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❝  Puedes sonreírle todas las sonrisas al hombre que tome tu mano bajo la pálida luz de luna. Pero no olvides quién te llevará a casa y en cuáles brazos vas a estar. Así que, cariño, guarda el último baile para mí.  ❞
— Save the last dance for me, Bruce Willis.

Minsoo se deslizó en un vestido azul marino que resaltaba su figura. Tal vez no era tan agraciada de la cara pero debía admitir que tenía un cuerpo comúnmente bello. Se sonrió frente al espejo, se había maquillado un poquito más de lo habitual y su cabello le caía con gracia, apenas rozando sus hombros enfundados en la suave tela que le cubría el pecho pero dejaba desnudos sus brazos y la mitad de sus muslos.

Unos tacones de un color similar al del vestido fueron su elección para esa noche y por si acaso se llevó un abrigo, la noche era fresca y nadie le aseguraba que no estaría a la intemperie un rato, si es que todo salía bien, claro. Una última sonrisa le dio al espejo, llenándose los pulmones de ese amor propio tan característico de ella.

Se permitió tomar un taxi para llegar hasta el lugar, usualmente usaba el metro para ir a trabajar aunque su sueldo bien le permitía usar el taxi. Sólo que había cierto encanto en los transportes públicos que le gustaba, aun si debía soportar miradas de amargura de los que, como ella, se levantaban temprano para ir a un trabajo que no les satisfacía, valía la pena pues al final del día la compañía siempre era bien recibida. Y ciertamente Minsoo no tenía compañía la mayoría del tiempo.

Probablemente por eso se había esmerado tanto en su apariencia para esa cita, aunque ella no creía en la efectividad de ese tipo de encuentros, esa noche estaba dispuesta a equivocarse. Iba con buen humor, viendo la ciudad pasar a través de la ventana en un suspiro plateado por el baño de la luz de luna.

Y suspiró, pegando su cabeza contra la ventana, deseando que el tiempo pasará rápido para poder ver a quien sería su acompañante esa noche, deseando con todo su corazón que las cosas fluyeran para bien y que, en caso contrario, la noche hiciera su magia para que pudiera volver pronto a casa después de tomar ese amargo trago.

Que claro, no estaba esperando encontrar al amor de su vida, de hecho todo lo contrario. Lo único que ella podía ofrecer en ese momento era amistad y realmente deseaba obtener un amigo esa noche, para ya no estar tan sola y poder salir con gente de su edad de vez en cuando que de tanto estar encerrada en la oficina ya se sentía parte de la decoración.

El auto se detuvo y el conductor le informó el costo del viaje. Minsoo se apresuró apagar y después de agradecer bajo del auto con delicadeza. Se habían citado en un restaurante bonito, no muy caro pero sí elegante. Se sonrió burlona, todavía sin creer que estaba haciendo esas cosas. Mira que terminar en una cita a ciegas orquestada por su madre y otras dos señoras.

Una hermosa señorita le preguntó por reservación cuando entró al lugar, las luces amarillas le daban un toque hogareño y cálido, el ambiente olía a deliciosa comida y todos los empleados eran amables y serviciales. Minsoo le informó a la mujer que estaba allí para encontrarse con alguien y el rostro de la señorita se iluminó en una sonrisa perfecta. De hecho, todo en el lugar era demasiado perfecto para ser verdad.

La mujer le indicó a un hombre que la acompañará hasta donde la esperaba su cita y nuevamente Minsoo tuvo la sensación de estar frente a máquinas por lo mecánicos que actuaban todos en el lugar. Sin embargo se deshizo de esos pensamientos y se dejó guiar.

Ahí estaba él.

Le esperaba en una mesa al centro del lugar, bien vestido y con el cabello impecable. Su rotar era redondo y sus ojos muy grandes que resaltaban a través de los lentes de montura gruesa. De labios delgadisimos y nariz plana era si cita. Ni demasiado atractivo pero tampoco muy feo.

Can't help falling in love || Son HyunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora