Entre Lirios & Peonías [YoonMin]

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⇝Con un ligero sudor perlándole la frente, y su usual rubor hasta las orejas, Min Yoongi salió a recibir al chico de sus sueños, esforzándose en mantenerse respirando, sin llegar a hiperventilar.

—Oh, Yoongi-ssi... lamento venir así, de seguro tiene mucho trabajo tan temprano en la mañana —se disculpó amable, acercándose con confianza al mesón y regalándole una sonrisa radiante. Yoongi apenas pudo asentir, manteniéndose con la mirada en cualquier sitio cercano a la cara del pelinegro, para no hacer contacto visual con él, directamente. —Pero, el día está muy lindo, ¿no cree? —continuó, sin mostrarse afectado con el mutismo del otro. —Hoy quiero comprar una cala belladona... —señaló con su pequeño dedo índice hacia el costado, donde la flor mencionada estaba. El rubio se sorprendió que supiera su nombre exacto. —Dicen que la base de una amistad real, es la sinceridad —comentó, argumentando la compra de esa flor. —Ese es su significado.

Repitiendo lo de la tarde anterior, Yoongi cogió la más bella, envolviendo el tallo y dándosela al repartidor, junto con un recibo. Jimin pagó y estiró su mano al frente con la cala en su dirección.

—Ahora que conoce el significado, es suya —el dueño de la florería respiró superficialmente, sintiendo como las mariposas enloquecían en su interior, aleteando violentamente, mientras su mano rozaba accidentalmente con la de Jimin, al recibir su regalo. —Bien, debo irme ya, porque... mi jefe es genial, siempre y cuando cumpla con el horario —bromeó. —Que tenga un buen día.

Y con una renovada sonrisa, dejó el local. Del interior de la bodega, a la carrera, Taehyung apareció, después de haberlo escuchado todo, sonriendo tan amplio como su boca le permitía, comenzando a brincar alrededor del rubio, que aun no se recuperaba del todo de lo que acababa de pasar, mirando la flor entre sus manos.

—¡L-Lo logró, hy-hyung! —festejó, sinceramente orgulloso de su jefe. —Logró lla-llamar la a-atención de Ji-Jimin —aseguró, haciendo un baile y queriendo que el mayor le siguiera el juego, pero este se negó, arrugando la nariz. —Se ve q-que está in-interesado e-en ust-usted, hyung —le palmeó el brazo en una felicitación.

—Me siento tan frustrado, Tae... —dejó salir una exhalación. —Ni siquiera puedo disfrutar de mi buena suerte, porque... no sé qué hacer o qué decirle, cuando lo tengo en frente —se dejó caer en la silla, tras el mostrador, mirando una vez más la cala. —Me muero de ganas de hablarle de tantas cosas... decirle que conozco de memoria el significado de cada flor que tengo en esta floristería... —murmuró, melancólico y la sonrisa en Taehyung murió un poco, volviéndose un puchero. —Si por mí fuera, le regalaría un ramo entero de claveles rojos, para decirle de mi amor puro... del corazón que suspira en mi interior y la admiración que siento por él —recitó, como si de un poeta se tratara, emocionando a su ayudante, con sus profundas palabras. —O tal vez, le daría un par de dalias violetas, para hablarle de los fuertes sentimientos que tengo por él, y cómo éstos crecen cada día.

—Po-Podría darle u-un par d-de peonías ro-rosas —sugirió el menor y el rubio sólo rio apenado, sabiendo que esas quedarían perfectamente bien para su actual situación.

—Por cierto... —la seriedad volvió al rubio, mirando a su subordinado con extrañeza. —Ahora que lo recuerdo, Jimin dijo algo de su número de teléfono... pero, estaba tan aturdido con su presencia, que no le entendí.

—¿Quién sa-sabe de q-qué hablarí-ría? —se encogió de hombros el castaño, acomodando sus gafas, que estaban casi en la punta de su nariz, debido a su carrera anterior.

El resto del día, el rubio se mantuvo pensando en el chico repartidor, en sus ojos alegres y su hermosa manera de sonreír, en la lozana piel de su rostro y su cabello azabache brillante. Park Jimin llenó su mente, hasta que la tarde cayó y se despidió de Taehyung, disponiéndose a cerrar el local. Como cada día, guardó las flores en la bodega, y barrió las hojas secas que solían caerse por doquier, junto a los tallos desperdigados. Con la florería cerrada, se sentó frente al mostrador, sacando una libreta y tomando un lápiz.

Se dijo a sí mismo que, aquellas cosas que no podían ser dichas, las plasmaría en papel, para no dejarlas en el olvido, y quién sabe, algún día tener el suficiente valor de hacerlas llegar a su legítimo dueño.

Procurando que su caligrafía fuera adecuada para lo que quería transmitir, escribió.

Park Jimin;

Lamento ser un cobarde. Daría todo lo que tengo para conseguir la valentía de, al menos, darte las gracias por esforzarte en tranzar una amistad conmigo, de una forma tan especial y singular, usando algo que es preciado para mí, como lo son las flores y todo lo que significan. Me encantaría decirte a la cara que acepto tu amistad, y cualquier cercanía que desees tener conmigo, que me es grato escucharte hablar, así no pueda hacer ningún comentario apropiado en respuesta. Sinceramente, espero que sepas que toda mi atención está puesta en ti, cuando tú estás aquí, y ruego porque no te rindas en tu afán de buscarme, de conversar por tu cuenta, así no recibas más que mis sonrojos y mis desplantes, que no son intencionales. Si supieras que me provocas una taquicardia con tu sonrisa hermosa y mis piernas tiemblan al tenerte tan cerca de mí. Quisiera quedarme, quisiera hablarte, quisiera admirar tu belleza por siempre. Lamentablemente, hay algo que me lo impide, y es mi timidez...

Discúlpame por no ser suficiente.

Sacando un profundo suspiro de su interior, cerró la libreta y maldijo su ser, en silencio. Él no podría jamás entregarle algo como eso a Jimin. 

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3/3

¿Cuántxs quieren abrazar a Yoongi?

Sé que él dice que sufre de timidez, pero lo que realmente tiene, es una timidez extrema, a niveles altísimos y por eso es así... 

Basado en hechos reales.

Bien, hasta aquí llega esta pequeña maratón y me voy a dormir satisfecha, porque ésta ha sido una semana de muchas actualizaciones.

Nos leemos!

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