💐
⇝ —Hola, supongo que ya estaba por cerrar, pero... quería venir personalmente a darle las gracias por su delicado trabajo —dijo, dando dos pasos más, acercándose al mostrador. —Mi hermana, quedó muy sorprendida y adoró el ramo... Tanto así, que ni siquiera quiso lanzarlo entre las solteras, para que no se arruinara —dejó ver una sonrisa que sólo prolongó la quietud del rubio. —Ella prometió que lo guardaría tanto tiempo como las flores aguantaran... —un breve silencio se hizo presente, y el repartidor se negó a dejar morir la conversación, así tuviera que él hacerse cargo de hablarlo todo. —Ese día... usted se fue muy rápido... bueno, como siempre —murmuró más bajo. —Yo, de buena gana lo hubiera invitado a bailar o algo —bromeó, pero Min Yoongi sólo se sonrojaba más y más, con cada segundo que el chico pasaba frente a él, manteniéndose en su posición. —Am... Esperé... esperé que... no lo sé, usted enviara, tal vez, un mensaje o algo... —se rascó la nuca, recordando las palabras de su jefe, y quitándolas, pues él necesitaba averiguar qué había pasado. —Pero, tal vez fue imprudente de mi parte escribir mi número de teléfono, así como así... y quería disculparme si lo incomodé con mi atrevimiento... —hizo una reverencia, de la cual, Yoongi no se perdió detalle. —Yo soy así, extrovertido y me gusta hacer amigos... además, si mal no recuerdo, el otro día lo escuché diciéndole a Taehyung-ssi que quería conocerme, o algo así... cuando vine por lo del ramo —giró su mano en el aire, para restarle importancia al hecho de haber interrumpido la particular conversación de ese día. —Entonces... creí que, si le dejaba mi número, sería más simple satisfacer su curiosidad... Siempre estoy abierto a conocer gente nueva —le regaló una nueva sonrisa, que consiguió llevar el sonrojo de Yoongi hasta su pecho, y acelerar su corazón a cien. —Hm... ya me había acostumbrado a venir aquí todos los días... hoy se me hizo raro dejar de hacerlo —comentó, refiriéndose al habitual pedido al restaurante. —¿Debería comprar al menos una flor, para justificar mi visita a su florería? —preguntó, aunque no recibió respuesta alguna. De todos modos, conservó la sonrisa, caminando los pasos que le faltaban para llegar al mesón, observando los ojos abiertos e inquietos del rubio, al tenerle tan cerca, recordándole el día de la boda. —¿Puede venderme un lirio, Yoongi-ssi? —preguntó, y su voz aterciopelada fue baja, acariciando los tímpanos del dueño del local.
Como si despertara de un profundo letargo, se movió torpemente lento, hasta los lirios que estaban cerca de la vitrina, a vista y paciencia de Jimin.
—Usted debe saber que, en el lenguaje de las flores, el lirio es como un comienzo... —retomó su charla, rememorando su investigación de esa tarde. —Un saludo... ¿no le parece una flor apropiada para iniciar una amistad? —cuestionó, retóricamente, viendo al hombre elegir el lirio más bonito de entre todos los que había. —Además, significa pureza... un corazón puro... —hizo una pausa, cuando Min Yoongi regresó a él, envolviendo el talló de la flor, para entregársela y registrar su valor en la caja. Jimin sacó efectivo de su chaqueta roja de repartidor, la que aun portaba, pagando su compra en completo silencio. —Yoongi-ssi... —le habló directamente, al tomar su recibo. —Es para usted —le tendió la flor y el rubio la aceptó, sin comprender qué estaba pasando, intensificando su sonrojo, si es que eso era posible. —Tenga una linda noche.
Y con esas palabras como despedida, el chico se marchó, dejando a Yoongi al borde del colapso. Viéndose nuevamente solo en su tienda, comenzó a hiperventilar, sonriendo tan amplio como podía, casi riendo a carcajadas por lo que acababa de ocurrir. Necesitaba que alguien le pellizcara o lo abofeteara, porque no podía ser real que, el chico más hermoso que conoció jamás en su vida, hubiera ido a su florería sólo para comprar una flor y regalársela, de aquella manera tan significativa, basándose en el lenguaje de las flores.
Al día siguiente, Taehyung silbaba relajado, llegando a una nueva jornada laboral, deteniéndose al toparse con Jimin. El chico pelinegro detuvo su bicicleta con gracia, bajando de esta mientras aun se movía, para estacionar frente a la florería, en lugar del restaurante del frente.
—Ho-Hola, Jimin... —saludó, algo contrariado.
—Taehyung —una sonrisa le iluminó el rostro, bajo su gorra roja de repartidor. —¿Está Yoongi-ssi? —preguntó, logrando que el castaño abriera los ojos en sorpresa.
—Yoon-Yoongi... ¿Yoongi hy-hyung? —dudó.
—Sí... ¿está dentro? —insistió, determinado a entrar al local.
—Vo-Vo-Voy a v-ver si y-ya llegó —se apresuró a correr al interior, metiéndose directamente a la bodega, pues él sabía que el mayor llegaba muy temprano para acomodar la vitrina, sacando las flores de la bodega por su cuenta. —¡Hy-Hyung! —apareció como un huracán, tomando al rubio por los hombros y sacudiéndolo, incapaz de contener su emoción.
—¿Qué tienes, bobo? —lo miró con el ceño fruncido, por hacerle tirar un par de nomeolvides.
—Ji-Ji-Jimin... está a-allá afuera... —el rubio alzó sus cejas y abrió sus ojos felinos en sorpresa. —Buscá-cándolo...
—¿A mí? —se señaló con el dedo índice, incrédulo.
—S-Sí... pregun-guntó por "Yoo-Yoongi-ssi" —detalló, incrementando la sacudida sobre sus brazos.
—No puedo salir... —el pánico lo invadió, sintiendo que comenzaría a hiperventilar como la tarde anterior, después de que el repartidor dejara la floristería. —Atiéndelo tú, dile que estoy muy, muy ocupado, Tae... —fue su turno para tomarlo de los brazos, rogando.
—Pe-Pero preguntó p-por usted —le recordó.
—Es que... —se mordió el labio, echando una ojeada hacia la puerta de la bodega, antes de comenzar a hablar en susurros. —Ayer estuvo aquí, justo cuando te fuiste, él entró y yo quedé congelado... como siempre —torció el gesto, pero Taehyung estaba demasiado emocionado por oír la historia, por lo que no hizo ninguna acotación. —Me agradeció por el ramo y dijo que su hermana lo iba a guardar eternamente, y después, dijo algo del lenguaje de las flores y que se le hacía raro ya no venir a la tienda... me compró un lirio, porque dijo que era puro y un buen comienzo para una amistad, lo pagó... y me lo obsequió a mí... ¿puedes creerlo? Él sólo lo compró, me lo entregó y se fue —lo sacudió, haciéndolo entender su dilema.
—¡Le gusta, hy-hyung! ¡Le gusta a Jim...! —Yoongi se apresuró a cubrir la boca de su indiscreto asistente.
—Cállate, te va a oír —le reclamó, resoplando.
Eventualmente, decidió que era mejor salir a dar la cara. Si Jimin lo buscaba, era por algo.
.
.
.
🍃
2/3
Puede que el siguiente capítulo tarde un poco, pero de que va, va.
๛🦋
ESTÁS LEYENDO
Entre Lirios & Peonías [YoonMin]
Fanfic[TERMINADA] ~MINI FIC~ Park Jimin ha comenzado a trabajar como repartidor en un restaurante, pero el dueño de la florería del frente parece odiarlo, pues huye de él cada vez que le ve. Lo que Jimin no sabe, es que sufre de una gran timidez. [ESPECIA...