Capítulo 1

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DESESPERACIÓN

"La desesperación es el eco que emerge del vacío. Es la rabia al perder la esperanza, es la tristeza transformada en ese lamento de quien cree haberlo perdido todo y ya no percibe luz en el horizonte ni significado en su presente."

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CAPÍTULO 1

Restaurante-Bar Almirante Padilla

Betty se fue del lugar furiosa, veo mi oportunidad completamente perdida y de lejos observo que en la entrada ella se encuentra con el francés, cruzan unas palabras y se van juntos.

La ira me inunda de nuevo de solo pensar por un momento que soy yo mismo quien la he empujado a sus brazos, que será él quien la consuele después de lo que yo volví a hacerle, después de que le confesé que tomé y leí su diario.

Soy un total estúpido, un idiota, tan solo un maldito malnacido que no ha hecho más que herirla de todas las maneras posibles. Buen trabajo Doctor Mendoza, sume otra más a la lista de sus inmundicias contra Beatriz Pinzón.

Le gruño unas palabras al barman, incoherencias llenas de ira sobre tomar cicuta con algo más, porque de verdad que en este momento quisiera morirme y poder dejarla en paz como me lo ha pedido.

Con un nuevo vaso de whiskey en la mano me quedo ahí sentado, mi corazón me arde en el pecho, ya no sé qué voy a hacer ahora.

Me siento perdido, vacío y solo con pensar que podría tener que vivir sin Beatriz, empiezo a entrar en pánico.

Quiero beber hasta que esta sensación se vaya, mi mente se nuble y mi corazón se adormezca. Me bebo casi la mitad de lo que contenía mi vaso y la sensación caliente del alcohol en mi garganta no parece cumplir su cometido.

Otra vez me siento desesperar por completo, justo como hace unos meses cuando ella se fue de Ecomoda, cuando Beatriz huyó de mí después de aquella terrible junta, esa que destruyó mi vida y a la vez de una manera muy irónica, me liberó.

Me siento ansioso y aterrorizado a la vez, porque ahora soy libre para desearla, para buscarla, para amarla.

Soy libre pero estoy amarrado, envuelto y atrapado por mi propia canallada, por todas las porquerías que le hice, por mi debilidad.

Ahora que puedo amarla abiertamente, no sé cómo rayos podría yo recuperarla.

Y es que yo la amo con toda mi alma, pero ella solo puede detestarme con todas sus fuerzas porque sigo arruinándolo todo, no hay palabra que cruce yo con Beatriz que no termine con ella mirándome como la maldita porquería que soy.

Ella tiene todo el derecho porque se merece algo mucho mejor que yo, aunque me niego a aceptarlo y mi mente se rebela contra la idea, muy en el fondo se que es así.

¿Cómo podría yo culpar al tipo ese, al tal francés de Cartagena, si ella es completamente un ángel, la persona más inteligente y capaz que conozco, una mujer que cualquier hombre podría adorar al instante?

Y ese es el origen de mi pesadilla más oscura.

Solo saberla cerca de otro hombre, solo el pensar que cualquiera podría acercarse a mi Betty me empuja hasta el borde y creo que me iré a buscarlos, tras de ellos como un idiota, como el gran y total imbécil que soy, para ajustarme a los golpes con ese maldito francés, y así de cualquier manera evitaré que se la lleve.

- O quizás así se la lleve más rápido – me digo en voz alta.

Un trago más, mi vaso ha quedado vacío de nuevo.

DesesperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora