Capítulo 13 - Soluciones indeseadas

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Capítulo 13: Soluciones indeseadas.

Mientras su pie presionaba el acelerador se preguntó cuánto más podría mantener aquel ritmo antes de que algún policía se decidiera a reprenderla por exceder aquel límite de velocidad. Ella sabía que llegaba tarde para reunirse con el abogado y por primera vez no lo había hecho con intensión, simplemente se había perdido en la hora. Claro está, no es como si sus explicaciones sirvieran de mucho para la persona que la esperaba así que ni siquiera pensó en montar una. Él solo quería algo de ella. Su firma. Y después de tanto tiempo finalmente se la daría.

El semáforo cambió cuando se acercaba así que tuvo que detenerse. No era como si hubiera mucha fluidez vehicular pero tampoco quería tentar su suerte.

El sonido del teléfono la hizo voltear a mirar la pantalla. El nombre del hombre que la esperaba se leía en la pantalla pero ella sabía que atender solo sería una pérdida de tiempo, él probablemente le gritaría y ya tendría tiempo para hacerlo cuando estuviera en la oficina.

Con un resoplido decidió que lo mejor sería apagar el aparato hasta que terminara con todo así que lo tomó y presionó el botón de apagado. Con su visión periférica observó el cambio de color del semáforo así que decidió avanzar mientras terminaba con el trabajo de apagar el aparato.

El sonido de una bocina viniendo de quien sabe donde la hizo levantar la mirada justo a tiempo para el momento en que un auto que no se detuvo en su luz roja la embistió ocasionando que saliera de su carril.

El auto patino y los movimientos bruscos comenzaron en un vano intento de retomar el control pero fue imposible. Los neumáticos continuaron patinando hasta que observó como el final de la barricada se acercaba. Sus pies apretaron con fuerza los frenos pero fue inútil.

No había más que hacer.


Sus ojos se abrieron con brusquedad y su cuerpo salió disparado del asiento como si en realidad hubiera frenado. Parpadeó varias veces para aclarar su entorno y poder orientarse en el espacio hasta que notó que realmente se encontraba en un auto en movimiento pero no era nada cercano a lo que había aparecido en su sueño. El camino se encontraba bien y tranquilo y Claire, la persona que conducía, se encontraba impasiblemente bien.

―Bueno, hasta que finalmente despiertas, Bella durmiente ―su hermana soltó una risita sin despegar la vista del camino lo cual la alivió teniendo en cuenta el sueño del cual acababa de despertarse―. ¿Pesadilla?

―Creo que más bien fue un recuerdo ―reflexionó cuando las partes del sueño comenzaron a juntarse. Se parecía bastante a la explicación de su accidente que Nathan le había dado.

―¿De verdad? ¿Entonces es eso, estás recuperando la memoria?

―Ojalá fuera eso ―soltó un bufido con resignación―, haría las cosas mucho más fáciles.

―Tal vez ese sueño/recuerdo sea un progreso ―se encogió de hombros.

―Es posible, pero no viene con la suficiente rapidez.

―¿Entonces vas a contarme la razón por la que viniste?

―¿No puedo simplemente venir a visitar a mi increíble hermana? ―inquirió con inocencia.

―Amnésica o no, si eres terrible mentirosa.

―Está bien, está bien. Te lo diré en cuanto lleguemos. ¿Cuánto tiempo falta para llegar a tu casa?

―Te dormiste casi todo el camino así que estamos cerca.

Efectivamente, dos minutos más tarde, Claire estacionó el auto frente a una pequeña pero acogedora casa. Sorprendentemente era el tipo que ella siempre imaginó que tendría para sí misma: hogareña, con colores alegres y la típica valla blanca. El interior era igual de cálido con la madera predominante en sillas, muebles y estantes. Claire le indicó que la siguiera y ambas subieron al siguiente piso.

Desde el principio... Otra vez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora