DIECISÉIS

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Disclaimer: la obra es completamente de mi autoría, tomando elementos de Avengers endgame y la serie falcon y el soldado del invierno. Prohibida su copia u adaptaciones.

•••

Sharon jamás en su vida había pisado o siquiera pensó estar en la casa de Bruce Banner, no pasaba por su mente volver a Nueva York para ser precisa. Todos parecían estar concentrados en sus propios asuntos así que eso no la hizo sentir tan mal, pero eso no quería decir que no se encontraba fuera de lugar.

Para variar no había hecho más que mantenerse en silencio, incluso durante el viaje de vuelta a Estados unidos. La vista a través de la ventana creyó que sería solo un recuerdo borroso. De alguna manera, en el fondo, sabía que estaba en casa... ¿Pero qué pasaba con lo que dejó atrás? No era sencillo dejar una vida y retomar otra. No tenía la seguridad de que podría retomarla de todos modos. Quizá solo estaba sobre pensando.

Ellos caminaban delante de ella, incluso Sam que parecía estar enfadado; lo podía notar por la posición rígida de sus hombros. No le dijo nada, se limitó a permanecer en silencio, de brazos cruzados y apoyada en la pared en un rincón poco visible; aunque no era necesario todo eso, seguía siendo invisible...

«Maldición, no había ni un maldito vaso de Ron».

Su pie comenzó a agitarse ansioso y si no soltaba un solo comentario sarcástico era por respeto. Después de todo...Romanoff y Steve lo merecían.

Apretó los labios al verlos juntos.

No porque le doliera o prefiriese ocupar el lugar de ella, sino porque había sido lo bastante estúpida como para no notarlo antes. Steve resplandecía estando cerca de Natasha, la miraba y se aferraba a su mano como si no quisiera soltarla jamás.

Lo que removió algo en ella, lo que le causó una incomodidad que hasta le provocó nauseas fue el pensamiento de estar irremediablemente sola. De que nadie la querría, jamás, de esa manera. Y ya que tomaba en cuenta el tema de la soledad, comenzaba recordar por qué.

«Seguía siendo fugitiva del gobierno».

Todo su cuerpo se estremeció. Si antes no reconocía estar asustada, lo hacía ahora. El senado de seguro ya estaba al tanto de su situación y Sam no había dicho absolutamente nada después del incidente con Karli.

Lo siguió con la mirada; él tomó asiento, parecía estar meditando y lucía miserable.

«Bien, eso era un poquito reconfortante, dada su situación». Sharon elevó las cejas y esbozó una sutil sonrisa. Y entonces, como si lo hubiera llamado con el pensamiento y le hubiera dicho "Oye, aquí estoy", Sam se fijó en ella por un par de segundos. Eso bastó, supuso Sharon, para que analizara su expresión.

Era demasiado entrometido, pero no podía hacer nada en contra. Era su estúpida naturaleza. Pero luego desvió el rostro. La volvió a ignorar. Estaba en una posición ligeramente encorvada, exhausto. Y era evidente que no podía lidiar con más de dos cosas a la vez así que Sam terminó fijándose en Steve.

—Lo van a relevar y con suerte no estará tras las rejas por tratarse de un criminal. — Sam escupió lo último con ironía.

—¿Y qué sucederá con Steve? —Bucky se sentó a su lado, pareciendo incluso más mortificado que el propio Sam—. Debemos explicarles que fue una confusión, que está bien.

—Por si no lo has notado, has violado la única condición por la que se te permitía estar en libertad.

Sam lo miró fulminante. Bucky solo se encogió de hombros.

—No es la primera vez en la que tengo que burlar la seguridad. Lo dices como si no lo hiciéramos todo el tiempo. Primero somos la amenaza y luego somos su única alternativa. Somos su única alternativa, Sam. Al demonio con sus malditas restricciones.

𝙍𝙀𝙏𝙐𝙍𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora