Las personas te rompen.
Te quiebran.
Te atan a un pasado que después te es difícil olvidar.
Llegas entonces a un límite en el que te hundes, en el que no puedes salir del mismo lugar en el que te has quedado atascada, sientes que la respiración se te corta, que no tienes fuerza para seguir.
Crees que todo pasara, que sólo ha sido un desacierto en tu vida, que a todos les sucede.
Pero no lo sentía así, no lo sentía de esa forma.
— Alena, quédate no te vayas —escuche su voz insistirme.
Apreté mis parpados dejando escapar un par de lágrimas.
— No tienes por qué hacer esto.
Había creado un muro lo suficiente alto y duro para que una persona lo atravesara, era una fortaleza que había usado como escudo para protegerme a mí misma del daño futuro de otras personas.
Me costaba confiar.
— Esto es lo que siempre quisiste ¿no?
Y Trevor se equivocaba, el que mi libro fuera leído por una editorial no era lo único que quería en mi vida, habían muchas más cosas y la principal de aquellas ya no podía recuperarla. Porque Renzo la había arrancado de mí.
Me había quitado el derecho no sólo a ser feliz y vivir con miedo, me había quitado la oportunidad de ser madre. Y me culpaba por ello todos los días de mi existencia, me culpaba por no ser lo suficiente valiente de huir de él cuando pude, porque si lo hubiera hecho mi hijo estaría vivo.
— Hacía parte importante de mis sueños —le respondí.
— Entonces no renuncies a ellos.
Apreté mis labios y mis manos se ajustaron al libro.
— Trevor yo...
Escuché el sonido de un auto aparcar a un costado de donde estábamos, un hombre bajo de allí y centro su vista en la de Trevor.
— Trevor —lo saludo estrechando un fuerte abrazo.
— Zac, ella es la persona de la que te hable —contesto él.
— Oh —me miro de pies a cabeza—. Es un gusto conocerte Alena, Trevor me habló de lo maravillosa que eres escribiendo.
— ¿Lo hizo? —pregunte.
— Claro que sí.
Trevor se aclaró la garganta.
— ¿Porque no mejor nos sentamos y discutimos el asunto dentro del restaurante? —respondió Trevor.
El hombre sonrío y aceptó la invitación.
Ya no había marcha atrás, había aceptado la ayuda de Trevor en el asunto del libro, pero no estaba dispuesta a aceptar más ayuda de su parte.
Los minutos en aquel restaurante se trasformaron en una larga hora discutiendo los detalles del contrato con la editorial que Zac manejaba, estaba conforme con lo que había dicho porque era la primera vez que alguien mostraba un verdadero interés por mi historia, estaba nerviosa, porque ni yo misma me creía que fuera tan buena en ello.
— Te enviaré la documentación para que la leas y la firmes —sostuvo Zac.
— Perfecto.
— Bien, es un hecho entonces, el libro se publicará — Zac sonrió y miró a Trevor.
— Me alegra escuchar eso —respondió él.

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Bajo tu Piel
RomanceTras la repentina muerte de su esposa el millonario empresario Trevor Argall se encierra en un mundo de total soledad, aislado en una vida totalmente diferente a la que llevaba, convirtiéndolo en un hombre arrogante y desinteresado por las cosas del...