"Nunca había rogado por nada en mi vida, pero silenciosamente pedía que me dijera que me quería. Que se preocupaba por mí... algo."
Mario Benedetti
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CAPÍTULO 4
POV Armando
-¡Por una vez en la vida escúcheme usted a mí y deje de ser tan terco doctor Mendoza! – Me grita evidentemente molesta mientras me aprieta el brazo derecho que me sostiene.
De nuevo la estoy alterando, soy como esa basura en el ojo que te desespera e irrita y que terminas odiando profundamente porque no te deja vivir en paz.
Cuando la veo así molesta, recuerdo porque ella ya no se siente como mi Betty, esa Betty tierna y alegre que poco a poco se me incrustó en el alma con su calma y sinceridad.
No. A esa mujer ella misma me dijo que yo la había matado. Y ahora solo me queda esta mujer que de nuevo está enojada conmigo, a la que parece que constantemente le causo una expresión de molestia cuando me habla.
Pienso que debería mantener mi posición, conservar algo de dignidad y largarme de aquí.
Pero por la forma en que me tiene del brazo y su mirada de hastío, sé que no va a permitírmelo.
Agacho la cabeza, no puedo más que sentirme agotado y derrotado, siento que yo no debería estorbarle más a ella, debería dejarme ir y listo.
-Muy bien, como usted quiera doctora Pinzón -.respondo bajito, tratando de no importunarla más.
Tengo un dolor de cabeza terrible, de hecho son menos las partes que no me duelen.
Siento que todo me da vueltas, pero no quiero caerme aquí y ahora. No dónde Beatriz tenga que lidiar aún más conmigo levantándome de la calle. Así que me esfuerzo por mantenerme de pie apenas apoyándome en el agarre que tiene ella de mi brazo izquierdo.
Algo comenta con el patrullero sobre asegurar el carro y segundos después le entregan mis llaves y mi celular que había quedado también adentro.
El otro policía toma los datos de ella, su nombre y teléfono. Y ahora además de lidiar conmigo tendrá que atestiguar otro más de mis malos pasos, de mis grandiosos momentos, hundido hasta el cuello en la porquería que me he ganado.
-Por favor acompáñeme a llevarlo hasta la casa, le agradezco mucho toda su colaboración señor agente.
¿A su casa? ¡No!
-¡Beatriz, no, a su casa no! –susurro lo mejor que puedo, mientras trato de no desmayarme por el retumbe en mi cabeza -.Don Hermes no puede verme, no quiero meterla en problemas
-Mi papá está dormido doctor, no se preocupe, solo quédese en silencio -me susurra de vuelta cerca de mi oído, mientras subimos los escalones de la entrada con la ayuda del patrullero.
-¿Señorita necesita que se lo ayude a entrar a la casa? –el patrullero habla bajo, creo que escuchó lo que dije de Don Hermes.
-No es necesario, muchas gracias por todo.
El hombre se despide y cuando me suelta del brazo trato de agarrarme de la puerta, justo al tiempo que Beatriz abre y puedo ver a doña Julia.
Me da tanta vergüenza con esta mujer que confió en mí, a la que hace apenas unas horas le confesé mis verdades y le juré que mi mayor deseo era hacer feliz a su hija. Y vea dónde estoy, de nuevo jodiendo a mitad de la noche en su casa.
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Desesperación
FanfictionArmando no permitirá que Betty se vaya para Cartagena con el francés. Hará lo que sea por reconquistarla. O al menos eso es lo que sigue diciéndose a si mismo. Una historia escrita en honor a Yo Soy Betty, La Fea, la única y original, escrita por F...