Capítulo 10.

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Era el décimo octavo cumpleaños de Jisung, debido a eso sus padres decidieron que era buena idea regalarle su propio coche.

Tenían toda la semana debido a reparaciones en la escuela. Una fuga de los baños de hombres para ser precisos, está vez Mingi había ido demasiado lejos. Los pasillos se inundaron de deshechos humanos por lo que habían decidido suspender las clases momentáneamente.

Jisung se encontraba sentado sosteniendo el volante de su nuevo auto.

—¡Mamá, papá, es bellísimo no puedo creerlo! ¡los amo! —chilló Jisung emocionado.

—Te lo mereces cariño, deberías ir a dar una vuelta. Sólo asegúrate de manejar con cuidado —manifestó su madre.

—¿Qué esperas para probar tu nueva carroza? —dijo su padre.

—¿Por qué tanta prisa con que me vaya? ¿Quieren quedarse a solas verdad? Que pillos.

—Que te vaya bien mi príncipe —respondió su padre guiñándole un ojo.

—Está bien ya me voy, para que puedan hacer sus cochinadas agusto.

Jisung se despidió de sus padres y arrancó la camioneta. En menos de cinco minutos se encontraba estacionado fuera de la casa de Minho.

Sacó su teléfono y buscó el número del castaño entre sus contactos.
Como a los cuatro tonos contestó.

—Hola Fiona —respondió Minho, logrando que Jisung rodara los ojos.

—Hola sophie. Asómate por la ventana. Tu caballero ambulante, tu príncipe azul, el dueño de tus quincenas ha venido por ti en su humilde carroza. ¿Qué dices? ¿Le gustaría dar un paseo mi lord? —Minho soltó varias carcajadas por los comentarios de Jisung, posteriormente se asomó por la ventana sosteniendo el teléfono en su oreja.

—Sal.

—Lo que usted ordene mi caballero ambulante, mi príncipe azul, el dueño de mis quincenas... —una vez dicho esto último Minho se encontraba frente al carro de Jisung. El pelinegro bajó la ventana del auto.

—Hola.

—¡Wow, que bonita carroza!

—Gracias ya lo sé —expresó con tono arrogante—. Ahora sube tus inmundos y sucios pies —Minho obedeció, sentándose en el asiento del copiloto.

—¿A donde me llevarás pequeña ardilla?

—Solo daremos vueltas por la carretera hasta que oscurezca con canciones a todo volumen.

—Vaya cita de mierda.

—No te ilusiones pequeña, esto no es una cita. No te enamores de mi o saldrás muy lastimada —bromeó Jisung, haciendo la voz más grave tratando de sonar seductor. Minho estalló a carcajadas. Jisung ya se había acostumbrado a escuchar la peculiar risa del castaño, al inicio le pareció un poco rara y lo descolocó un poco, pero ahora le resultaba agradable hacer reír al mayor. La simple compañía de Minho lo hacía pasar ratos demasiado agradables. Incluso notó un pequeño malestar estomacal cada que veía fijamente el rostro del mayor, el lo atribuía a la comida de la cafetería o a las ganas de cagar. Sí, Jisung era un cagón, su metabolismo era increíble.

[...]

Después de unos cuantos minutos conduciendo, con canciones de twice y openings de anime a todo volumen, ambos se encontraban eufóricos.
Jisung se encontraba tan distraído que no se dio cuenta cuando tomó una carretera equivocada sin retorno.
Cuando cayó en cuenta de la realidad, se encontraban varados en un pueblo a más de cuatro horas de Seúl. Su precioso automóvil nuevo empezó a fallar, soltaba humo y hacía sonidos raros. En un abrir y cerrar de ojos se detuvo, en medio de la nada y Jisung no podía hacerlo andar.

Embarrassment || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora