『 24 』

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Sabía que lo que Nott buscaba era alguien que lo amara, reconocía esa soledad reflejada en sus ojos porque yo alguna vez también la tuve

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Sabía que lo que Nott buscaba era alguien que lo amara, reconocía esa soledad reflejada en sus ojos porque yo alguna vez también la tuve. Pero yo no podía ser quien le diera ese amor que tanto anhelaba, yo ya tenía a George y lo amaba con todo mi ser.

La comida que Nott me había traído permaneció intacta, él se molestaba porque no comía pero decidí sobrevivir únicamente a base de agua... al menos por un tiempo.

Llevaba la cuenta de los días que pasaban rasgando líneas en el papel tapiz con ayuda de mi uña. No estoy muy segura de que fuera exacto pero tenía una idea, identificaba una nueva mañana ya que Nott llegaba a la habitación con el cabello húmedo y un nuevo traje.

Yo me quedaba sentada en la esquina y él me miraba durante algunas horas, esperando a que comiera o a que continuara su conversación pero eso no pasaba. Ni siquiera lo miraba por más de dos minutos completos. Y cuando lo hacía, lo miraba fijamente a los ojos, abrazando mis piernas contra mi pecho y con los labios apretados.

Ya no había intentado hacerme nada, lo que resultaba algo extraño e inquietante pero no me quejaba, algo tramaba y era eso de lo que debía preocuparme. Debía estar lista para su siguiente movimiento.

Según mis cuentas, habían pasado dos semanas desde que me llevó a ese lugar. Mi huelga de hambre duró sólo diez días cuando no aguanté más y tuve que ceder.

Nott me miró con superioridad cuando una mañana llevó la charola de comida y la deboré casi sin dignidad alguna. Murmuró algo parecido a un: "lo sabía".

—¿Puedo saber al menos dónde estamos?— pregunté mientras seguía comiendo.

De todas formas, ya había perdido la poca dignidad que me quedaba. Sonrió complacido por escucharme hablar.

—¿Para qué quieres saber?

Me encogí de hombros, ni yo sabía para qué lo quería saber.

—Sólo es curiosidad— hablé con sinceridad.

—¿Sabes?— se sentó con cuidado en el borde de la cama— me gusta esta nueva tú, pero extraño a la antigua Ivette que me obedecía en todo y me miraba con... miedo— sus ojos se iluminar por un momento— ahora parece que sólo hay odio en tu mirada.

—No contestaste mi pregunta.

—En realidad, no te lo diré. Si por algún milagro logras escapar, es mejor que no encuentren este lugar.

Dejé salir un suspiro de decepción.

—¿Me dejarás ir?

Nos miramos a los ojos un largo momento.

—Te traje un regalo— evadió la pregunta y señaló una caja bastante grande que estaba junto a la puerta.

Me levanté con incomodidad de mi esquina y sacudí el ya desgastado vestido verde que aún usaba. Nott había dejado algunas prendas para que me cambiara pero evidentemente no iba a aceptar nada de él, mucho menos esos diminutos vestidos de seda que dejaban al descubierto la mayor parte de mi cuerpo.

—Ya que hoy pareces... menos hostíl, tal vez lo aceptes.

Me acerqué hasta la caja y la levanté, estaba algo pesada. Quité el gran moño color rojo y abrí la tapa, casi dejo caer la caja al suelo al ver el obsequio. 

Mis labios se abrieron un poco y sentí un nudo en la garganta, mis ojos se llenaron de lágrimas por el enojo que comenzaba a inundar mis venas.

—¿Te gusta?— su voz sonó muy cerca de mi oído y pronto sentí sus manos posarse sobre mi cintura.

No logré moverme, pero las manos me temblaban.

Había un vestido de novia, he de admitir que era precioso, pero en este momento lo odiaba.

—No lo quiero— murmuré.

Sentí su sonrisa sobre mi mejilla mientras dejaba un beso en el mismo lugar.

—Será el vestido que uses en nuestra boda, dentro de tres días— sonaba muy emocionado— ya eres mayor de edad y como te lo dije, Ivette... tuve un año y medio para planear todo esto.

Deslizó un dedo por mi nuca hasta mi hombro.

—¿Qué te hace pensar que aceptaré casarme contigo?

Parecía que estaba esperando justo esa pregunta pues en su rostro apareció una retorcida y aterradora sonrisa. 

Del interior de su bolsillo, sacó algo y lo levantó frente a mi. Era el lazo verde que George usaba como pulsera. Ahogué un sollozo.

—¿Qué le hiciste? —lo miré aterrada y por primera vez desde que me capturó sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Nada... aún. Pero digamos que ha sido tarea fácil caminar frente a su nariz y él no se ha dado ni cuenta, está tan desesperado por encontrarte.

—No le hagas nada a George, Nott.

—No lo haré... sólo si te comportas. De lo contrario, un poco de veneno en su comida lo quitará rápidamente del camino.

—Bien. Haré lo que sea, pero aléjate de él— hablé con desesperación.

—Buena chica— sonrió.

Volvió a deslizar sus manos por mi cintura y acercó su rostro al mío. Dejé que me besara.

Salió de la habitación y por fin liberé el aire que había estado reteniendo. Cerré los ojos con fuerza, realmente debía pensar en una manera de escapar antes de esa boda.





 Cerré los ojos con fuerza, realmente debía pensar en una manera de escapar antes de esa boda

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A different way ⇝ George Weasley ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora