Entre Lirios & Peonías [YoonMin]

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⇝ Taehyung rebuscaba por la libreta en que solía hacer los bocetos para los pedidos, hurgando tras el mostrador, arrodillado. Sin embargo, lo que encontró fue algo diferente. Habían más de veinte cartas cortas, escritas con un solo destinatario, y la letra de su jefe.

—Si no fueras tan desordenado, podrías...

—¿Q-Qué es e-esto? —se enderezó, poniéndose en pie y enseñándole la libreta, después de leer algunas, inevitablemente.

—¿Por qué tienes eso? ¡Dámelo! —se molestó, yendo rápidamente a arrebatárselo.

—S-Si es-escribe t-tan lindo... —forcejeó, no queriendo dársela aún. —¿Por-Por qué no se l-las ha e-entregado a Ji-Jimin?

—¡Eso no te incumbe! ¡Dámela! —las campanillas sonando, los congelaron en su sitio. Era un nuevo cliente y ambos pretendieron normalidad, para no espantarlo. Yoongi le arrebató la libreta y la puso en otro sitio, dejando el asunto para después.

Como tenía programado para ese día, Min Yoongi cargó su camioneta, saliendo a hacer las entregas correspondientes, prometiendo volver para tener una charla sobre privacidad y respeto del espacio personal con su subordinado.

Taehyung ingresó a la bodega, en busca de más baldes, para el pedido que debía llegar al siguiente día, y que Yoongi le había pedido sacar, junto a una extensa liste de rebuscadas tareas más, sólo para castigarlo por ser un entrometido. Las campanillas volvieron a sonar, y el castaño se asomó a mirar de quién se trataba.

—Oh... creí que me encontraría con Yoongi-ssi —Jimin se veía decepcionado. —¿No estás haciendo las entregas tú?

—Hm... n-no hoy —Taehyung le hizo una señal para que lo acompañara a la bodega. —T-Tuvimos una dis-discusión... Y a Yoo-Yoongi hy-hyung le gus-gusta salir y t-tomar aire c-cuando e-e-eso pasa.

—¿Discuten a menudo? —cuestionó el pelinegro, apoyando la cadera en un mueble, mientras veía al castaño tratando de alcanzar las repisas más altas, y los baldes metálicos en éstas.

—Só-Sólo a ve-veces... Es q-que es p-por la d-diferencia de e-edad —sonrió. —Él m-me ve c-como su he-hermano pe-pequeño...

—¿Cuántos años se llevan? ¿Cuántos años tiene Yoongi-ssi? —su curiosidad se acrecentó.

—É-Él tie-tiene vein-veinticinco... y y-yo vein-veinte —detalló. Jimin asintió, considerando que no era tanta diferencia con él, que tenía veintidós.

—Ah... —el pelinegro apuntó la repisa. —¿Qué haces, por cierto?

—Es-Estoy sac-cando unos b-baldes, p-para el p-p-pedido de ma-mañana —detalló, estirándose sobre la punta de sus pies.

—¿No necesitas una escalera para alcanzarlos más fácilmente? —dijo, barriendo con la mirada el lugar, por si encontraba una.

—N-Nah... —hizo un gesto con su mano, para descartarlo. —Y-Yo sie-empre los s-saco as... ¡Agh! —debido a la distracción, uno de los baldes resbaló, cayendo sobre la cabeza del castaño, con el borde, haciéndole un profundo corte en la frente.