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⇝ Conmovido con la bonita cita que tuvo su jefe, y el sencillo, pero significativo obsequio que le diera Taehyung; Jimin decidió que podía arriesgarse a elegir una flor que hablara de cómo él también sólo tenía ojos para Yoongi.

—Podrá pensar que hoy me siento intrépido... —dijo, luego de una breve charla, dirigiéndose al rubio dueño de la florería. —Pero, quiero comprar un girasol amarillo.

Yoongi lo miró, ladeando su cabeza, pensando en su significado, mientras tomaba uno del balde lleno de girasoles, para entregárselo y cobrárselo.

—Yoongi-ssi... sólo tengo ojos para usted —dijo abiertamente, como solía hacer, a la espera de una reacción mayor a las que había tenido antes. El rubio recibió la flor y pasó saliva, presionando sus labios en una línea.

Nada sucedió y el ánimo de Jimin decayó mucho más que la vez anterior.

—Hm... sí, bueno —se rascó la nuca. —Hasta luego —murmuró a penas, marchándose de allí, decepcionado que sus avances no dieran frutos.

Min Yoongi sintió ganas de llorar de frustración, golpeándose la frente con el puño.

—¡Estúpido! —se lamentó. —¿Por qué no puedes abrir la boca y decirle que algo? Yo también, Jimin... sólo puedo mirarte a ti, y tú eres el dueño de mis pensamientos... ¡Maldita sea! —le aventó una patada a un balde, quejándose luego, cuando sus dedos se resintieron.

Taehyung, quien había observado toda la escena desde la puerta de la bodega, comenzó a trazar un plan en su cabeza. Él no podía dejar a su querido hyung a la deriva. Era evidente que ambos se querían, pero terminarían alejándose si Yoongi no era capaz de romper su cascarón.

—Yoo-Yoongi hy-hyung... —apareció, alegre, pretendiendo no estar enterado de nada. —V-Voy a ir a ve-ver a Seokj-jin-ssi... —informó, arreglándose al pasar por el espejo. —¿Qu-qué será m-más adecuado? —dudó, observando las flores. —¿U-Una peonía b-blanca, o un cri-crisantemo r-rojo?

—El crisantemo significa te quiero, en cambio, la peonía blanca dice que eres afortunado de tenerle —detalló, con un tono de voz algo melancólico. —Creo que la peonía es más impactante.

—Gr-Gracias, hy-hyung —sonrió el castaño, tomando la flor y saliendo.

—Te lo descontaré de tu paga —murmuró, anotándolo en su cuaderno.

El menor cruzó el paseo y con una confianza que no era propia de él, entró al Bon Apettit, pisando firme, buscando por el rostro de su... bueno, de Seokjin.

—Se-Seokjin-ssi —le habló, en cuanto el hombre apareció desde la cocina, gritando instrucciones. Al ver al muchacho allí, con una flor blanca en su mano, plantó una sonrisa y se acercó a él. —Lu-Luce radia-ante hoy —lo elogió y Seokjin rio bajo.

—Usted también luce encantador, Taehyung-ssi —señaló la flor con un dedo. —¿Para mí?

—Qui-quisiera tra-traerle un ra-ramo entero... p-pero no pue-puedo permitírmelo —aclaró, rascándose la nuca, y entregándosela de todos modos.

—Así fuera una flor arrancada de un jardín, es lindo que se tome la molestia de traerme algo —la olfateó, gustoso.

—¡Taehyung! —Jimin apareció por la puerta, con las mejillas enrojecidas, después de haber recorrido medio Seúl para una entrega. —¿Qué haces...? ¡Woah! ¡Trajiste flores para Jin hyung! —se enterneció.

—Só-Sólo una —corrigió, avergonzado.

—Soy afortunado de tenerte —citó y Seokjin lo miró, alzando sus cejas en confusión. —Es lo que significa —explicó y los ojos del dueño del restaurante recayeron sobre Taehyung, con un brillo especial, mientras que el chico sólo se sonrojaba más.

—Muchas gracias, Taehyung-ssi —y, rompiendo la formalidad con la que se trataban, se inclinó al frente y besó su mejilla, consiguiendo que el chico quedara algo pasmado en su sitio. —Pero, no es el mejor momento ahora, tengo muchos pedidos y el local está a tope... lo siento.

—N-No se pre-preocupe, Seokjin-ssi —le restó importancia, más que feliz. —Y-Yo soy e-el que vino s-sin avisar.

—Puede venir cuando quiera —ofreció. —No puedo darle todo mi tiempo, pero sí unos minutos.

—Gr-Gracias —Seokjin regresó a la cocina, poniendo la peonía blanca, junto a las margaritas, mientras que, en la entrada, Taehyung aprovechaba de hablar con Jimin.

—Es que, yo sé que sabes lo que he estado haciendo todo este tiempo —dijo, el pelinegro con honestidad. —Y ya no sé qué más hacer para llamar la atención de tu jefe.

—N-No es s-su culp-pa —intentó mediar por su hyung. —Él su-sufre de fo-fobia social —aclaró. —Por e-eso es in-incapaz de ha-hablar a-abiertamente con-contigo... c-como lo hace co-co-conmigo —detalló.

—Taehyung... —murmuró, sintiéndose en confianza con el chico. —Me gusta Yoongi... —confesó. —No termino de entender por qué, o cómo pasó... porque nunca hemos podido tener una conversación real, pero... aun así, cuando lo veo, se me agita el corazón y creo... creo que me gusta más de lo que puedo comprender —dejó salir todo lo que lo atormentaba desde hace semanas.

—Só-Sólo... no t-te rindas c-con él —aconsejó.

Saliendo del restaurante, Taehyung sonrió más amplio, tanto por recibir un beso del hombre que le gustaba, como por haber obtenido una confesión de amor, dirigida a su jefe. Y él pudo haberle dicho a Jimin que era completamente correspondido por el rubio, sin embargo, no deseaba exponer a Yoongi sin tener su permiso, además, la misión de confesarse debía nacer de él. Era tiempo de que Min Yoongi jugara sus cartas por Jimin, quien tanto había hecho por él.

 Era tiempo de que Min Yoongi jugara sus cartas por Jimin, quien tanto había hecho por él

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Se supone que debo estar despierta hasta las 3 am... pero ya tengo sueño.

Dios! La vejez me está afectando, y todavía no paso los 30.

En fin... 

3/5

Entre Lirios & Peonías [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora