–¡Wei Ying!
Después de escuchar semejante grito a Wei Ying casi se le cae la computadora de la mano.
No sabe que le pasa a Lan Zhan, pero desde hace dos semanas que lo anda persiguiendo por toda la oficina sin parar, y todo paso justo después de esa cena. No sabe si sentirse preocupado o no.
–Hola Lan Zhan, casi me asustaste. –coloco la computadora sobre el escritorio. –¿Qué ocurre?
–A que no adivinas.
Mostró dos entradas a una convención de tecnología.
Wei Ying no pudo evitar emocionarse.
–¡¿Es en serio?! ¡¿Cómo las conseguiste?! Trate de comprarlas, pero estaban agotadas.
Wei Ying había sido invitado como el Loto Rojo a la convención, pero debido a que tenía que revelar de manera masiva su identidad no acepto. Lo cual fue triste porque con todo lo que había pasado en la compañía Lan se le había olvidado comprar las entradas y cuando recordó ya estaban agotadas.
–Pues supe que querías ir y estuve pendiente de comprar las entradas.
Wei Ying le sonrió.
Mentira, somos una empresa de tecnología es obvio que no compre las entradas. Pero... Esto no es algo que él necesite saber.
–Gracias Lan Zhan, realmente quería ir.
–Entonces... ¿Nos vemos esta noche?
–Seguro.
Al momento en que Lan Zhan se fue, un muy colorido Jiang Cheng entró.
Tenía puesta una camisa rosada y unos pantalones verdes fosforescentes. Venía con el ceño fruncido y le gruñía a todo aquel que lo miraba.
Cuando Wei Ying lo miró, no sabía si reírse o preocuparse.
Un fanático de la moda como Jiang Cheng jamás, JAMÁS, usaría ese tipo de ropa, mucho menos en la oficina donde todo el mundo podía verlo.
–Jiang Cheng, sobrino querido, ¿qué coño estás usando en el trabajo?
–¡¿CREES QUE QUERÍA USAR ESTA PORQUERÍA DE ROPA?! –Cheng estaba al borde de un colapso. –¡ESTO ES HORRIBLE! Aparte de que no combina, todo está fuera de moda.
Jiang Cheng empezó a quejarse, y Wei Ying sabía que ni siquiera un milagro iba a hacer que él se callara ahora.
–¡MIRA ESTOS PANTALONES! No combinan con mi hermoso rostro. –empezó a hacer pucheros.
–Pero la camisa es linda al menos.
–¿Lo crees? –Cheng lo miró con esperanza. –Bueno, tengo que admitir que no es bonita, pero la luzco bien.
–Exacto, nadie puede lucir está ropa como tú. –Wei Ying trató de no reírse, no quería hacerlo sentir mal. –La ropa es horrible, pero en tu cuerpo extrañamente luce todo menos feo.
–Lo sé, todo luce bien cuando me lo pongo.
–Sí, sí... Ahora dime, ¿cómo fue que escogiste esto? ¿Tu ropa se prendió en fuego o qué?
La mirada de Jiang Cheng empezó a hervir de furia.
–¡Fue el bastardo de Nie Mingjue! Hicimos una apuesta hace una semana, habíamos apostado que yo podía ganarle en Mario Kars, nadie puede ganarme en Mario Kars, pero no sé cómo ¡EL BASTARDO ME GANÓ! –Wei Ying se tragó la risa dentro de lo más profundo de su ser.
–Jiang Cheng, nadie puede ganarle a Mingjue en Mario Kars, ni siquiera yo. Fue una apuesta ridícula y tienes que aceptar tu derrota.
–Es ridículo, totalmente ridículo. Quiero la revancha.
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El Jade y El Loto (WangXian)
AléatoireEn un callejón oscuro a mitad de la noche suena un disparo. -Debí haber dicho que no.-Lo dijo mientras una sola lagrima caía silenciosamente por su mejilla. Una serie de sucesos llevan al hacker profesional "Loto Rojo" conocer al temible "Jade Bl...