Capítulo 7: Explicaciones no verbales.
En la semana que transcurrió no pudo ver de nuevo a Jeff y las evasivas de Nathan se hicieron tan evidentes al punto de salir lo más rápido posible en las mañanas y llegar muy entrada la noche.
Su única esperanza era comenzar las sesiones con la doctora Sullivan lo antes posible así que cuando llegó el martes se sentía ansiosa y nerviosa.
Ni siquiera esa mañana Nathan se tomó más del tiempo necesario en el desayuno. No había podido hablar con él sobre su encuentro con Jeff o sobre las sesiones con la terapeuta. Él no estaba siendo de ayuda en lo absoluto pero se encargaba de reducir mis oportunidades de hablar con él.
Al llegar al consultorio la atendió su secretaria. Dijo que la esperara adentro porque la doctora se encontraba atendiendo una llamada y en breve estaría con ella.
Dentro de la oficina, la decoración era minimalista pero quizás era con un propósito. Lo más resaltante eran los títulos de Sullivan y alguno que otro cuadro. Una planta cerca del gran ventanal con una maravillosa vista y un diván con una silla al lado. Era lo único que realmente representaba su papel de terapeuta.
―Lamento la tardanza ―se disculpó la mujer al entrar en la oficina.
Vestía pantalón formal y camisa blanca con volados. Le recordó al estilo que parecía solía usar antes de perder la memoria así que se preguntó si habían sacado los consejos de moda de la misma revista.
Mala elección.
―Ashley Armentrout, ¿cierto? ―asintió, confirmándolo―. Muy bien, cuéntame sobre tu problema.
―¿No habrán pinturas que tenga que descifrar y expresar mis sentimientos? ―bromeó porque se sentía nerviosa y las manos no paraban de retorcerse en su regazo.
―Tal vez más tarde ―sonrió ella inspirando confianza. Suspiró.
―Hace un par de semanas tuve un accidente de auto ―comenzó―. Cuando desperté no lo recordaba, de hecho, no recordaba absolutamente nada desde la universidad y eso ocurrió hace siete años.
―De acuerdo ―juntó sus manos sobre la mesa―. Exactamente ¿Qué es lo último que recuerdas?
Esta vez, quiso forzar a su memoria. Específicamente no había pensado en eso pero se obligó a si misma a construir un escenario más detallado. Sin embargo, fue inútil. Sus recuerdos eran dispersos cuando se acercaba a esa fecha.
―Solo recuerdo mi primer año en la universidad. Recuerdo haberlo empezado pero no terminado así que supongo que en algún punto comienza mi pérdida.
En algún punto de la sesión terminó en el diván que observó al entrar. Denise, como le había dicho que se llamaba, continuó haciendo preguntas en un intento de recrear sus últimos recuerdos antes de empezar a adentrarse en los que parecían haber desaparecido por completo de su cabeza.
Al parecer, su conversación con Lynn fue lo último que recordaba. Se suponía que tendrían exámenes así que se encontraban bromeando sobre una posible relación con su muy guapo primo. Aquello fue divertido pero pronto le dejó claro que eso no podría ocurrir. Luego ella habló de su novio para la fecha y sobre una fiesta a la que acudirían. No recordaba haber ido a la fiesta así que ese era el punto exacto.
―Tendrás que hablar con tu amiga ―dijo cuando la sesión finalizó―. Nos veremos el próximo martes y quiero que ella te cuente si finalmente fuiste a esa fiesta. Necesitamos empezar por algo.
Asintió y salió del lugar sintiéndose algo mejor. Ahora tenía una excusa para que alguien pudiera hablarle de su pasado sin decirle que aquello podría perjudicarla en lugar de ayudarla.
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Desde el principio... Otra vez ©
ChickLitAlgunas veces se reciben segundas oportunidades sin pedirlas.