Capítulo 12.

334 59 0
                                    


Por azares del destino terminó en la cocina, encontrándose con Hyunjin; que yacía en el piso, con su espalda recargada en una alacena, una botella enorme de vodka y un paquete de alitas de pollo congeladas que sostenía sobre uno de sus ojos.

Jisung tomó asiento junto a él, arrebatandole la botella, y bebiendo grandes sorbos del amargo líquido. Necesitaba algo que nublara su mente y que le evitara pensar con claridad.

—¿Qué le pasó a tu ojo?

—Jeongin.

—¿Por qué?

—Lo besé.

—Oh.

—Oh.

Se pasaban la botella de vodka mientras comían alitas de pollo congeladas, sentados patéticamente en el suelo de la cocina.

[...]

》Flashback《

Minutos antes...

Hyunjin y Jeongin se habían dejado arrastrar por la multitud, perdiendo de vista a sus amigos. Intentaron buscarlos, sin embargo la cantidad de gente hacía que fuera imposible, así que no les quedó más remedio que disfrutar de la fiesta solos.
En un principio no paraban de reír y bromear, ingirieron alcohol, pero no lo suficientemente como para estar ebrios. Mientras saltaban animadamente al ritmo de la música, un borracho empujó a Hyunjin, haciendo que chocara con Jeongin y quedando a escasos centímetros del rostro del menor.

Una corriente eléctrica invadió el cuerpo de ambos, que no paraban de mirarse intensamente. La tensión era demasiado palpable. El magnetismo era demasiado, así que no pasó mucho tiempo cuando ambos, como si de dos imanes se tratara, se acercaron lo suficiente como para que sus labios se tocaran; en un inicio tímidamente, sin embargo; el deseo entre ambos era demasiado, así que el beso fue escalando en intensidad. El menor se sostenía de la cintura del rubio, mientras este lo sostenía con ambas manos sobre sus mejillas. Su beso era cálido, intenso y húmedo.

No estaban ebrios.

Se devoraban con una pasión desenfrenada, como dos personas sedientas caminando por el desierto.
Sin duda era algo que anhelaban desde hacía tiempo, y ahora que por fin se había hecho realidad, se sentía como un carnaval, lleno de fuegos artificiales, de miles de colores diferentes estallando por el cielo.
Era obvio que se correspondían, y que la atracción era mutua; pero de la nada Jeongin se separó bruscamente, diciendo que eso no estaba bien. Se intentó marchar pero Hyunjin lo detuvo.

—Espera, ¿qué sucede, hice algo mal? —preguntó preocupado.

—Sueltame Hyunjin —intentaba zafarse del agarre, sin éxito.

—Por favor, no te vayas —imploró—. Me disculpo si hice algo que te incomodara.

—¡Dije que me sueltes, maldita sea! —soltó un puñetazo en el ojo de Hyunjin y se fue corriendo. El ojo empezó a hincharse y a ponerse morado.
Confundido y triste, se dirigió hasta la cocina. En el camino se cruzó con vasos con licor de quiensabe quiénes; los bebió todos de una sola.
Una vez que llegó a la cocina, se encontraba mareado y con la vista borrosa. Abrió el congelador buscando algo para la inflamación de su ojo, y lo unico que había era un paquete de alitas de pollo congeladas. Resignado, lo colocó en su ojo mientras bebía de una botella de vodka que había encontrado por ahí.

[...]

—Creo que deberiamos descongelarlas primero —expresó un ebrio y deprimido Jisung.

—Que pereza —Hyunjin no se encontraba mucho mejor que el pelinegro, se encontraba incluso peor, ya que el rubio había ingerido una cantidad mucho mayor de alcohol.

—¿Y tú por qué estás aquí Jisung?

—Vi a Minho besando a Eunbi y por alguna razón eso me hizo sentir miserable —Hyunjin asintió, entendiendo toda la situación inmediatamente sin necesidad de más explicaciones.

—Vaya. Esto apesta. Vaya fiesta de mierda.

—Lo sé.

—¿Quieres irte? quédate a dormir en mi casa, te dejaré poner todas las pelis del Studio Ghibli que quieras. 

—De acuerdo. Larguémonos de esta posilga.

Ambos se levantaron a duras penas. Al día siguiente ni siquiera recordaban como es que habían llegado a casa de Hyunjin, y a salvo.

Jisung tenia miles de llamadas y mensajes de Minho pidiéndole hablar con él; pero Jisung decidió ignorar todos, ya que aún no se sentía listo para hablar con él. 

—¿No vas a contestarle?

—No —Ambos suspiraron mientras miraban al techo, recostados sobre sus espaldas sobre la cama, con una terrible resaca.

—Al parecer volvemos a ser dos.

—Como en los viejos tiempos.

Embarrassment || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora