❝ xvii ❞

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❝ Abc, es fácil como 1, 2, 3, tan simple como do, re, mi. Abc, 1, 2, 3, cariño tú y yo. Cuán fácil puede ser el amor. ❞

—ABC, The Jackson 5.

Minsoo despertó, el sol le dio un beso y las hojas de su maceta sobre la ventana se mecieron deseándole un feliz cumpleaños. Ya tenía veintiocho años y por primera vez en su vida, se sintió terriblemente sola.

Tal vez su madre tenía razón al presionarla tanto con el tema de conseguir pareja, el tiempo pasaba y el camino de la soltería estaba perdiendo encanto.

Se levantó y se preparó para el trabajo, había puesto música y una de las canciones que escuchó junto a Son de camino a Busan se reprodujo. Una sonrisa apareció en sus labios y ese gesto asustó a la soledad que salió corriendo lanzándose por la ventana, mas en el proceso también se asustó ella, esto no debía pasar.

Sacudió su cabeza, alejando a los fantasmas que querían atormentarla y siguió con su rutina evitando pensar siquiera. Pues todos sus pensamientos la llevaban a sólo una persona, de hombros anchos, ojos somnolientos y labios carnosos y rosados que no parecían reales. 

Todavía negándose a hondar en sus pensamientos y su sentir, se las arregló para llegar a la oficina, haciendo el mismo recorrido de siempre. La rutina la estaba cansando, tal vez demasiado, pero no quería pensar en eso porque al hacerlo se preguntaría las razones para seguir asistiendo a la oficina con buen humor y la respuesta le aterraba.

Nada parecía diferente, sólo ella estaba cambiada, el efecto de Busan no abandonaba su sistema y seguía viéndolo todo de color rosa. Era temprano y sus compañeros empezaban a llegar poco a poco, ella se acomodó en su lugar y prendió su computador, lista para otro aburrido día en un trabajo que ya empezaba a quedarle chico.

—Minsoo-ssi —la voz de Son la sobresaltó, él la veía asomado en la puerta de su oficina, había llegado antes que ella—. Venga.

La joven asintió, tomándose su tiempo para ponerse de pie y tomar todo el aire que podía porque sentía que se ahogaba. Llevó sus temblorosas piernas hasta la oficina y una vez dentro tomó asiento como se lo indicó su jefe.

—Tengo que hablar con usted de un tema muy serio y necesito que sea honesta —comenzó él.

—¿Qué es lo que pasa? —tragó saliva, nerviosa.

—Verá —suspiró, el tema era muy difícil—. Hace unos días la señora Kim vino a mi oficina, ¿lo recuerda? —Minsoo asintió—. Vino porque alguien dejó una queja en el buzón de sugerencias.

—No entiendo.

—A lo que voy es que no era una queja en sí —explicó, trataba de buscar las palabras adecuadas para suavizar la noticia, mas era algo tan delicado que no había palabras que pudieran reducir el impacto de su fuerza—. En la carta una empleada hizo acusaciones muy serias... Acusaciones de acoso contra el departamento de contaduría, ventas y el de relaciones exteriores.

Minsoo se quedó de piedra. Esos tres departamentos eran atendidos por Boo, Yoon, Oh y Suh. El alma se le cayó en pedazos y las palmas de sus manos se volvieron puños.

—¿Dijo nombres?

—Me temo que no —lanzó un suspiro, se pasó la mano por el cabello y Minsoo trató de ignorar lo atractivo que lucía así de frustrado—. Por eso necesito su ayuda, no quería involucrarla al principio pero después de la cena el viernes, decidí que debíamos actuar con más fuerza. Ahora, tengo que preguntarle algo.

—Dígame.

—¿Alguna vez...? —se le cortaron las palabras, de sólo imaginarlo se ponía furioso. Carraspeo y se acomodó en su asiento—. ¿Alguna vez alguno de sus compañeros la ha acosado de cualquier forma?

Minsoo apartó la mirada, preguntándose si era buena idea contar sus experiencias o no. Después de todo lo suyo no era tan grave comparado con la mujer que había decidido hablar. En ese silencio Hyunwoo se deshizo por dentro, la respuesta le carcomía el alma y ese profundo y largo silencio le volvía loco. De sólo pensar que Minsoo, SU Minsoo había sufrido algo tan sucio como eso bajo sus propias narices, le enojaba, le molestaba, no podía soportarlo.

—Le recuerdo —continuó, ya sin poder permanecer otro segundo en silencio—. Que cualquier cosa que diga será anónimo y no saldrá de estas paredes.

La joven asintió, apretando sus manos una vez más, ese día había optado por llevar pantalón así que no podía distraerse con el dobladillo como haría de tener una falda.

—Durante el día casi no dejó mi escritorio a menos que sea necesario —comenzó—. Y puedo decir que no he sufrido acoso... Al menos no han ido al punto de tocarme.

Son no supo si debía alegrarse por eso.

—Pero —continuó Minsoo, avergonzada de tener que admitir aquello frente a su jefe, sin saber que esa simple palabra se sintió como un golpe para Hyunwoo—. Si he notado que me tratan diferente a las demás compañeras, hacen burlas hacia mi persona incluso conmigo de frente y, a pesar de que se burlan de mi físico, he llegado a sentir miradas —no quiso seguir hablando, era demasiado humillante.

—Entiendo —bufó el mayor—. Me da gusto que me tenga la confianza para contarme esto, sólo la próxima vez, por favor dígamelo en el acto.

—Claro, lo siento.

—No se disculpe, no tiene porqué pedir perdón —y sonrió—. Minsoo-ssi, de verdad me molesta mucho saber que en mi empresa se den estas conductas. Pero me molesta más saber que usted también las tuvo que sufrir.

Ella no dijo nada, se quedó mirándolo mientras el corazón le martilleaba el pecho, tratando de salirse de su cuerpo y brincar a los brazos de Son.

—No quiero decir que no me importen las demás víctimas —esa palabra fue vital para Minsoo—. Es sólo que usted es una persona muy importante para mí.

La joven se quedó sin palabras, las piernas le temblaban y las mejillas se le llenaron de calor. Todo en su sistema pareció averiarse con sólo una frase. 

—Ahora, quisiera que ayudará a la señora Kim, se suponía que se enteraría de todo esto por ella —volvió a sonreír, maravillado por lo divina que se veía su asistente con los cachetes rojos—. Si hay más afectadas, me gustaría escucharlas, o bueno, leerlas. Kim les pedirá que escriban sus experiencias, así que por favor apoyela para que todas se animen a hablar.

—Cuente con ello —alcanzó a decir cuando su cerebro volvió a trabajar correctamente.

Hyunwoo le sonrió, escondiendo todo lo que le molestaba detrás de su sonrisa, Minsoo no tenía porqué enterarse de lo enojado que estaba con quiénes se habían atrevido a molestarla. Se agachó un poco para tomar la bolsa debajo de su escritorio.

—Pasando a otros temas, sé que hoy es su cumpleaños —entonces se puso de pie y rodeó el escritorio para estar frente a ella y entregarle la bolsa—. No sabía que podía darle, luego me acordé de cómo se quejó en Busan porque su bolsa era muy pequeña.

Minsoo tapó su boca con su mano, sin podérselo creer. Era común que los jefes regalaran algo en los cumpleaños, mas ese regalo era demasiado importante para ambos. Ella simplemente estaba demasiado emocionada porque él lo había recordado con el tiempo suficiente para entregarle algo que previamente había comprado. Y él feliz de ver la expresión de asombro y agradecimiento que ella puso cuando vio la bolsa, se había asegurado de quitarle la etiqueta con el precio por si a ella le incomodan recibir un regalo tan costoso.

En los ojos de Minsoo estaba ese brillo de antes, ese que sólo tenía cuando compartían un momento como aquel y su corazón bailó en su pecho. Para este punto se sorprendía de lo despistada que era la menor, pues era obvio lo enamorado que estaba. Era tan obvio que Yuna se dio cuenta, mirándolos abrazarse como parte de la felicitación desde el escritorio de Minsoo.

Can't help falling in love || Son HyunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora