Capítulo 42

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La puerta de aquella habitación se cerró dejando solos a ambos jóvenes, Peter estaba nervioso y aquella chica también ya que, ella hacía años que no veía a un chico a menos que se tratara de algún doctor del lugar, obviamente.
Peter avanzó un poco para extender su mano a ella y estrecharla, sus manos estaban un poco sudadas y temblorosas.

—Es un gusto conocerlo, Peter Ratri.

Sus mejillas se coloraron levemente al escuchar la voz de la joven —Los mismo digo.

Un silencio incómodo se generó haciendo que ambos se miraran por un tiempo regular, la sonrisa en el rostro de la joven no tardó en aparecer —¿Recuerda mi nombre? —Él negó haciéndola reír— Me llamo Jade.

—Vaya, eso sí que es curioso en especial por tus ojos.

Asentó —Mamá... Digo, mi cuidadora escogió ese nombre porque dice que fui la primera niña en toda la casa en poseer ese color cuando ella comenzó su cargo.

—Para mí, ese es un nombre muy lindo...

Desde ese momento, ambos comenzaron a conversar por largos ratos, incluso las visitas de Peter a la plantación se volvieron constantes por lo que el contacto en ellos también, hasta el día en que él hizo la propuesta, para esto habían transcurrido sólo 6 meses.

—Desactivenlo —Pronunció uno de los demonios teniendo a su lado al joven y la chica.

Frente a sus ojos lograron divisar como el dispositivo en su pecho era desactivado, los brazos del joven la rodearon en un cálido abrazo, ahora todo iba a ser seguro para ambos.
Los meses, días y años avanzaron, debido a la presión de los demás Ratri sucumbió a engendrar otros niños con distintas mujeres pero ninguno de ellos poseía buena salud y por desgracia las madres también morían en el parto, los doctores y demonios no se explicaban bien esa situación.

El vaso cayó con fuerza rompiéndose por completo —¡No, debes de perderlo ahora mismo!... Hablaré inmediatamente con Smee para que...

Las manos de ella se posicionaron en las de él —Peter por favor...

—Jade, no quiero que te dañe este niño... No quiero perderte en estos momentos —La abrazó— No me importa si no tengo descendencia... Pero no quiero perder a la mujer que me permite tener una estabilidad... Más hora que ha pasado eso con mi hermano...

Ella correspondió acurrucandose en cuello —Nada malo pasará... Pero, deja que nuestro hijo viva... Deja que ella sea feliz...

«Esa fue la segunda vez que experimenté el miedo total... Nunca había sentido esa presión de creer que perdería a alguien... Verla en la cama estando muy débil por culpa de nuestro hijo me hizo sentir que todo estaba acabado al punto que jamás creí hacer un trato con aquel que no conocía...»

—¡Solo un poco más señorita!

Él camina a desesperadamente escuchando al otro lado los gritos de dolor de la joven, las mucamas no salían aún y ya habían pasado cinco horas desde  que el trabajo de parto había comenzado, todo comenzaba a ser oscuro a su alrededor hasta que ese pequeño pero fuerte llanto sonó al otro lado de la puerta.

Sin dudarlo corrió abriendo la puerta de golpe mirando a su amada pareja sujetando el pequeño bulto entre las sábanas, a su alrededor todos se veían nerviosos, pero la expresión seria en su cara hizo que la habitación fuera un terror.

—Señor Ratri... Es... Otra niña pero...

Él tomó entre sus manos a la pequeña niña quien aún lloraba, sus ojos se iluminaron al verla, por fin el miedo que había en el se había ido, pero, uno nuevo crecía... Ese era la necesidad de proteger la pequeña criatura que había ahora entre sus manos, su mujer y su hija, eran todo lo que quería proteger.
Y ese fue su objetivo hasta que la niña cumplió tres años y todo colapso.

—¡¿Acaso no te importa que Emma estuvo apunto de ser asesinada?! —Exclamó Peter teniendo a la niña en sus brazos.

La mirada fría de la dama se posicionó en él —Ya te lo he dicho Peter, ya no quiero saber nada de ustedes.

Los sollozos de la niña y sus lágrimas se reflejaban en la mayor —Mami...

—¡¿Porqué actúas así Jade?!

Ella sonrió —¡¿Acaso no lo has entendido?!, Peter yo quiero estar con tu hermano, ¡ya no quiero saber nada de ti y esa pequeña mocosa!, tu mismo lo has visto y no quieres aceptarlo...

El miedo finalmente se había vuelto odio hacia ella, pero el terror por su hija ahí estaba. La decisión de deshacerse de la persona que tanto amó, ahora le dolía demasiado, no entendía bien que pasaba en su interior pero, el día del juicio todo tendría sentido.

—Déjenlos que entren —La voz monótona del hombre sonó.

La mirada de terror de la mujer estaba presente —¡Peter, no lo hagas!... ¡Esto lo hice por Emma, lo hice por ella! —Las lágrimas que resbalaban por sus mejillas haciéndolo dudar si hablaba de verdad— ¡¿Recuerdas que fue lo que dijiste antes de que naciera?!

Todos miraban el espectáculo de la mujer, ella estaba de rodillas suplicando por su vida y la mirada de duda en el rostro de Peter comenzaba a hacerse presente.

—¡Dijiste que seríamos felices en especial por ella, que ella sonreiría en un fuera de demonios!... —Sonrió— Yo quería que ella también fuera libre de esto...

Era verdad, todo había sido un error de él, el querer tener todo arreglado para su beneficio y su ambición lo habían cegado... Todo ahora era su culpa, la vida de su hija ahora dependía de él y de nueva cuenta era su culpa.

—¡Señorita Emma resista por favor! —Todos la habitación gritaban haciéndole saber que en verdad todo estaba mal.

Tenía de nueva cuenta ese miedo, miedo de perder la única cosa que le recordaba al amor de su vida.

»—No le digas a Emma... —Después de todo, lo que te dije fue una mentira...—«

—¿Señor Peter, está bien? —Preguntó Yuugo caminando a él, mirándolo con preocupación.

Peter lo miró con los ojos bien abiertos notando la sangre que había a su alrededor, la sangre de su hija —Diles que la salven... —Sus lágrimas aparecieron— Que salven a mi niña...

ʟᴏs ᴏᴊᴏs ᴅᴇ ʟᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴍᴏɴᴇᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora