Aprieto con fuerza mis labios al escuchar el sonido de la línea telefónica. El sonido del tono resuena por una tercera vez y después escucho la voz de Miranda.
- Miranda, buenos días.
Suspiro aliviada de que haya tomado la llamada.
- ¿Alena? ¡Hola querida! ¿Cómo estás?
- Bueno..., He decidido llamarte coma habíamos acordado aquel día si algo sucedía.
- ¿Qué sucede? ¿todo va bien?
- No lo sé, todo parecía que iba bien pero me he despertado con una mancha de sangre en mi ropa interior, no le he mencionado nada a Trevor porque no quiero que se alarme, y justo ahora estoy encerrada en el baño porque no sé qué hacer....
Mis manos sudan, mi voz es temblorosa no puedo ocultar ni siquiera de Miranda mi estado de pánico y desesperación en aquel momento.
- Primero necesito que te calmes, no es bueno para ti ni para el bebé.
- No quiero que nada malo le suceda – mi voz se quiebra en esos instantes.
Creí ser fuerte y no lo estaba siendo.
- Cariño, sé que quieres que nada malo suceda, pero lo que me estás diciendo es más normal de lo que crees. Dime, ¿has tenido dolor? ¿Malestares? ¿Te cuesta caminar?
- No, todo está bien, pero el sangrado me ha preocupado.
- El bebé es aún muy pequeño, necesita acostumbrarse a tu cuerpo, las molestias que tienes son normales.
- Él va a estar bien ¿verdad?
- Escucha, hablaré con Trevor y le diré todo, puedes hacerte exámenes en una clínica cercana, pero estoy segura que solo ha sido un susto.
- No quiero alarmar a Trevor por algo que he llevado al extremo.
- Has pasado por momentos de estrés, lo que te ha llevado a tomar todas esas energías y pasarlas al bebé, trata de tomar todo con paz y calma.
Miranda se había pasado un buen rato después de aquello para explicarme su propia experiencia en el embarazo, necesitaba su ayuda en esos momentos, necesitaba la voz de alguien que me dijera que todo iba a estar bien, y que mis preocupaciones eran las de cualquier mujer.
Abandono el baño con un poco de calma, le había pedido a Miranda en nuestra llamada no decirle nada a Trevor, me encargaría de decírselo por mi propia cuenta.
Trevor se preocuparía desde luego, pero me encargaría de calmar el ambiente.
- ¿Trevor? – pregunto a medida en que bajo las escaleras.
- Estoy aquí – responde saliendo de la oficina-. Mira lo que hecho – sonríe con orgullo con una especie de casa en sus manos-. Es para la coneja y sus crías.
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Bajo tu Piel
RomanceTras la repentina muerte de su esposa el millonario empresario Trevor Argall se encierra en un mundo de total soledad, aislado en una vida totalmente diferente a la que llevaba, convirtiéndolo en un hombre arrogante y desinteresado por las cosas del...