💐
⇝ El sol apenas estaba alzándose, y la florería Pétalo ya lucía sus lindas flores en la vitrina exterior, como un cuadro viviente. Yoongi miró con curiosidad a su asistente, quien se acomodaba y desacomodaba el flequillo castaño, haciendo extrañas poses frente al espejo lateral, quitándose los anteojos y guiñándose un ojo a sí mismo, y volviéndoselos a poner.
—¿A dónde vas tan arreglado? —dijo, haciendo que el otro se espantara, sosteniendo sus gafas en el aire, antes de que se cayeran, debido a su torpeza y al susto que le metió su jefe.
—Y-Y-Yo iba a... a ba-barrer el frente d-de la t-tienda —informó, dejando ver una sonrisa.
—¿Uh? —Min frunció el ceño, sin entender el actuar del menor, quien pasó por su lado con la escoba en una mano y el recogedor en la otra.
Jimin apareció a los pocos minutos, y su traidor subalterno se limitó a saludarlo desde afuera, sin entrar a echarle una mano con él, y la conversación sin fin, que sabía que vendría.
—Buenos días, Yoongi-ssi —saludó, tan radiante como siempre, dando brinquitos como un niño, para terminar apoyándose en el mesón, casi invadiendo el espacio personal del rubio, quien se congeló instintivamente. —¿Durmió bien anoche? —preguntó, sabiendo que no obtendría ninguna contestación. —Porque, yo sí... después de mucho tiempo, parece que mi compañero de cuarto, el de la universidad, no se quedó a tirar el edificio abajo —negó con la cabeza, divertido. —No sé si lo mencioné antes, pero Jungkook, que es el chico que me designaron como roommate, es un... bueno, le gusta salir con cada chico que se le cruza por delante, y por mí, está bien, no lo juzgo... —Yoongi lo miró, interesado en la historia. —Lo que pasa, es que la convivencia se hace abrumadora a veces, ¿sabe? —frunció los labios en un puchero. —Es que él no respeta mi espacio, ni las horas mínimas que cualquier ser humano necesita dormir —entornó sus ojos en un gesto divertido, y Yoongi no pudo retener la pequeña sonrisa que apareció en sus labios, la cual no pasó desapercibida para el joven repartidor, quien, de sólo ver ese gesto, sintió un aleteo cálido en el pecho. —De todos modos, estoy ahorrando hasta el último peso que me gano en este trabajo, para algún día, quizás antes de que el verano llegue, poder marcharme de allí —su mirada se volvió soñadora, anhelando que así fuera. —Quiero tener mi propio lugar, así sea una caja de zapatos, no me importa... me acomodaré y la volveré mi hogar.
Yoongi parpadeó, manteniéndole la mirada, y Jimin se sonrojó, inevitablemente. Aquel hombre era encantador, incluso si sólo estaba de pie allí, oyéndolo hablar sin parar.
—¿Hay un lugar al que usted pueda llamar hogar, Yoongi-ssi? —consultó y el aludido bajó la vista a sus pies, apenado. —Espero que sí —la sonrisa habitual no se borró del rostro alegre de Jimin. —Pensaba comprar otra flor, pero... creo que la cambiaré por un ramo de... ¿Gypsophilas? —pronunció con dificultad. El rubio asintió, y el pelinegro se mordió el labio inferior, complacido con esos minúsculos avances en su comunicación. Ahora Yoongi se permitía hacer contacto visual con él, a veces, asentía a sus peticiones, o incluso, sonreía, como en esa ocasión.
Yoongi armó con destreza un pequeño ramo, sabiendo que terminarían siendo su regalo; y se las entregó al pelinegro. Le gustaba esa dinámica instaurada entre ellos, y con cada flor que recibía, sentía que se enamoraba un poco más de Jimin. El chico pagó, y se la entregó, asegurándose de tomar con su mano, la del rubio, para que éste no se apartara aún. Min presionó sus labios en una línea, sin saber cómo reaccionar ante sus sutiles insinuaciones.
—Me gusta que, de alguna manera... yo sea capaz de robarle una sonrisa, Yoongi-ssi —habló, clavando sus ojos intensos en los del dueño de la florería. —Y también... me gustaría ser como estas flores en su vida... Felicidad —declaró, sin liberar su agarre, permaneciendo un par de segundos más, sólo observándose en silencio, hasta que el sonrojo en Yoongi bajó a su cuello y el repartidor sonrió, suponiendo que estaba forzando los límites del otro. Entonces, retiró su mano. —Que tenga un día productivo.
Con esa despedida, salió, haciendo bailar las campanillas de la puerta.
Yoongi llevó el ramo a su pecho y en sus oídos, podía escuchar el fuerte latir de su corazón, como si este le reclamara por no atreverse a decirle las mil cosas que circulaban en su mente.
Una vez más, recurrió a su libreta, esmerándose en escribir una nueva nota para Jimin, que él chico no leería nunca.
Park Jimin;
Si he conocido la felicidad, es gracias a ti... pero, en mi vida, tú eres mucho más que eso... eres el gozo y el motivo que me impulsa a intentar ser mejor persona. Sólo por ti y para ti, me esfuerzo en superar mis limitaciones y los miedos que me alejan de ti. Sólo por ti, me enfrento a diario con esta timidez que me impide ser yo mismo delante de ti, y decirte todo lo que siento... todo lo que causas en mi interior y cómo haces que mi cuerpo por completo estalle con sólo una sonrisa tuya. La felicidad para mí, tiene nombre y apellido... y ese es Park Jimin. No hay nadie que me haga más feliz, nadie que me produzca tanta dicha, como lo haces tú.
No sólo eres felicidad, eres mi razón de sonreír, y sólo sonrío por ti.
.
.
.
🍃
Si hay algo que amo, es escribir este tipo de romance cursi y sensiblero... Dios, amo al Yoongi de esta historia *llora*
3/5
๛🦋
ESTÁS LEYENDO
Entre Lirios & Peonías [YoonMin]
Fanfic[TERMINADA] ~MINI FIC~ Park Jimin ha comenzado a trabajar como repartidor en un restaurante, pero el dueño de la florería del frente parece odiarlo, pues huye de él cada vez que le ve. Lo que Jimin no sabe, es que sufre de una gran timidez. [ESPECIA...