❝ xviii ❞

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❝ Y cuando tu hablas, los ángeles cantan desde arriba, todos los días las palabras parecen convertirse en canciones de amor. Dame a mi tu corazón y tu alma, y la vida será siempre la vie en rose. ❞

—La vie en rose, Louis Armstrong.

La señora Kim observó a las seis mujeres frente a ella, de todas ella era la mayor, por mucho. La mayor de las seis era diez años menor que ella y tal vez por eso se sintió tan culpable de lo que estaba ocurriendo. Su trabajo era hacerles amena la vida en la oficina, pero había fallado, o eso se creyó era, porque siempre era más fácil culpar a todo el mundo antes que al verdadero delincuente.

Las había reunido en la cafetería unos minutos antes del almuerzo para que nadie pudiera molestarlas y ellas no temieran ser espiadas. Todas sentadas en una mesa con la señora Kim a la cabecera de esta, sonriéndoles amable.

—Antes que nada, quiero felicitar a Minsoo-yah —comenzó, girándose hacia la joven a su derecha—. Quise traerte este detalle, espero te guste.

—Muchas gracias —la mencionada hizo un reverencia desde su lugar, aceptando la pequeña caja que contenía una taza.

Sus compañeras le dieron unas cuantas palabras de felicitación, ahorrándose los abrazos para más tarde y prometiéndole invitarle el almuerzo ese día. El ambiente dejó de ser tenso y en los rostros de las mujeres ya había sonrisas, preciosas sonrisas que iluminaban el lugar y ellas no temían mostrar pues nadie las iba a malinterpretar. Algunas estaban sentadas cómodamente, privilegio que sólo se daban estando rodeadas de mujeres solamente.

—Bien —Kim siguió—. Hemos recibido un reporte sobre acoso —ella era conocida por ser muy directa, las mujeres se veían las unas a las otras, temerosas—. No voy a preguntar quién lo hizo, pero sí le voy a agradecer por hablar. Fue muy valiente de su parte.

Silencio, todas, excepto Minsoo, se mordieron los labios, teniendo una lucha interna pues todas habían sido acosadas en algún momento. Minsoo se vio reflejada en ellas, recordando lo que había platicado con su jefe esa misma mañana. Ella misma se había cuestionado si debía hablar o no.

—Sé que es algo muy difícil de hablar —siguió Kim—. Por eso no les voy a pedir que me digan sus experiencias frente a todas. Pero pueden escribirlas, todo será anónimo y les prometo que habrá consecuencias si es que alguien las ha molestado, sin importar el cargo que tengan.

—Señora Kim —Yuna habló, todas las miradas le cayeron encima mas no se intimidó, esos ojos no la juzgaban, al contrario, la veían suplicantes pues querían una voz—. ¿Y si alguien pasa a recoger las quejas? Sería incómodo para mí sí llenó una forma y la oficina entera me ve dejándola en la caja de quejas.

—¿Están de acuerdo? —preguntó la mayor, recibiendo tímidos asentimientos en respuesta—. Entonces llenen las formas y me las entregaran directamente. Pero necesitamos una voluntaria.

El silencio volvió a reinar, nadie parecía dispuesta a hacer ese trabajo, la vergüenza de ser acosadas las perseguía y era hasta gracioso como las afectadas tenían pena hasta para reportar el abuso mientras que los victimarios andaban por ahí, vagando por los pasillos con sus sonrisas de superioridad. Minsoo recordó las palabras de Son, él estaba contando con ella para ayudar a sus compañeras. Así que levantó la mano.

—Yo lo haré —declaró—. Si soy yo, no llamaría tanto la atención. Y si alguien pregunta, pueden decir que es un reporte que yo les pedí para el señor Son.

—Perfecto —sonrió Kim—. Entonces, espero sus formas hoy cuando termine el término. Pero pueden hacerme llegar sus formas en cualquier momento de esta semana, no se sientan presionadas.

Can't help falling in love || Son HyunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora