Desesperación

Capítulo 11

 "No hay nunca un tiempo o lugar para el amor verdadero. Sucede accidentalmente, en un instante, en un solo parpadeo, en un palpitante momento."

― Sarah Dessen, The Truth About Forever

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CAPÍTULO 11

POV Armando

-Señor Armando Mendoza, buenos días, parece que tuvo una noche agitada –me saluda ella como siempre tan elegante, sonriente y muy irónica.

Trae una bolsa en las manos, toca mi brazo por un momento y luego me suelta. Puedo ver como pasea disimuladamente su vista por todos mis golpes y moretones.

-Catalina Angel muy buenos días a ti también, estás tan bella como siempre –le respondo respirando suavemente antes de continuar, aún me duelen mucho las costillas y siento ganas de toser constantemente.

-Tú si te ves terrible Armando, ¿Cómo te sientes? –Pregunta con preocupación -. ¿Ya ha venido el doctor a revisarte?

-A comparación de anoche, me siento mucho mejor Cata, gracias. El doctor que acaba de salir me dice que evoluciono favorablemente y la hemorragia está totalmente controlada.

-Eso es muy bueno, ¿Te dijeron si te van a dejar salir?

-Aún no, esa decisión está tomándola el doctor Sierra más tarde, por ahora me van a hacer un TAC y luego me verá un neumólogo de la clínica, es el especialista en vías respiratorias.

-Pues me alegro de que te veas tan animado, además estás con buen color y hablando bastante bien –afirma ella -. Anoche Betty salió muy preocupada por tu estado, así que me imagino que debías estar hecho un desastre si te veías peor que ahora.

-Pobre mi Betty, todo lo que tuvo que lidiar conmigo anoche –niego con la cabeza un poco, recordando lo estúpido que fui -. En verdad me da vergüenza con Beatriz y con Doña Julia, fui de nuevo el idiota que solía ser, y ninguna de las dos durmió siquiera, todo por mi culpa, apenas pueda y después de disculparme mil veces con su hija, iré a disculparme de nuevo con esa señora.

-Armando, tú sabes que yo he estado muy cerca de Betty desde que ella salió de Ecomoda y me acompañó a Cartagena. Sabes lo mucho que me importa ella, lo mucho que deseo ayudarla a ser feliz –asiento con la cabeza, lo mejor que todos los cables y el oxígeno me dejan.

-Lo se Cata y te lo agradezco mucho –respondo con sinceridad -. Porque a pesar de todo lo que pasó, nunca estuvo sola, que era uno de mis mayores miedos, pensar que ella había huido quien sabe a dónde, sola, después de... -suspiro pesadamente, el aire me falta y no es tan solo por la contusión en mi pulmón.

-Solo dime que todo lo que le has dicho es en serio –me dice con tanta seriedad cómo es posible -. Júrame Armando, por la amistad de tantos años que tenemos tu y yo, que no vas a volver a cometer una canallada con esa mujer, que no vas a lastimarla de nuevo.

Me conmueve profundamente saber que Beatriz tiene en ella un apoyo tan fuerte, una verdadera amiga, me alegra tanto ver que tenga en quien confiar sus problemas y que justamente esa persona sea Catalina. Tiene toda la razón en estar preocupada por ella, yo no confiaría en alguien como el Armando Mendoza de antes.

-Mira Cata, yo te juro por lo más sagrado de mi vida, por mis padres, por Camila, por la misma Beatriz, que estoy hablando completamente en serio, que nunca he sido más serio en toda mi pobre existencia –respiro un poco para tratar de calmarme, el sonido de mis monitores empieza a acelerarse y no quiero tener problemas con las enfermeras -. Yo la amo como no te imaginas y la amo desde hace mucho tiempo, no sabría decirte exactamente desde cuándo, pero sé que cuando ella encontró aquella maldita carta, yo ya no podía vivir sin Betty en mi vida. Fui un idiota y un canalla, y para rematar ayer sentí que otra vez se alejaba de mí, anoche pensé que la perdía de nuevo pero esta vez por otro hombre, eso me puso total y ciegamente celoso, no podía ni pensar de la desesperación que sentía.