Capítulo 6 - Más sinceridad de la requerida.
Despertar junto a Nathan era una sensación extrañamente familiar. No era la primera vez que lo hacían ―era claro que en sus años de matrimonio aquello era algo usual entre ellos― pero para Ashley, dormir con un hombre era algo nuevo. Aunque fuera su esposo.
Desde su posición podía escuchar el ritmo acompasado de los latidos de Nathan. Era tranquilizante después del susto que pasó la noche anterior y con eso recordó que había algo por resolver. Él debía explicarle lo que había sucedido.
Se levantó de la cama tratando de hacer el menor ruido posible pero en cuanto tuvo los pies fuera de ella observó los ojos de su marido abrirse.
―¿A dónde vas? ―preguntó con voz adormilada― Quédate otro rato.
―Por la posición del sol, ya debe ser tarde.
―¿Qué? ―Se levantó bruscamente― ¿Qué hora es?
Ella miró a su alrededor hasta encontrar el reloj sobre la mesa al lado de la cama. Los números resaltaban en color rojo.
―Casi las diez.
Como si hubieran encendido un interruptor, Nathan saltó fuera de la cama.
―¿Qué haces? ―Ashley lo miró caminar directamente hacia su armario para sacar un traje en color gris y una camisa azul celeste.
―Tengo que estar listo para ir al trabajo.
―¿Ir al trabajo? ―Repitió, incrédula― Después de lo que ocurrió ayer no creo que sea buena idea. Deberías descansar.
―No pasó nada, solo estaba cansado.
Ella se movió para bloquearle el paso al baño y hacer que la mirara. ―Es por eso que digo que lo mejor es que te quedes. ¿Has estado descansando bien?
―Estoy bien. La empresa no está para descansos en estos momentos.
―¿Es por eso que llegaste tan tarde?
Nathan suspiró pero no respondió. Intentó rodearla para buscar la toalla pero ella continuó impidiéndole el camino.
―Tenemos que hablar.
―Estoy seguro que puede esperar.
―Lo estas evadiendo ―le acusó mirándolo directamente a los ojos aunque él trataba de rehuir su mirada―. Sabes perfectamente lo que necesito saber.
―Ashley, no tengo tiempo para esto...
―¡Entonces habla de una vez! ―exigió con el tono más brusco de lo que había esperado pero comenzaba a molestarle que la tratara como una estúpida cuya memoria era a corto plazo.
― ¡No puedo! ―replicó él a la defensiva― No es el momento. Lo mejor es que comiences tus sesiones con la doctora Sullivan, te enviaré el número en cuanto lo consiga mi asistente y te lo daré para que tú misma arregles una cita. Los recuerdos deben volver a tu mente por merito propio, no puedo decirte nada.
Finalmente logró evadirla y se encerró en el baño. Nathan la estaba tratando como una niña pero tenía razón en que mientras más pronto se pusiera en contacto con la terapeuta, más pronto su mente se pondría en marcha para hacer su trabajo.
Sabiendo que no tenía nada más que hacer ahí, salió de la habitación.
****************
Se le estaba haciendo costumbre ocultarle las cosas a Ashley y empezaba con el hecho de no decirle la condición de su matrimonio antes del accidente. Sin embargo, era las preguntas que había evadido esa mañana antes de ir al trabajo lo que carcomía su mente.
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Desde el principio... Otra vez ©
ChickLitAlgunas veces se reciben segundas oportunidades sin pedirlas.