Capítulo 53

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El sonido de las zapatillas por el pasillo alertaban a todas las mucamas y mayordomos que su joven superiora estaba cerca, por lo que tomar una pose de respeto era muy común, pero de repente los pasos comenzaron a acelerarse cada vez más informando que ella se acercaba corriendo y en efecto, la joven corría con tanta prisa que ver su cabello agitarse los tenía sorprendidos a todos. Detrás de ella sus dos compañeros cruzaron con rapidez sin decir o disculparse como era costumbre en aquel lugar, por lo que sólo permanecieron con la duda de lo ocurrido, pero para la mansión Ratri era era una buena señal.

—¡Doctor! —Exclamó Emma deteniéndose en la puerta de la enfermería.

El mayor giró para notar la presencia de los jóvenes, se veían agitados, pero él sólo sonrió, Emma entró jadeando acercándose a la cama donde estaba finalmente sentado el moreno de anteojos —Todo está perfectamente bien, no hay nada de malo más que las cicatrices...

—Señor Andrew... —Pronunció Ray acercándose para sujetar su mano.

El mencionado sonrió mirando atentamente a los jóvenes —Fueron meses y sus caras de mocosos pasaron a ser más adultas... —Rió por su propio comentario notando la sonrisa de los chicos.

La alegría en sus caras no tenía precio para él, sentir la calidez de un abrazo por parte de ellos lo hacían sentir tranquilo —Que bueno haya despertado —Pronunció Gilda.

Entre risas y comentarios, dirigió su mirada a la puerta principal notando como su superior estaba de pie controlando su respiración, él también había corrido lo más que pudo —Señor...

Peter camino mostrando algo de enojo, los chicos se apartaron del mayor dejándolos a ambos de frente, la mano de Peter se elevó para dejar un golpe en la mejilla del hombre haciendo que sus anteojos cayeran al suelo.

—¡Padre! —Eso sorprendió y disgustó a Emma.

—Eres un maldito imbécil —Dijo mirándolo con enojo— Te di una orden y te atreviste a desobedecerla...

Andrew frotó su mano en la zona del golpe —Pero respeté su deseo.

Peter frunció el ceño sonriendo y asentando —Si, idiota... Sigues con vida —Comenzó a reír y después lo abrazó.

Ray, Gilda y Emma estaban sorprendido por la actitud del mayor y para romper el silencio, Ray, a propósito, dejó caer un frasco que había en una de las mesas cercanas a ellos, las jóvenes lo miraron y entendieron que debían salir, así que eso hicieron. Pero antes de irse por completo, Emma miró hacia atrás sonriendole al mayor.

—Gracias por seguir con nosotros... Tío.

Andrew asentó —Gracias por cuidarme, Emma.

La chica asentó alejándose de la habitación, mientras iban caminando la sonrisa de maldad volvió al rostro de Emma, Ray y Gilda sabían perfectamente que si, está situación era parte de su plan, por lo que caminaron directamente a la oficina.

Ver a Emma estirar sus brazos era señal de que iba a danzar, característica que Gilda y Ray estaban ahora más que acostumbrados, por algún motivo, se parecía a alguien que alguna vez conocieron.

—¿No es hermosa la vida? —Preguntó abrazándose a sí misma y dando vueltas por el centro de la oficina.

—Cuando dices eso, significa que tus planes van con conforme a lo planeado —Ray se acercó a ella.

Emma sonrío —En efecto, Ray, tengo a mi gente en constante movimiento con un solo objetivo, lograr mis ambiciones y lo estoy consiguiendo en silencio —Colocó sus manos en su cintura— Mi padre no moverá un dedo hasta que yo lo haga y en cuanto a Minerva, él tampoco, he conseguido que alguien haga que sus planes se retracen así que, el tifari estará en calma por este año.

ʟᴏs ᴏᴊᴏs ᴅᴇ ʟᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴍᴏɴᴇᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora