Capítulo 27: La oportunidad.
Aquella jodida luz iba a matarlo. Sus retinas probablemente se quemarían si duraba un minuto más bajo aquella maldita lámpara y aquel doctor revisando sus pupilas.
«Mira a la izquierda, mira a la derecha» su cabeza probablemente se saldría de su eje si continuaba siguiendo las instrucciones del hombre de bata blanca. Soltó un respingo cuando finalmente el hombre apagó aquella cosa y le comunicó que estaba avanzando favorablemente.
Había despertado hace diez minutos y lo único que quería era hablar con Ashley. Ella había estado sentada junto a su cama cuando abrió los ojos por primera vez pero, antes de poder mediar palabra y explicar el alivio que sentía al ver que David no le había hecho nada, ella corrió con la enfermera de turno y le notificó su despertar.
Casi de inmediato el doctor estuvo ahí y le pidió a su esposa que saliera. Él no quería que se apartara de su vista pero el tipo supo como aplacarlo cuando le dijo que si no se comportaba le aplicarían más anestesia y volvería al mundo del sueño. Necesitaba ver y hablar con su mujer pero primero necesitaba salir del jodido doctor y entre más pronto hiciera lo que le decía más rápido se iría.
―¿Cuánto tiempo tendré que estar aquí? ―cuestionó mientras el doctor anotaba su progreso en el historial médico.
―Acabas de despertar después de un fuerte trauma, necesitas tomarlo con calma ―aquello no sonó bien para él porque no le dio una respuesta directa.
―¿Qué tanto? ―presionó. Cruzó los brazos sobre su pecho aun cuando la intravenosa en su mano le hizo el trabajo difícil pero su mirada seguía en el doctor.
―Veremos cómo evolucionas los próximos días. Si todo sigue como hasta ahora, estarás fuera muy pronto.
Nathan maldijo al verlo salir de la habitación porque aquella había sido una respuesta muy vaga. Eso quería decir que no había tiempo definido para su estancia en aquel hospital así que comenzaba a desesperarse.
Su ira fue momentáneamente disuadida cuando Ashley entró nuevamente en la habitación. Los pocos segundos que tuvo antes de que ella corriera a informar a las enfermeras no habían sido suficiente para mirarla adecuadamente. A simple vista no había nada mal con ella pero estando más cerca pudo notar la hinchazón bajo sus ojos y su rostro rojo. Con un solo vistazo, sus ojos se anegaron en lágrimas por lo que extendió un brazo hacia ella.
―Ven aquí ―la llamó y ella casi corrió hacia él.
Sintió sus sollozos sobre su pecho y la humedad de sus lágrimas empapó su bata de hospital. La mantuvo fuertemente contra su pecho, dejando que ella se desahogara. No sabía por qué lloraba exactamente pero lo único que quería era que sacara todo y finalmente verla sentirse mejor.
―Pensé que te había perdido ―murmuró ella, la voz amortiguada por su pecho. Nathan la obligó a levantar la mirada y pudo ver que había miedo en sus ojos.
―Estoy aquí. No iba a dejarte lidiar sola con él ―estuvo muy cerca de hacerlo y aquello lo asustó pero no quiso pensar en eso―. Aunque debo preguntar cómo es que sigo aquí.
Ella se separó unos centímetros más pero los brazos de él viajaron a su cintura, asegurándose de que no se alejara mucho.
―Después de que le colgaras a Lynn, ella me contó lo que le había dicho Claire sobre David. Cuando pensé sobre lo que había pasado en mi habitación y luego ella me dijo eso, casi tuve un ataque. Algo me decía que no eran coincidencias así que le dije que llamara a la policía mientras nos dirigíamos a casa.
―¿Ustedes fueron quienes golpearon a Becker? ―preguntó, recordando lo último que había visto antes desmayarse. No había podido registrar el hecho, solo que la presión finalmente se aflojaba.
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Desde el principio... Otra vez ©
ChickLitAlgunas veces se reciben segundas oportunidades sin pedirlas.