16. Descargas.

202 117 140
                                    

"Quisiste tener el cielo, y sin pensarlo desataste el mismo infierno".

"Quisiste tener el cielo, y sin pensarlo desataste el mismo infierno"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ϺЖϺ

MORGAN.

Al despertar me encuentro en una posición sumamente incómoda: atada de pies, manos y cabeza a una especie de silla. Siento ligeras punzadas en mi cabeza. Intento moverla para relajar los músculos, pero resulta imposible ya que está fijada con un círculo de metal que rodea la circunferencia de mi cráneo, impidiéndome cualquier movimiento.

—¿Qué es esta mierda? —murmuro, mientras intento safar mis muñecas.

—La bella durmiente por fin ha despertado —escucho una voz detrás de mí. Pero claro, puedo girarme para ver quién es—. ¿Por qué no has muerto, Kaia? Mi plan no era capturarte sino matarte y así conseguir una guerra con tu padre —escucho sus pasos aproximarse.

—No sé de qué hablas —trato de decir, aunque sé que suena poco convincente.

—Viniste a mí por tu propia cuenta, algo que no esperaba —carraspea, llevándose la mano a la boca—, pero hay que ser honestos, no te quería viva. Cuando te di el suero, lo único que hice fue dormirte para que pudieran matarte aquí y tu padre encontrara una escena perturbadora —comenta haciendo señas en el aire.

—Pues yo aún me siento bastante viva —contesto, con un toque de sarcasmo.

—Ahí está el problema —luce agobiado. Noto algo de preocupación en su rostro.

—No entiendo.

—Verás, cuando mis hombres te dispararon, te creí muerta, pero resulta que no fue así.

—Sí, claro —bufo.

—Empiezas a interesarme más tú que tu padre —hace un silencio incómodo, haciéndome pensar que cometí el error más grande al venir aquí. Con gente incongruente no me gusta relacionarme—. Hemos hecho algunas pruebas en tu cuerpo, aprovechando que te encontrabas inconsciente; te hemos inyectado ciertas toxinas y sustancias.

—Qué interesante —mi cara de fastidio espero que se note. Estoy perdiendo mucho tiempo aquí, jugando a la damisela en peligro.

—El primer síntoma que debiste experimentar es el dolor, y ni siquiera te inmutaste. Después debiste haberte llenado de quemaduras de segundo o tercer grado, pero tu piel está intacta. Solo tuviste ciertos sangrados, pero no mostraste fascies de dolor —el infeliz se coloca frente a mí, y el hecho de ver su rostro ya empeora mi día—. Así que dime algo, Kaia Petrova, ¿qué eres tú?

Su nariz rosa la mía, lo que hace que me percate aún más de sus facciones, las cuales son bastante espantosas, pero no tanto como para asustarme.

—No sé a qué te refieres —forcejeo, pero resulta imposible.

Entre Fragmentos - PROFECÍAS OCULTAS | #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora