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⇝ Los ojos del mayor se removían inquietos, y Jimin apremiaba a que revelara el secreto que lo mantenía sonriendo, cuando nadie lo veía.
—Tendré una cita —confesó finalmente, haciendo que Park brincara en su sitio, celebrando las buenas nuevas.
—¡Felicidades, hyung! —lo abrazó, sabiendo lo difícil que era para su jefe dar aquel paso.
—Pero, estoy muriendo de nervios —agitó sus manos, abanicándose el rostro.
—¿De quién se trata? —quiso saber.
—Del... chico del frente —se rascó la nuca, apenado. —Taehyung.
—¿Taehyung? ¿Qué? ¿En qué momento pasó esto? —exclamó, haciendo distintas expresiones de desconcierto, tratando de recordar las señales que no captó antes. —Que yo sepa, nunca los he visto hablar.
—Claro que sí —rodó los ojos. —Llevamos algún tiempo hablando por teléfono... o ¿quién crees que contesta todos los pedidos del restaurante? —dijo obvio. —Y Taehyung parece un chico verdaderamente agradable —añadió, con un rubor en sus orejas.
—Por supuesto que lo es —confirmó el menor, calmando parte del nerviosismo de Seokjin. —Taehyung es un sol, la verdad... siempre ha sido amable conmigo y muy atento, cuando nos encontramos en la florería.
—¿Crees que funcionaríamos como algo más? —la curiosidad le pudo más al dueño del Bon Apettit.
—Definitivamente —asintió, convencido de ello. —Taehyung sería un gran compañero para usted, hyung —le sonrió. —Le deseo que todo resulte bien —alzó su pulgar en aprobación.
—Eso espero yo también.
Cuando el medio día llegó, Seokjin se aseguró de salir después que Taehyung dejó la florería, para mantener el misterio hasta el final. Habían acordado reunirse en la heladería del paseo vecino, para estar relativamente cerca de sus lugares de trabajo, y no tardarse demasiado en regresar, pues el tiempo de Seokjin era limitado.
A la distancia, Seokjin vio al chico castaño, sentado con un pomposo ramo de margaritas blancas y rosadas. Inevitablemente, sonrió por el gesto. El chico nunca lo había visto, y sólo conocía su voz; aun así, estaba esperando por él con flores. Reafirmando su lista de pros, caminó a paso firme, hasta pararse frente a la mesa que ocupaba Taehyung.
Confundido, el castaño lo miró con la boca abierta y las gafas de montura deslizándose lentamente por su nariz. Era adorable, a ojos de Seokjin.
—¿Taehyung-ssi? —preguntó, aunque no le cabía dudas que se trataba de él. —Yo... soy Kim Seokjin —se presentó, y la sorpresa en el otro sólo se incrementó. Ante su mutismo, Seokjin prefirió sentarse.
—S-S-Seokjin-ssi —balbuceó, acomodando sus anteojos, para verle mejor. El chico no podía creer que semejante monumento a la belleza, fuera el hombre misterioso con el que llevaba, por lo menos, un mes hablando.
—Espero no estarlo decepcionando —el castaño negó con vehemencia.
—¿Po-Por qué piensa e-eso? —cuestionó, pues él se sentía completamente ordinario, al lado de la irreal apariencia del otro. —¿Por q-qué dijo que t-tenía mi-mi-miedo de n-no gust-tarme? —Seokjin se encogió de hombros, apenado.
—No lo sé —jugueteó con sus dedos, sobre la pequeña mesa de la heladería.
—Us-Usted es e-el homb-bre más he-hermoso que he v-visto j-jamás —aseguró, sonriendo amplio. —Y-Y eso que m-me miro a di-diario en el es-espejo —aprovechó de bromear, haciendo reír a Seokjin, consiguiendo que se sintiera cómodo rápidamente en su compañía.
—Gracias —lo miró enternecido. —Pero, es difícil pensar así de mí, después de vivir tantas malas experiencias.
—¿A-A qué se ref-refiere? —quiso indagar un poco más.
—Tengo una suerte horrible para elegir novios —resopló, conservando su sonrisa. —Sólo me he llevado dolores de cabeza.
—O-Oh... entiendo —asintió el castaño. —Seokjin-ssi... —se felicitó mentalmente por no trabarse al decir su bello nombre. —¿Pue-edo hacerle u-una pregunt-ta?
—No necesita mi permiso —le sonrió. —La idea de una cita, es hacer preguntas, también.
—Bi-bien... n-no es que m-me mol-moleste, pe-pero... ¿ha no-notado que... habla d-de no-nosotros dos... c-como a-algo más que ami-migos? —dijo, arrugando sus pantalones bajo la mesa, debido a sus nervios de principiante.
—Taehyung-ssi... —la mirada que Seokjin dirigió directo a sus ojos, le secó la garganta. —¿Acaso sólo yo siento que no podemos ser sólo amigos? —dijo, lanzándose a ojos cerrados a ese acantilado que era Kim Taehyung, confiando en que, el haberlo conocido, no fuera una mera jugarreta del destino, y se tratara de algo más trascendental.
Taehyung, asimilando la respuesta, le entregó una sonrisa rectangular, negando enérgicamente con su cabeza; feliz de no ser único involucrando el corazón en esto, y compartir una conexión instantánea con Seokjin.
—¿Cu-cuánto años t-t-tiene? —inició a preguntar, pues esa duda lo carcomía, notando que el hombre lucía joven.
—Hace poco cumplí veintisiete —el castaño pasó saliva con dificultad. —¿Y usted, Taehyung-ssi?
—Ve-Veinte... ta-también ha-hace po-poco —por un segundo, temió que la diferencia de edad fuera un problema para el otro, pero Seokjin no borró su sonrisa ni aun después de escuchar su respuesta.
—Supuse que no debía pasar de los veinte —asintió conforme. —Luce como un adolescente.
—N-No debería tr-tratarme t-t-tan form-mal, ent-tonces —sugirió. —S-Soy yo quien d-debería hac-cerlo.
—Me gusta el cortejo a la antigua —apoyó el codo en la mesa y su mentón sobre su puño alzado, sólo para fijar sus ojos expresivos en el menor.
—En-entonces... a-acepte est-te humilde ob-obsequio —le entregó las flores.
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Hola, gente!
¿Cómo van sus recetas para esta noche?
Yo no tengo ninguna segura, pero siempre aparece un chef de última hora para salvar.
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Entre Lirios & Peonías [YoonMin]
Fanfiction[TERMINADA] ~MINI FIC~ Park Jimin ha comenzado a trabajar como repartidor en un restaurante, pero el dueño de la florería del frente parece odiarlo, pues huye de él cada vez que le ve. Lo que Jimin no sabe, es que sufre de una gran timidez. [ESPECIA...