Capítulo 8 - Elecciones y consecuencias

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Capítulo 8: Elecciones y consecuencias.

Estaba cansado de las mentiras, del pasado y de él mismo. Por una vez, lo único que quería era dejarse llevar por el momento y habían sido esas emociones las que lo habían llevado a tomar a Ashley sin aviso previo.

Prácticamente era como explorar desde el principio sus labios. ¡Por el amor de Dios, ni siquiera podía recordar cuando había sido la última vez que la besó como se debe!

Quería tomar todo de ella, incluso perderse a él mismo en el proceso. No sabía cómo había entrado en ese proceso de frenesí pero no parecía haber ninguna forma de detenerse cuando sus manos viajaron hacia el trasero de Ashley y un gemido salió de sus labios.

―Nathan... ―la escuchó decir su nombre entre jadeos. Su agarre se apretó, dispuesto a terminar lo que había empezado en el piso de arriba cuando esta vez sintió las manos de ella en su pecho―. ¡Basta, Nathan!

Como si lo quemara, Nathan retrocedió varios pasos para alejarse de ella. Ambos tenían la respiración agitada y la intensidad podía notarse tanto en el ambiente como en la oscuridad de sus ojos. Sin embargo, algo más provenía de Ashley y no era sensualidad o erotismo. Sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados y su cabello alborotado lo hacían sentirse orgulloso por su trabajo pero no se sentía satisfecho de que lo hubiese alejado de ella.

―¿Qué sucede? ―preguntó cuando los dos pudieron calmarse lo suficiente como para empezar una discusión.

―¿Qué sucede? ―repitió ella con sarcasmo―. Sucede que no pienso tener "sexo de reconciliación" en lugar de hablar los problemas. Tienes un grave problema de macho neandertal queriendo marcar territorio.

―No...

―¡No te atrevas a decirme que no es cierto! ―le recriminó, apuntándolo con un dedo―. No has querido entablar conversación conmigo en todos estos días y ahora aparece de la nada el tema de Jeff y ¡puff!, demasiada cercanía ―dio un paso hacia él con aspecto amenazante―. Cuando te intereses si quiera en preguntarme por mi día, hablamos.

Se giró sobre sus talones y salió del lugar dejando el eco de sus pasos al alejarse. Tardó varios segundos en salir de su aturdimiento pero la comprensión de lo que había hecho no se hizo esperar. Su acto había sido claro, quería dejar una marca en ella como señal a Jeff de que no podía acercarse. Sin embargo, aceptaba que estaba celoso porque aquel hombre había estado haciendo con ella lo que él había querido evitar por temor a adentrarse en terreno peligroso al hablar de su pasado.

Para poder ser claro con alguien más debía aclarar sus propias ideas y lo que necesitaba en ese momento era alejarse.

****************

Despertarse y recordar lo que sucedió la noche anterior no fue grato. Había pasado varias horas mirando el techo haciéndose una cantidad de preguntas que superaba todas las que se había hecho desde que despertó en el hospital después del accidente sin poder recordar varios años de su vida. ¿Había hecho bien en detener a Nathan? Eso era algo que sin duda le carcomía el cerebro, es decir, definitivamente necesitaba hablar con él largo y tendido para poder aclarar todo pero quizás estar con él podría ser el primer paso. No estaba segura ni de ella misma.

Por otra parte no dejaba de pensar en qué se había ido a hacer Nathan después de escuchar el portazo al salir de la casa. En todas esas horas de desvelo no escuchó la puerta abrirse nuevamente así que no estaba segura de que hubiese vuelto a casa.

No quería ni imaginar en donde se habría podido quedar.

El sonido de un golpe en la puerta le dio estúpidas esperanzas. La noche anterior había esperado que su esposo se diera cuenta de su error y corriera a pedirle disculpas pero eso no pasó. Quizás había querido darle tiempo y ahora venía a rectificarse.

Desde el principio... Otra vez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora