«Mi última clase acaba en 30 minutos»Fue lo que respondió. Jisung se mordía la piel alrededor del pulgar con nerviosismo.
Terminó acordando verse con él en cuanto saliera. Guardó todas sus cosas y caminó hacia el estacionamiento.
«Tranquilízate. No estás haciendo nada malo».
Fue la media hora más larga. Cada segundo pasaba con una lentitud desesperante.
Todo ese nerviosismo se esfumó en cuanto lo vio acercarse, con paso aletargado.
—Hola —lo saludó.
—Hola —respondió.
Una corriente helada los hizo tiritar de frío. Estaban en esa época del año en la que el cielo se nublaba y empezaba a llover de repente, sin previo aviso.
Fueron a refugiarse a una cafetería que quedaba a unas pocas cuadras de la universidad. En todo el camino bromearon y charlaron sobre cosas triviales.
Decidieron ponerse al corriente de las cosas que hicieron durante todos esos años.
—¿Y sigues siendo otaku? —le preguntó Minho.
Jisung arrojó los palillos sobre el plato.
—No. —Meditó un momento—. Al menos no tanto como antes.
—No tengas vergüenza en admitirlo. No te juzgaré.
—¡Qué no lo soy! —arrojó los palillos de nuevo—. Ya cambié. Ya no soy ese niño estúpido de diecisiete que solo sabía dar pena ajena.
—Al menos tus padres no se convirtieron en líderes de secta.
—Minho, ¿qué rayos?
—Nunca te lo dije. Mis padres son fanáticos religiosos y cuando nos mudamos del país, formaron una secta. Hace poco los arrestaron.
Jisung se quedó sin palabras.
—No te creo.
—Pasame tu teléfono.
Obedeció. Minho tecleó un par de cosas a toda velocidad y se lo extendió de vuelta, por encima de la mesa.
La noticia era real. Acababan de arrestar a unos líderes de secta y fueron condenados a veinte años de prisión.
Jisung se quedó boquiabierto.
—Por cierto, «¿LM?» Antes solías tenerme agendado con un apodo raro y lindo y con un corazón blanco junto a un emoji de conejo.
—Sí, pero los tiempos cambiaron.
—Lo sé, pero eso no te impide ponerme un apodo mejor, ¿no crees?
—Déjame pensar —se llevó una mano a la barbilla—. Qué te parece, no, mejor no.
—¡Por qué! ¡Dimeee!
—Leennister emoji de conejo corazón blanco, pero es un apodo que más que lucir genial, da pena ajena.
—A mí me gusta.
Jisung lo miró, con una mueca de asco.
—Dejémoslo así. Aún no somos tan cercanos.
—Tienes razón —recargó la mejilla sobre una de sus manos—. Entonces, cuando lo seamos, ¿tendremos apodos lindos y originales? —preguntó, mientras lo veía fijamente.
—Tal vez.
Un silencio incómodo los rodeó.
Terminaron de comer sin agregar nada más y, cuando salieron del restaurante, pequeñas gotas de lluvia caían.
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Embarrassment || MINSUNG
FanficGracias a un vergonzoso incidente, Han Jisung conoce a Lee Minho. [Aviso ⚠️ Prácticamente este fue el primer fic que subí. No tenía la trama muy clara y literal cada capítulo era una improvisación, por eso puede que la historia tenga algunas carenci...