❝ xiii ❞

108 22 15
                                    

Escribiré una sinfonía para ti y para mí, si me dejas amarte. Pintaré una obra maestra sólo para que tú la veas si me dejas amarte, déjame amarte, ¿Estás lista para el amor? Yo sí. ❞

—Are you ready for love? Elton John.

Al día siguiente tuvieron una reunión los cinco en la oficina de la planta, el gerente les hizo entrega de un reporte de ganancias que Minsoo revisó con detenimiento, llegando a la conclusión que, si seguían como habían ido hasta ahora, los frutos del trabajo estarían dándose justo a tiempo para que Son los mostrará en la junta de accionistas dentro de dos meses y medio.

Después de eso siguieron el recorrido que dejaron a medias el día anterior y nuevamente el día se les escurrió entre los dedos. Culminaron el trabajo ya entrada la tarde, Park y Choi insistieron en volver a salir a cenar pero tanto Minsoo como Son estaban demasiado cansados y esa noche no les apetecía aguantarles.

Minsoo se despidió de Kim, prometiendo mantenerse en contacto y preservar esa amistad que había brotado tan rápido entre ambas. También pidiéndole mantenerla al tanto si cualquier inconveniente se presentaba en el lugar o con sus superiores.

Así abordaron el taxi que los llevaría de vuelta al hotel para descansar y partir la mañana siguiente. La joven se sintió aliviada de haber terminado rápido el trabajo, todavía había sol y el atardecer iba a tardar, estaba lista para hundirse en su cómoda cama de hotel y dormir hasta que tuvieran que volver a Seúl. O eso pensaba mientras miraba por la ventana, el auto se había detenido en un semáforo justo en la calle que daba a la playa. Había un escenario y mucha gente se congregaba alrededor.

—¿Ah? Un concierto —dijo Son, asomándose a la ventana también.

—Es un festival —explicó el taxista—. Se hacen incluso en días de semana, no duran mucho, en cuanto anochezca se terminara.

Los ojos de Minsoo brillaban viendo el espectáculo, por el festival había un embotellamiento que parecía no terminar pronto, así que bajó la ventana del auto, dejando que la música viniera a ellos junto al sonido de las olas rompiendo sobre la arena.

—Se ve divertido —Son suspiró—. ¿Vamos?

—Pero traemos ropa de oficina.

—No importa, no hace mucho calor.

Minsoo pareció pensárselo, aunque todo en su ser gritaba un gran «sí», lo que más quería desde que llegó era ir a esa preciosa playa que parecía llamar su nombre en el murmullo de las olas y el canto del viento. Asintió, decidiendo que merecía relajarse un rato.

El taxista soltó un suspiro, tal vez recordando su propia juventud sólo de ver a los dos en la parte de atrás de su auto. Que sólo pagaron el viaje y saltaron fuera del vehículo, emocionados por la aventurilla que estaban por tener.

Apenas tuvo la arena bajo sus pies, Minsoo tuvo que quitarse los zapatos de tacón que no le iban a permitir caminar. Los guardó en su bolsa, esta se abultó pues era demasiado pequeña para almacenar zapatos y la joven se quejó entre risas por ello, mas no tuvo que batallar tanto ya que pronto hallaron una caseta donde guardarían sus cosas por un rato. Minsoo dejó su bolso y Son su saco y corbata que no eran necesarios en una tarde de playa. 

—La arena está caliente —rió la joven, enterrando sus pies. 

Así, sin tacones, era muy bajita, Hyunwoo descubrió, con ternura, que ella no llegaba ni siquiera a la altura de sus hombros con los pies descalzos y era un tanto extraño verla tan pequeña. 

La música llegaba hasta donde estaban, no se quisieron acercar a la multitud con tal de evitar el calor lo más posible. Encontraron refugio debajo de un muelle donde la sombra era fresca y la brisa del mar les despeinaba el cabello, allí sentados muy cerca del agua, disfrutando del bonito día que hacía.

—Creo que necesitaba —Minsoo dejó escapar todo el estrés que tenía en su pecho.

—Hemos trabajado mucho, nos merecemos un descanso.

Una vieja canción inglesa vino desde la playa, ambientando el momento con una dulce melodía llena de amor.

—Conozco esta canción —dijo el mayor, sorprendiendo a la joven.

—Usted se sabe todas las canciones del mundo.

—Sólo unas cuantas.

El sol se puso en el horizonte y las sombras tomaron posesión de la tierra, envolviéndolos entre la oscuridad del crepúsculo. Salieron de debajo del muelle, permitiéndose pasear a la espera de la noche. La marea había bajado desde antes de que ellos llegarán y las olas rompían tranquilas, acariciando los pies descalzos de Minsoo y de Hyunwoo que también terminó por quitarse los suyos y arremangar la bastilla de sus pantalones que igual se mojaron un poco.

—Parece que te gusta mucho el mar.

—Me encanta —su cabello volaba sobre su cara y la falda se le levantaba un poco, en ese momento agradeció haber elegido esa que le quedaba hasta las rodillas—. Aunque nunca había visto la playa de noche, es más bonita que en el día.

La luna se asomó entre las aguas, reflejándose en el inmenso mar. Y si veía al horizonte, era difícil saber dónde terminaba el océano y dónde comenzaba el cielo nocturno. Las estrellas se reflejaban también en el agua, borrosas y danzarinas, moviéndose al ritmo de la música que ya estaba terminando y Minsoo se preguntó cómo sería bailar con ellas y porqué su corazón parecía deshacerse en suspiros esa noche, admirando la noche estrellada que la bañaba en una luz plateada junto a su jefe.

—¿Quieres ir a cenar? Por aquí deben vender mariscos. Es en todo lo que pienso de sólo ver el mar.

La joven se rió, la nariz se le arrugó y a Son se le aceleró el corazón.

—Suena bien.

Volvieron a la caseta, la muchacha que la atendía les devolvió sus cosas de buen humor. El mundo entero parecía ser más feliz en esa ciudad y Minsoo se sentía hechizada, embriagada de una calidez en el pecho que le robaba suspiros y la hacía mirar todo de buena gana.

Salieron de la playa, justo en la calle de enfrente había el restaurante de mariscos que tanto buscaban. Ese día tampoco habían comido muy bien, así que los dos estaban realmente hambrientos y la idea de cenar mariscos era demasiado buena para negarse.

—Espere, debo ponerme los zapatos —pidió la joven cuando sus pies tocaron la cera de nuevo.

Se tambaleó un poco por la falta de soporte en su equilibrio, Hyunwoo se apresuró a tomar su brazo, evitando que cayera. Minsoo le sonrió, sin ser consciente de la cercanía pues estaba más centrada en los zapatos que en otra cosa. Mas, cuando se incorporó, no supo como reaccionar ni tampoco entendió porqué se le cortó la respiración.

Él la había estado sosteniendo todo ese tiempo, sus cuerpos a una distancia prudente pero también bastante corta y no dejaba de mirarla de esa manera que solía parecerle extraña, sólo que ahora los ojos le brillaban por el reflejo de la luna y en ellos encontró la calidez que sintió la noche anterior cuando lo escuchó decir que era la mejor mujer que había conocido. 

Son sonrió, la mirada de Minsoo estaba sobre él y sintió que no todo estaba perdido, había un pequeño destello en estos, muy pequeñito y casi invisible, pero ahí estaba y eso ya era la mitad de la mucha ganada. Las bonitas mejillas de la joven estaban rojas, se veían suaves al tacto y casi quiso tocarlas. Mas no lo hizo, eso terminaría por asustarla y si quería avanzar con ella debía ser prudente.

Se separó de la joven, deseando no tenee que hacerlo. Porque esa noche era tan romántica que parecía estar hecha para ellos. 

—Vamos a cenar —soltó el brazo de Minsoo y esta pareció volver a la tierra.

Can't help falling in love || Son HyunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora