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⇝ Aprovechando el pequeño descanso que su jefe les dio, gracias a su cita con Taehyung, Jimin se metió a la florería Pétalo, para su habitual visita.

—Yoongi-ssi... —saludó, llegando al mesón, para apoyarse en él con propiedad. —¿Sabe quién es un chico feliz? Yo —se señaló el pecho. —¿Recuerda el trabajo de investigación que me dieron la semana pasada? —Yoongi parpadeó, como si le estuviera respondiendo que con ese gesto. —Pues, conseguí terminarlo anoche, y que alivio, porque ya me tenía harto —rio con soltura. —Hoy lo envié por correo, y el profesor dijo que entregará las calificaciones mañana —se mordió el labio inferior, pensando en ello. —Estoy algo nervioso, pero sé que tendré una buena nota, porque le puse mi corazón a esa redacción —dramatizó. —Supongo que, una vez que logre graduarme, podré finalmente, sentirme como un ganador.

El local cayó en silencio, al permanecer Jimin pensativo.

—Siempre vengo aquí, y empiezo a hablar de cualquier cosa, sin parar —se le escapó una exhalación melancólica. —Me encantaría saber algo de usted, Yoongi-ssi... lo que sea —sus ojos marrón claro, lo miraron con la súplica implícita en ellos, rogando por ser bendecido con la grave voz que no podía quitar de su cabeza, de esa vez que le oyó hablando con Taehyung.

Yoongi, azorado, entreabrió la boca, queriendo responder, cerrándola luego, incapaz de emitir sonido. La sonrisa triste que apareció en Jimin, le partió el corazón.

—¿Puede darme una dalia rosada? —y, tal como llevaba haciendo desde hacía tres semanas, Yoongi la cobró y se la entregó.

Park Jimin no tuvo ánimos para hablar de su significado, ni porqué había elegido esa flor para él. Sólo se la dio, como las anteriores y se marchó en silencio.

Yoongi dejó caer su cabeza, golpeándola intencionalmente contra el muro a su espalda.

—Tarado —se maldijo, recurriendo una vez más al lápiz y al papel, quienes se habían vuelto sus mayores confidentes.

Park Jimin;

Se que lo he dicho antes, pero nunca está de más recalcar que, soy consciente plenamente que no merezco nada de esto. El que me regales una flor, sugiriendo que quieres hacerme siempre feliz, no lo merezco. Que me des tu atención y desperdicies tu tiempo conmigo, tampoco lo merezco. Que escapes de tu trabajo, sólo para venir a hablarme de tu día a día, no lo merezco. No soy merecedor de tus sonrisas, ni de tus miradas hermosas, cuando no te he dado nada más que silencios incómodos a cambio. Y, aun así, obtengo todo esto de ti, el melodioso sonido de tu risa, el brillo de tus ojos y el interés en mi persona, gratuitamente.

Sólo me queda disculparme. Perdón por ser una persona deficiente y limitada.

Desearía ser diferente.

Yoongi cerró la libreta con brusquedad, arrojándola bajo el mostrador, para cubrir su rostro, con la angustia picando en sus ojos, y volviendo su respiración superficial.

Mientras tanto, al restaurante del frente, regresaba su dueño con una radiante sonrisa y un vistoso ramo de flores en la mano. Taehyung se despidió de él con una reverencia, cruzando el paseo para volver al trabajo. Seokjin entró al Bon Apettit, como si acabara de ganar la lotería dos veces seguidas y Jimin se sintió feliz de que, al menos uno de los dos, tuviera una buena experiencia con los vecinos del frente.

—¿Es muy pronto para decir que me gusta demasiado? —preguntó y el pelinegro negó con la cabeza, riendo.

—¿Qué pasó con lo de no enamorarse, porque el amor no es tan bonito como lo pintan? —recitó sus propias palabras. —¿No que todos los hombres eran unos patanes, infieles o celosos? —se burló un poco más.

—Tú y yo somos hombres, y no entramos dentro de esa descripción —puntualizó. —Y, eso lo dije antes de conocer a Taehyung.

—Se ve que usted es especial para él —comentó Jimin, mirando las flores en las manos de su jefe con atención.

—¿Tú crees? —se emocionó, y su sonrisa se expandió.

—Le regaló margaritas... —las señaló con su dedo y Seokjin esperó que continuara. —Con eso, quiso decirle que sólo tiene ojos para usted —detalló el significado de las flores.

—Woah... —miró el ramo con mucha más fascinación que antes, conociendo ahora su trasfondo. —Él las compró... antes de siquiera saber cómo lucía yo...

Ambos se perdieron en sus pensamientos.

—Sin haberlo visto... —volvió a hablar Jimin. —Taehyung ya estaba flechado por usted.

—Okay, no es pronto entonces para decir que me gusta demasiado —admitió, irradiando felicidad por cada poro.

—Okay, no es pronto entonces para decir que me gusta demasiado —admitió, irradiando felicidad por cada poro

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Uuuy se nos enamoró el chef 😍

2/5

Entre Lirios & Peonías [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora