Capitulo 35

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Anastasia

Abro los ojos de apoco ya que el ruido no me deja dormir pero de alguna manera el calor que siento resuelve todos los problemas, siempre sentí su brazo en mí cintura cuando dormíamos en el castillo y me traía paz pero está vez es diferente, algo cambio, aunque no debo esperanzarme mucho.

Christian está durmiendo a mí lado con su brazo en mí cintura y su respiración en mí nuca, nunca me sentí tan protejida.

Quise ser fuerte, lo intente pero se que todo se va abajo cuando se trata de él. Un miedo a que esto sea siempre así se me instala en la mente, tengo miedo a siempre perdonarlo por todo y que esto se repita siempre que él quiera, pero sé que se alguna manera es mí culpa al no ser fuerte contra él y lo único que hago es caer ante él.

Me remuevo un poco tratando de salir de sus brazos pero solo consigo darme vuelta y estar en frente de él. Christian duerme tranquilo como si nada hubiera pasado ayer, tiene un parde heridas pero nada que le quite lo atractivo; toco su cara pero me sorprende cuando toma mí mano y la lleva a su labios para darle un beso, de apoco va abriendo sus ojos grises y con ello una sonrisa.

– Mí diosa no pudo esperar hasta la noche ? – me sonrojo

– Cállate solo estaba...estaba..

– Tratando de tocarme sin mí consentimiento ? No me lo esperaba de usted mí reina, alguna sorpresa más ? – sonrío.

En algún momento nos quedamos en silencio y ambos viéndonos a los ojos y conmigo sonriendo, Christian simplemente no hace nada lo que hace que me ponga nerviosa y solo piensa en lo cerca que estamos, no me siento incómoda.

Su mano toma un cabello rebelde que tengo y lo pone atrás de mí oreja.

– Eres Hermosa Anastasia, toda una reina, digna de ser una diosa – me sonroja hasta no más poder. Nunca pude responder a eso, algunos hombres sin segundas intenciones lo decían y solo les podía decir que gracias pero con Christian no me sale nada, si bien no me siento fea tampoco diría que una diosa.

– Creo...voy a bañarme – me levanto pero rápidamente sus manos me toman de la cintura y me acuesta otra vez en la cama.

– Por qué no estás Deacuerdo con lo que te dije –

– Yo... simplemente no sé que decir con..

– Con lo que te digo ? – asiento y él me sonríe – no tienes que decir nada Ana, solamente dejar que pueda estar a tu lado – sonrío, la última vez que escuché a Christian decirme esto fue cuando éramos niños y al crecer todo cambio pero lo que no cambio fue que al escuchar sus palabras la misma sensación de amor no sé fue de mí pecho.

–  Christian tengo miedo

– De que mí diosa ? Que puedo hacer para que eso se valla.

– Tengo miedo de que todo sea así

– Así como Anastasia ?

– Que cada vez que nos peleemos o que cometamos un error tú te vallas – él me mira serio, me siento nerviosa al confesarle esto pero sé que es mejor para los dos que empecemos a ser sinceros.

Christian me sorprende cuando me toma de la cintura y se sienta en la orilla de la cama, sentándome en sus piernas.

– Jamás lograré que me perdones y lo entiendo, y si algún día lo haces yo mismo no lo aré, traicionarte de esa manera fue algo de lo cual me arrepiento hasta mis huesos y sé que nunca abra escusa, pero....puede ser que lo que te diga no arregle muchas cosas pero estoy entre tanta oscuridad y soy tan egoísta que... quiero tenerte a mí lado porque tu eres la única luz que me queda en mí vida, eres la única razón por la cual sé que no todo está perdido para mí al tenerte a mí lado – mis ojos se humedecen. Solo siento mis latidos ir cada vez más rápido cuando veo sus ojos grises y en ellos solo hay sinceridad.

Entre Caballeros y EsperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora