Capítulo 9

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"Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir la suya"

― Mario Benedetti, La tregua

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CAPÍTULO 9

POV Armando


El doctor se ha ido por ella y la emoción me embarga. Deseo tanto verla y sentirme vivo de nuevo.

Estuve a punto de la locura cuando escuché a los doctores hablar de cirugía, tan solo por pensar que si yo moría en un quirófano no volvería a verla y no tendría oportunidad de corregir lo que le hice, que yo me iría y ella me recordaría como el maldito canalla que fui.

Sé que lo que ha hecho estas últimas horas ha sido por compasión, Beatriz es una hermosa persona, más allá de cualquier resentimiento que tiene contra mí sé que es un maravilloso ser humano.

Pero ahora que se asegure que estoy más o menos vivo, podría darse la vuelta. Largarse lo más lejos posible de mí, como quiere hacerlo.

Los ojos me pesan demasiado, siento como la niebla vuelve a cubrir mi mente después de los momentos de lucidez que tuve para hablar con el doctor.

No sé cuánto se demore en venir el doctor, tal vez pueda descansar un poco la vista mientras tanto.

Entonces siento que estoy muy liviano, casi flotando. Es muy extraño porque de pronto estoy en otro lado.

Es como un parque, hay jardines, muchas flores y un pequeño lago artificial. Se parece a aquel extraño sueño con Betty y ese... pato.

Pero esto no es un ridículo cuento de princesas, no. Esto parece más bien una escena de película de suspenso, no escucho nada, no veo nada a mí alrededor.

Y me siento muy frio, asustado y frio.

Ese momento tenebroso de las pesadillas en el que sientes que estás ahí y que hay más personas contigo, pero no puedes ver a nadie. Ahí es justo donde yo estoy ahora.

Sé que hay alguien conmigo pero por alguna extraña razón no puedo ver quien es, siento una sombra cerca de mí, es una presencia a mi lado.

¿Por qué no puedo girar mi vista? Me siento como si estuviera congelado, atrapado.

Y entonces la presiento. No se cómo es que puedo sentirlo así tan fuerte, pero yo sé que es ella.

-¿Betty?

Mi voz aquí suena normal, aquí no me siento ahogado, lo cual es obvio porque sé de sobra que estoy soñando.

No me responde, pero sigo sintiéndola.

-Beatriz, ¿Dónde está?

Está a mi lado. Puedo sentirla en mi piel aunque no me toca.

-Betty por favor respóndame, no puedo moverme.

Y vaya que trato de hacerlo, pero siento atrapada mi cabeza, algo en mi rostro, algo me frena.

-Beatriz... Betty... mi vida

-No doctor, quédese quieto por favor, deje ese oxigeno ahí que lo necesita –escucho por fin su voz susurrándome.

Su voz acaricia mi espíritu.

Nunca sentí esto con nadie más en toda mi vida, solo Betty causa esas sensaciones en mí, solo ella me ha despertado a un mundo lleno de emociones, de ternura... de amor.

DesesperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora