Embarrassment || MINSUNG

Capítulo 35

Las vacaciones de invierno se acercaban. En unas semanas el año llegaría a su fin. Jisung se sentía ansioso, ya que estaba a casi nada de graduarse. Pensaba en todo y en nada a la vez. Gracias a la extrema cantidad de proyectos y tareas de la universidad, podía distraerse un poco. Terminaba tan cansado que apenas y le quedaba tiempo para preocuparse de su vida amorosa.  
Todo cambiaba cuando estaba a solas, sin nada que hacer. Se pasaba horas viendo tonterías en su teléfono, lo cual no era tan efectivo, ya que todo lo que aparecía referente a las fechas navideñas, o de parejas siendo felices, le recordaba demasiado a Seungmin y no podía evitar extrañarlo a pesar del creciente odio que sentía hacia él.   Era una contradicción de emociones. 
Por otro lado, también estaba Minho, quien lo confundía de una forma horrible. Estar con él era como subir a una montaña rusa, de esas en las que sientes que vas a morir en cuanto te subes. 

El pequeño perrito blanco sin nombre, jugueteaba a su lado, dando brincos y mordiendo los cojines del sofá. Jisung le compró un lindo collar, dispensadores de agua y comida automáticos, una cama, ropa e infinidad de cosas demasiado costosas que apenas podía permitirse .

 Ni a sí mismo se consentía tanto. 

Jisung puso sobre la mesa dos papeles con los nombres “Kim Seungmin y Lee Minho”. Estaba aburrido y solo. No tenía ánimos ni para hacer las compras navideñas por las cuales se emocionaba todo el año. Diciembre era de sus meses favoritos, pero ese en particular estaba siendo una mierda.

—¿Qué debería hacer? —le preguntó al perrito—. ¿Por cuál de los dos me decido? Estoy tan confundido. Soy un imbécil. Seungmin tenía razón, soy infantil e inmaduro.

Lanzó un dado para ver donde caía. 

—A la mierda. Voy a quedarme solo. —Él perro comenzó a ladrar—. Lo siento, solo seremos tú y yo a partir de ahora. Nos mudaremos a una casa en lo alto de una colina y nos convertiremos en ermitaños. Nadie volverá a saber de nosotros, ¿qué te parece?

El perro dio vueltas sobre el mismo lugar antes de acostarse, dándole la espalda.
  
—Odio a los hombres. Incluyéndome. Todos son imbéciles. —Despeinó sus cabellos—. En momentos como este es cuando necesito los consejos del imbécil de Hyunjin. En fin, a la mierda con todos. Una vez que me gradúe, me mudaré y conoceré personas nuevas menos idiotas. 

El perro se estiró, bajó del sillón de un salto y se fue. Jisung no sabía si reír o llorar. Hasta el perro estaba harto de él.

—Bien, aléjate como todos. 

Se encerró en su habitación, puso música en sus auriculares a todo volumen y se durmió. Solo de esa manera podía dejar de escuchar el ruido en su cabeza.

[...]

Esa noche soñó con Seungmin. Todos esos recuerdos aparecieron como si estuviese viendo una película lineal.

Se veía a él, apenas recuperándose del accidente, incluso sentía ese dolor en los huesos que apenas y lo dejaba estar de pie. 

Sus padres consiguieron trabajo en otra ciudad y como él estaba a punto de iniciar la universidad, decidió quedarse. Ya podía seguir con su vida normal, a pesar de unas cuantas molestias en los huesos y uno que otro dolor de cabeza acompañado de zumbidos de oído.

La sensación de vacío que sentía en ese entonces, se hizo presente, demasiado real, como si estuviese volviendo en el tiempo sin poder hacer nada.

En las vacaciones previas a su ingreso a la universidad, decidió buscar un trabajo. Fue reclutado en una tienda de conveniencia. En un principio quería que fuese un trabajo momentáneo, pero incluso después de entrar en la universidad siguió trabajando ahí.