❝ xxii ❞

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❝ No sé cómo siquiera he vivido antes, eres mi vida y mi destino. ¡Oh mi cariño te amo tanto! Lo significas todo para mí. ❞

—You're mean everything to me, Neil Sedaka.

Una semana y media pasó. Las cosas cambiaron y la cordura llegó como una bofetada. La bruma sobre la mente de la joven se disipó y las cosas fueron claras para ella. Pero el miedo a lo desconocido la paralizaba, impidiéndole respirar incluso. Minsoo se había mudado a casa de su hermano y había pedido una larga licencia.

Eunbi no podía abandonar su trabajo para cuidar a su esposo y este le había rogado a Minsoo para que se tomara unas vacaciones y pasará tiempo junto a él para cuidarlo. La joven no se pudo negar así que hizo lo que le pidieron, encontrando que los días eran largos y las noches solitarias cuando no veía a Son, quien le enviaba mensajes todos los días aunque ella sólo los leía mas no respondía.

Se estaba escondiendo de él, porque temía lo que pasaría a continuación. Que sí, Hyunwoo la quería, ¿y luego? Ella no podía simplemente aceptarlo y dejar que la gente viniera a señalarla, para empezar no era ético ya que él era su jefe y ella una simple asistente. La gente iba a hablar, lo quisieran o no, y Minsoo se llevaría la peor parte.

Luego de eso estaba la propuesta que su hermano le había hecho la tarde que recibió una visita del dueño del restaurante, tal y como había dicho, les indemnizaron para ahorrarse una fuerte demanda. Entonces Soobin lanzó un grito de júbilo y la llamó para celebrar juntos.

—El plan está yendo tan bien —le dijo—. Sólo faltas tú.

—¿Yo qué tengo que ver?

—Voy a ser directo —su hermano se acomodó en su cama e hizo una mueca de dolor—. Hablé con mamá y papá, con Eunbi tengo mis ahorros y ellos tienen los suyos. 

—Ajá.

—Queremos abrir nuestro propio restaurante, y queremos que sea un negocio familiar.

Minsoo asintió, todavía sin entender del todo hacía donde iba su hermano.

—O sea que queremos que nos ayudes —aclaró Soobin, consciente de lo lenta que podía ser su hermana menor.

—Pero yo tengo mi trabajo.

A la joven se le descompuso su sonrisa, la cual se convirtió en una mueca insegura, ya no le estaba gustando el rumbo que llevaba la conversación

—Renuncia.

La duda se plantó en sus ojos, Soobin la pudo ver y lo entendió. Era comprensible que Minsoo dudara si literalmente le pedía dejar toda su vida atrás y embarcarse a lo desconocido. Mas la familia Choi era conocida por ser impulsiva, gracias a esa impulsividad su padre se había casado con su madre y gracias a eso también, Soobin se metió a estudiar gastronomía, haciéndose un nombre en las cocinas de Seúl.

—Sería algo pequeño, y sólo tendrías que ayudarnos al principio, cuando nos establezcamos podrás volver a trabajar si así lo quieres —tomó la mano de la menor, pidiéndole con la mirada que dijera que sí—. Si no creyera en esto, no te lo pediría siquiera, pero Minsoo, hay potencial. Tenemos el dinero y no vamos a arriesgarnos tanto, empezaremos en lo bajo.

La joven permaneció en silencio, reflexionando en las palabras de su hermano. La idea era totalmente descabellada mas toda su familia parecía dispuesta a seguirla. Supo que no dudaba del éxito del negocio, era muy probable que les saliera bien y, de no hacerlo, no se vería afectada puesto que podría apoyarse en ellos. Entonces, ¿por qué dudaba? La respuesta vino y Minsoo no la quiso escuchar.

—También tengo ahorros —dijo al cabo de un rato—. Y que esté aceptando no quita que eres un estúpido y un loco que sabe manipular a la gente.

Su hermano lanzó una carcajada, un nuevo futuro les abrió las puertas y el mundo se regocijó, celebrando la respuesta de Minsoo quien no sintió ningún arrepentimiento por su decisión. Si su familia le pedía un salto de fe, ella lo daría, incluso si eso significaba dejar atrás sus sentimientos en construcción. Se imaginó a sí misma en un lugar, trabajando codo a codo con su hermano, sus padres y su cuñada, le supo tan bien.

—Entonces habla con papá, él ya está viendo todo lo de los permisos y el local.

—¿Cómo? ¿Qué habrían hecho si hubiera dicho que no?

—Minsoo, tú no nos ibas a decir que no —se burló su hermano, disfrazando en sus risas esa confianza infinita que tenía sobre su hermana.

Así, unos días pasaron y Minsoo redactó su renuncia con pesar. Aunque no se arrepentía de nada, sí sentía cierta nostalgia por todo lo que dejaba atrás. Ya no vería a sus amigas en la oficina, justo ahora que había conseguido hacerse amiga de todas las mujeres de la oficina. Los almuerzos riendo junto a ellas parecían tan lejanos que le robaban suspiros como si ella fuese una anciana recordando sus días de juventud.

Y si había algo que extrañaba más que nada y seguramente era la razón más grande para dudar, ese era Son Hyunwoo. A quien no había visto desde la noche del accidente. Minsoo no lo sabía, pero la separación estaba volviendo loco a Son, la había buscado en su casa, sin saber que ella ya no estaba viviendo allí y, probablemente, no volvería a hacerlo. 

No se enteró que Minsoo había pedido licencia hasta que la señora Kim vino a presentarle a quién reemplazaría a la joven durante ese periodo. La noticia le cayó como balde de agua fría y esa fue la primera de muchas noches que pasó sufriendo por la mujer que le robaba los suspiros y embrujó su corazón. En su desasosiego le preguntó al cielo porqué había tenido que enamorarse de esa manera, ¿por qué de ella? ¿por qué si ella parecía tan renuente a caer por él también? Y en su dolor quiso romper la promesa que hizo de esperarla, mas fue imposible y pasaba los días ansioso de volverla a ver, caminando por los pasillos o sentada en el escritorio frente a su oficina, con esos lentes horribles que en ella se veían tan bien.

Minsoo le ignoró tanto que su corazón se quebró. Son juró estar molesto, diciéndose que no iba a perdonarla tan fácilmente luego de haberlo sometido a tantos días de angustia y miseria. Pero entonces ella apareció, con una carpeta entre sus manos y anunciando su renuncia. E incluso a través del dolor, la halló preciosa, todo lo perfecta y divina que ella era para él. 

—Gracias por haber creído en mi trabajo —la joven dijo e hizo una reverencia, si Son no hubiese estado tan entumecido, seguramente habría suspirado, pues ella se veía angelical en esa ropa informal.

Actuó por mera mecánica, dejándola partir sin decir nada. Se sentó en su silla como siempre, mientras Minsoo se despedía de sus compañeras, prometiéndoles mantener contacto con ellas y sintiéndose amargada por la falta de interés que Hyunwoo había mostrado por la noticia.

Can't help falling in love || Son HyunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora