Capítulo 22: Recuerdo indeseado.
El ruido en su cabeza se había apagado. Era como si un interruptor hubiese sido bajado y automáticamente todo se disipó. Pero no desapareció. Cada palabra, cada imagen evocada, todo estaba en su cabeza, asentándose poco a poco y dándole espacio para acostumbrarse.
Tan pronto como Ashley fue consciente nuevamente de su cuerpo reconoció lo que era un recuerdo y lo que realmente había escuchado en el despacho de Nathan, a pesar de que las conversaciones habían sido muy parecidas.
Las cosas no habían vuelto a su mente todas a la vez, desencadenadas a un estímulo como algunas películas hacían parecer. Aquel había sido un recuerdo de tantos que le faltaba por recuperar pero era el más importante de todos.
Ahora sabía la razón por la que había dejado a Nathan.
Recordar haber escuchado esa conversación también le recordó lo que sintió en ese momento. Incluso en ese momento podía sentir la opresión en el pecho, su corazón se había roto tras las palabras dichas por Nathan pero ella había decidido sustituir el dolor por el odio y había decidido hacer de su vida un infierno en lugar de terminar con la farsa que había construido Nathan al casarse con ella.
Ser consciente de los pensamientos que pasaron por su cabeza cuando supo esa realidad le provocó un profundo miedo. No sentía lo mismo que había sentido la Ashley de ese recuerdo y no sabía por qué, quizás por las palabras de Lynn o las demostraciones de afecto que había tenido su esposo con ella mientras no recordaba.
No podía negar que le dolía, sin embargo. Aun seguía sin poder recordar qué era lo que había hecho que Nathan se sintiera culpable para comenzar a salir con ella pero tenía que ser algo muy grave. Más allá de eso, algo que no había podido entender en su momento por el enorme rencor que había decidido sentir era que él también había tenido que renunciar a algo en su momento. Según su recuerdo, Nathan había estado por casarse ―o al menos hacer la proposición― antes de que ese algo ocurriera.
«¿Se preguntaría él que hubiera pasado si...?» No quiso terminar el pensamiento. De no ser por ella eso no tendría que ser una pregunta hipotética y se sentía culpable. Tal vez si hubiera decidido dejar a Nathan en cuanto supo o al menos encararlo, él habría tenido una oportunidad de experimentarlo. Con Mónica o cualquier otra mujer.
Por los ruidos que se escuchaban a su alrededor sabía que había alguien cerca. No estaba preparada para hablar así que prefirió permanecer en la misma posición en la que estaba y esperar hasta que finalmente le dieran un momento de privacidad.
―¿No crees que sea necesario llamar a un medico? Ha pasado un tiempo ―era la voz de Nathan. Por el tono sabía que estaba cerca y lo comprobó cuando el colchón se hundió bajo su peso.
―Fue un desmayo, Nathan. Solo han pasado diez minutos ―esta vez fue la voz de Lynn tratando de calmarlo.
Escuchó otro movimiento y a continuación la voz de Gracie pidiendo permiso para retirarse, luego la puerta se cerró.
―¿Crees que esté enferma? ―su voz preocupada la enterneció y la hizo sentir culpable de fingir que aun seguía sin despertar pero realmente necesitaba organizar sus pensamientos antes de tener que enfrentarse a ellos.
―Más bien creo otra cosa ―se sintió curiosa por la teoría de su amiga, incluso pudo imaginar a Nathan mirándola sin entender―. ¿Han estado juntos últimamente?
―¿Qué clase de pregunta es esa? ―casi quiso levantarse a negarlo, sabía a qué se refería su amiga.
―Responde a la pregunta, primo. Tu mujer puede estar embarazada ―otro movimiento y esta vez ya Nathan no estaba en la cama.
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Desde el principio... Otra vez ©
ChickLitAlgunas veces se reciben segundas oportunidades sin pedirlas.