente tras la cala.
El pelinegro se contuvo de reír ante la reacción, regresando su atención a la bicicleta, sacando de ésta su uniforme y entrando al restaurante. No lo terminaba de entender; ¿por qué aquel hombre no podía simplemente devolver el saludo, o ser amable con él? ¿Lo miraba así porque lo odiaba o había algo más allí que Jimin no estaba viendo?
—¡Bue-Buenos días! —saludó Taehyung, alzando la mano en un saludo. —Li-Li-Lindo día el de ho-hoy —inspiró aire, con las manos en la cintura, mirando a su alrededor, reparando en la bicicleta aparcada al frente. —Oh, ¿e-el repartidor y-ya lle-llegó? —señaló al frente con el dedo. Yoongi manoteó para que bajara su brazo, dejando las calas acomodadas y metiéndolo a empujones a la tienda.
—¿Tienes que ser tan evidente siempre? —lo acusó. —Él podría estar viéndote desde adentro —miró con cautela hacia la puerta, como si el repartidor pudiera aparecer de improviso.
—L-Lo si-si-siento, hyung —se disculpó, mirando el suelo.
—Ponte el delantal, que hay mucho trabajo —pidió, resoplando. —Hoy tenemos un pedido grande y lo quieren para antes de las dos de la tarde.
—¡An-An-Antes d-de las d-d-dos! —tartamudeó en exceso, por la ansiedad que le producía trabajar contra el reloj.
—Sí, así que, nada de juegos hasta que esté listo —y dicho esto, se metió a la parte trasera de la tienda, donde conservaban las flores a una baja temperatura, para evitar que se marchitaran, y prolongar así su estado óptimo.
Yoongi trabajó con Taehyung codo a codo, formando delicadas y complejas coronas de flores personalizadas, para completar el pedido dentro del tiempo establecido, consiguiéndolo con éxito.
Sus cabezas se alzaron juntas, cuando la campanilla de la puerta sonó, ante la llegada de un cliente. Debido a su timidez, siempre era Taehyung quien trataba con las personas, y a pesar de su tartamudeo, lograba hacerlo muy bien. Yoongi se lamentaba cargar con esa responsabilidad al chico, pero no tenía más alternativa.
—Bi-Bienvenido... —saludó el castaño, acomodando sus gafas de marco grueso.
—Vengo por un pedido de siete coronas de flores —detalló, con voz tajante. Yoongi frunció el ceño ante la petulancia del hombre frente a él. —¿Está listo? —alzó una ceja. Si no fuera porque el negocio iba lento en esa temporada del año, el dueño hubiera desistido de la venta. Sin embargo, necesitaban el dinero y las coronas ya estaban hechas. Sería un desperdicio total.
—S-Sí, se-señor —respondió apocado Taehyung, saliendo de detrás del mostrador, para entregarlas. —No-No-Nosotros co-contamos con u-un servicio d-de entre-tregas que l-le as-segura que s-sus...
—Las llevaré yo mismo, no se preocupe —lo interrumpió, sin una pizca de paciencia, para esperar a que el chico terminara la frase.
—D-De acu-uerdo —asintió, cargando dos coronas y saliendo del local, para acomodarlas en la lujosa camioneta en la que andaba el tipo.
Yoongi se mordió los labios, molesto con el engreído sujeto. Odiaba que la gente fuera así de petulante, y aquello le comía la cabeza, mientras tomaba dos arreglos más, para ayudarle a Taehyung y deshacerse rápido del indeseado cliente. El pensamiento de que él se había portado igual de grosero con el repartidor, le hizo fruncir aún más el ceño. ¿Lo vería el chico del frente como un hombre arrogante? ¿Sería por eso que ya ni siquiera lo volteaba a mirar? Lo había observado esa mañana, pero no como solía hacerlo, sólo fue un vistazo y nada más.
—Y-Ya es-están todas —anunció Taehyung, dándole una sonrisa amable al hombre, así no la mereciera.
—Bien —como el pedido ya estaba pagado, sin decir más, se subió al vehículo y se marchó sin despedirse, dejando al par de pie con la confusión pintada en su rostro.
—Que tipo tan insoportable —se quejó finalmente Yoongi, negando con la cabeza.
—¡Meh! E-Es u-un pesado... Pe-Pero, a-al menos f-fu-fue puntual —le buscó el lado bueno, palmeándole la espalda a su jefe para regresar al interior de la florería.
—Dios, siento que voy a desmayarme de hambre —murmuró el rubio, mirando tras el mostrador en su canasta, donde solía mantener un par de mandarinas, para picar mientras trabajaba. Vacío.
—Po-Po-Podríamos ped-d-dir algo... P-Por in-in-internet —sugirió el castaño, con una sonrisa.
—Hmm... —la idea de un repartidor en su tienda sólo le hizo pensar en el chico del frente. —¡Taehyung! —dijo, con energía renovada, asustando un poco a su subordinado. —¡Llama al restaurante del frente!
—Pe-Pero...
—Vas a llamar y pedir que traigan la orden aquí —alzó ambas cejas, tratando de que comprendiera su idea.
—Si-Siendo al f-frente... ¿no-no-nos toma-marán en cu-uenta? —dudó, rascándose la mejilla.
—Tienen que hacerlo, somos clientes —se encogió de hombros. —Sólo, asegúrate que sea ese chico quien traiga la orden.
—Hy-Hyung... y-ya sa-sabe que... y-y-yo me po-po-pongo a ta-ta-tartamudear m-mas cu-cuando e-estoy nervio-oso —se esforzó en explicarse. —Y ha-ha-hablar p-por telé-léfono m-me pone mu-mu-mu-muy nervioso.
—Tae... si yo pudiera hacerlo, no te lo estaría pidiendo a ti, sabiendo lo mucho que se te dificulta —lo miró casi con culpa, por ponerlo nuevamente a cargo de las cosas que él era incapaz de hacer por su timidez. —Yo te estaré guiando en qué decir, ¿de acuerdo?
—Hmm... bueno —tomó una gran bocanada, y mirando el número de la vidriera del frente, lo anotó, presionando a llamar. —Ho-Hola, bu-bu-buenas ta-ta-tardes —balbuceó, sintiendo el sudor en sus palmas. Del otro lado, una melodiosa voz que irradiaba alegría, lo saludó.
—Buenas tardes, restaurante "Bon Appétit", ¿en qué lo puedo ayudar?
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Holaa!!
¿A alguien se le hace difícil leer a este Taehyung tartamudo? Yo me estoy enamorando de este personaje.
Intentaré subir otro capítulo el sábado o domingo, ya que son tan cortitos.
Nos leemos!
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Entre Lirios & Peonías [YoonMin]
Fanfiction[TERMINADA] ~MINI FIC~ Park Jimin ha comenzado a trabajar como repartidor en un restaurante, pero el dueño de la florería del frente parece odiarlo, pues huye de él cada vez que le ve. Lo que Jimin no sabe, es que sufre de una gran timidez. [ESPECIA...